Categorías: Opinión

El nuevo modelo turístico español

Cada año, el 27 de septiembre se celebra el Día Mundial del Turismo, desde que en el año 79, la Asamblea General de la Organización Mundial del Turismo (OMT), reunida en Torremolinos (España) lo instituyera así, para hacerlo coincidir con el aniversario de la aprobación de los Estatutos de la OMT el 27 de septiembre de 1970. Su objeto, como se indica en sus páginas oficiales, es fomentar la sensibilización entre la comunidad internacional respecto a la importancia del turismo y su valor social, cultural, político y económico.  
El lema de este año es “Turismo y agua: proteger nuestro futuro común”, que está relacionado con el Año Internacional de la Cooperación en la Esfera del Agua, 2013. Lo que se pretende es sensibilizar a la opinión pública respecto al papel del turismo en el acceso al agua. Se ha de tener en cuenta que el agua es un elemento crucial para la seguridad, la lucha contra la pobreza, la justicia social y la igualdad de género. En este sentido, ya la Asamblea General de la ONU, a través de la Resolución 64/292, reconoció en 2010 “el derecho humano al agua y al saneamiento, reafirmando que son esenciales para la realización de todos los derechos humanos”.  Por ello, los organismos internacionales nos recuerdan que una de cada tres personas vive en un país con escasez de agua y que para 2030 es posible que esta escasez afecte a la mitad de la población mundial, y que todo esto se agravará como consecuencia del cambio climático y del incremento de las necesidades de la población. Se impone, por tanto, un uso racional del agua.
Como nos dice el Instituto de Estudios Turísticos, "España se encuentra actualmente en una fase de transición que está cambiando hacia un modelo turístico orientado hacia la innovación, la excelencia y la sostenibilidad, y sobre todo la satisfacción y el bienestar de los turistas". Para argumentar esta afirmación los datos obtenidos de la última encuesta sobre movimientos turísticos en frontera y sobre el gasto turístico de 2011, indican que las actividades más demandadas por los turistas internacionales que visitaron España en ese año fueron las culturales, seguidas de las de diversión, las deportivas, gastronómicas y visitas a parques temáticos. Frente a ello, el colectivo de turistas que no realizó ninguna actividad representó solo el 27,5%. De la misma forma, el 83,5% de los turistas recibidos habían venido previamente, gastando más que los que lo hacían por primera vez. Es decir, en España empezaban a venir turistas por otras razones, además de por el sol y playa.
Los estudios que hemos realizado en la Universidad de Granada, también corroboran el agotamiento del modelo de sol y playa, aunque analizándolo desde otra perspectiva. Así, los modelos estadísticos utilizados, con datos desde 1998 a 2011, evidencian que el número de visitantes ha seguido creciendo, sin que las horas de sol hayan ejercido influencia estadística significativa alguna en los mismos. Pero además, el número de visitantes siguió incrementándose incluso a partir de 2008, que es cuando comienza la crisis económica en España, a pesar de que también lo hizo nuestro Producto Interior Bruto, lo que confirmaría que nuestros turistas no han estado influidos, de forma importante, por nuestro diferencial de renta respecto a otros destinos que pueden ofrecer también sol y playa.
Es cierto que el tradicional modelo de sol y playa ha dado evidentes beneficios a nuestra economía. Así, de los más de 900 millones de turistas anuales del mundo en 2007, casi 60 millones viajaron a España, que se situaba así entre los cinco primeros destinos turísticos del mundo, junto a Francia, Italia, Estados Unidos y China. En 2010 se alcanzó casi los 53 millones de turistas, en su mayoría procedentes del Reino Unido (12,5 millones), seguido de Alemania (8,8 millones), Italia (3,5 millones) y Países nórdicos (3,5 millones). Y en 2011 se consolidó la tasa de incremento de turistas a nivel mundial, con un incremento del 4,4%. Lo anterior ha supuesto una participación de más del 10% en nuestro PIB, arrojando un saldo positivo de la balanza turística capaz de sufragar gran parte del déficit comercial. De hecho, en 2012, se recibieron más turistas, que tuvieron un gasto medio por persona superior, que en 2011.
Desde el punto de vista de la oferta, la principal contribución del turismo al desarrollo económico de los países es su capacidad de generar empleo. Así, en 2011 el 11,8% de los ocupados en España estaban empleados en el sector turístico. Y de los 2,5 millones de activos de este sector, 2,1 estaban ocupados, siendo su tasa de paro del 15 % (a nivel nacional fue del 21,6%), aunque su tasa de temporalidad fue superior al total de la economía (un 32,9%). En 2012 se mantuvieron cifras similares.
Pero también dicho modelo ha originado problemas graves al medio ambiente. Ya lo advertía la OCDE en su programa para analizar los resultados medioambientales, que tiene como principal objetivo ayudar a los países miembros a mejorar los resultados individuales y colectivos obtenidos en su gestión del medio ambiente, con respecto a sus objetivos internos y a sus compromisos internacionales. En el análisis efectuado en 2004 sobre España se daban datos sobre el uso del agua y se indicaba que, si bien en el período 1980-2000 se había logrado disociar la extracción de agua dulce del crecimiento económico, al haber bajado un 3%, frente a un incremento del 7% del PIB, sin embargo, el crecimiento económico había conducido a un aumento de las presiones sobre el medio ambiente, tanto en lo relativo a contaminación, como al uso de los recursos naturales como el agua o el suelo y a un aumento en el deterioro del mismo, con una importante repercusión negativa en la salud pública.
