La imagen que se quiere ofrecer es la de un ‘nuevo’ monolito, aunque realmente lo único que ha cambiado es el enterramiento de la antigua escalanita (derribada y tapada con múltiples capas de tierra) y la limpieza del águila, símbolo que al final ha sido mantenido al considerarse que no incumplía lo contenido en la Memoria Histórica. Así es como luce ahora uno de los últimos vestigios franquistas, cuyo proyecto de reforma fue sacado a licitación por el área de Cultura por casi 150.000 euros y en el que se han invertido dos meses de trabajo. Los alrededores del monolito han sido además adecentados y se han saneado las piedras que fueron traídas una a una desde Ketama para su traslado a la Ciudad. Ya con anterioridad se retiró la fecha del 17 de julio –Alzamiento Nacional– tal y como había solicitado y trasladado a sesión plenaria la oposición.
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