La Fundación del Instituto para la Sostenibilidad de los Recursos (ISR) desarrolló ayer la primera serie de ponencias técnicas enmarcadas en el convenio firmado con la Consejería de Medio Ambiente para encontrar un consenso entre Administración y otros agentes políticos y sociales con el que desarrollar un plan de gestión de residuos en la ciudad.
Para ello se enviaron invitaciones particulares a miembros de asociaciones ecologistas, empresas relacionadas con el reciclaje y el manejo de residuos y a partidos políticos. La apertura y presentación corrió a cargo de la consejera de Medio Ambiente, Yolanda Bel, que habló de las bondades de la Fundación ISR de la que espera que aporte luz a un tema que se complica más a medida que se avanza en él.
“Hay que poner mucha inteligencia y no vale tener una idea fija”, apuntó Carlos Martínez, presidente de la Fundación ISR, y encargado de inaugurar la mañana con la conferencia La nueva política europea. Directiva Marco de Residuos en la que desgranó las líneas generales propugnadas desde la Unión Europea. Ejemplificó esta dificultad en el desarrollo de políticas y normativas de residuos en el consumo de envases: “El gran objetivo que se planteó fue el de promocionar el consumo de envases grandes y acabar con los monodosis. Pero un estudio certificó que un ciudadano europeo tira 60 kilos de alimentos no consumidos por estar en envases no adecuados al tamaño. Era peor la solución que el remedio”.
“Los objetivos cuantificados son los de un 50 por ciento de todos los residuos urbanos o municipales, ya sean reutilizados mediante reciclaje o compostaje”, explicó Martínez, que identificó también los cuatro sectores principales para esta reducción de la masa total de basuras: materia orgánica, papel, envases, reparación y reutilización de enseres y aparatos.
Otro de los puntos sobre los que inició el director de la fundación fue el de la prevención, que recoge objetivos cuantitativos, es decir la reducción del volumen de residuos; cualitativos, hacerlos menos peligrosos; y de disminución de los impactos ambientales que provocan. Un apartado con un mayor vacío dentro de la directiva ya que “deja para 2014 el establecimiento de indicadores a partir de las experiencias de los Estados miembros”.
El objetivo “intelectual” de la ley se encuentra en el vertido cero; no producir ningún residuo y dirigirse hacia la reutilización plena. “Ahora se está estudiando como recuperar las cenizas de los procesos llevados a cabo en la valorización energética para poderlas reutilizar. La idea es que sólo se lleva a vertederos las puntas estacionales o la puntas que se puedan producir por una avería de la estación”.
La incineración, la principal polémica de la directiva
La aceptación en la Directiva Marco de Residuos de las incineradoras fue criticada “urbi et orbe ya que algunos consideraban que no se debería admitir”, explicó Carlos Martínez. La dorectiva acepta dentro de unos parámetros de eficiencia energética cualquier proceso de eficiencia energética: “Algo que es más fácil de conseguir en el norte de Europa ya que allí se utilizan como calefacción de barriadas. Por lo que en la ecucación de eficiencia se incluye la energía calorífica”.