Concretamente se indicaba que el aumento de las llegadas de turistas internacionales en un 52%, así como la construcción a un ritmo de 700.000 alojamientos nuevos al año, originaban que la densidad de población en las regiones costeras y en las islas (donde vive casi el 60% de la población) fuese parte del problema. De aquí se derivaban problemas como el elevado uso de agua, el consumo desigual entre Comunidades, o el bajo nivel de tratamiento de aguas residuales, que se había agravado como consecuencia de la sobreexplotación urbanística de zonas costeras, así como de la falta de recursos para su depuración. Así, se advertía que España no podría cumplir la Directiva de la UE sobre el tratamiento de las aguas residuales en 2000. Y se avanzaba que sólo Comunidades como Madrid o Navarra estarían en condiciones en 2005 de cumplirla. Asimismo indicaba que grandes núcleos de población, como Barcelona, Coruña, Cádiz o San Sebastián, carecían de sistemas adecuados de depuración.
Las alternativas de cambio de modelo turístico que se planteaban en el Plan del Turismo Español Horizonte 2012, consensuadas por estudiosos y profesionales del sector, apostaban por un “desarrollo del sector a largo plazo que maximice el bienestar social a partir del conocimiento, la innovación, la mejora de la productividad y la adopción de los principios de sostenibilidad como eje articulador del proceso productivo”. En este sentido, el documento apostaba por “modernizar y transformar la oferta turística, evitando reproducir el modelo de desarrollo urbanístico congestivo y el carácter extensivo del turismo de las últimas décadas. A tal fin se han contemplado acciones relacionadas con la desestacionalización, la diversificación de productos, la innovación y la formación de recursos humanos, entre otras”.
Más recientemente, en el Plan Nacional e Integral de Turismo 2012-2015 se indica que “España es líder mundial en turismo: es el segundo país en ingresos por turismo internacional del mundo y el cuarto en número de turistas internacionales....No es menos cierto sin embargo que la actividad turística en España ha sufrido una pérdida importante de competitividad en los últimos años y que la sostenibilidad económica, social y medioambiental de nuestro modelo está en entredicho de cara al futuro. Se apunta al fin de un ciclo económico que comenzó hace algo más de 50 años y en el que se están incubando los nuevos líderes turísticos mundiales fundamentados en la innovación“.
La conclusión de todo esto es que el modelo turístico español de sol y playa está llegando a su agotamiento. Por ello es necesario plantearse nuevas iniciativas, incardinadas con los principios de turismo sostenible impulsados por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Fundación de las Naciones Unidas y la Organización Mundial del Turismo (OMT), así como por la Alianza para los Bosques (Rainforest Alliance), que crearon la Alianza para los Criterios Mundiales de Turismo Sostenible (GSTC, por sus siglas en inglés), compuesta por una coalición de 32 organizaciones que trabajan juntas para promover una mejor comprensión de las prácticas de turismo sostenible y la adopción de sus principios universales.
Los objetivos de esta alianza son alcanzar un entendimiento común sobre turismo sostenible, desarrollando para ello una guía en la que se contengan una serie de criterios básicos que giren alrededor de cuatro pilares básicos: Planificación efectiva de la sostenibilidad; maximización de los beneficios sociales y económicos para la comunidad local y reducción de los impactos negativos al patrimonio cultural y ambiental.
La Universidad de Granada desarrolla una importante actividad académica relacionada con el sector turístico, tanto a nivel de grado, como de postgrado. Asimismo es la única institución universitaria a nivel europeo que tiene campus en dos continentes, a través de las ciudades de Granada, Ceuta y Melilla, lo cual contribuye a realzar aún más su proyección internacional. Pero también, se generan una serie de relaciones culturales y económicas muy beneficiosas para sus poblaciones. Por ello en las tres ciudades se imparten enseñanzas de postgrado encaminadas a formar a los alumnos universitarios y a los profesionales del sector turístico en las disciplinas de gestión y administración de empresas turísticas. Es en este marco en el que se han realizado estos estudios respecto al turismo sostenible como alternativa de desarrollo económico y se desarrolla el Máster en Dirección y Administración de Empresas Turísticas, bajo el patrocinio de la Fundación General UGR Empresa y la Ciudad Autónoma de Ceuta, siendo uno de los pocos que ha recibido la certificación de la agencia de las Naciones Unidas para el turismo (ONU-OMT), como programa de excelencia en formación turística.
Esperemos que el mismo siga siendo una realidad en esta entrañable ciudad.

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