Categorías: Educación

El miedo del alumno es “inversamente proporcional” a su rendimiento escolar

“El miedo puede incidir, de manera evidente, en el desempeño académico del sujeto, así como en su interacción con el resto de personas”.

Esa es una de las conclusiones que alcanza Federico Pulido Acosta en su tesis doctoral ‘Miedo, Inteligencia Emocional y Rendimiento Académico en el contexto educativo pluricultural de Ceuta’, un brillante trabajo de casi 800 páginas en el que ha plasmado el resultado de su trabajo con cerca de 1.200 estudiantes de 9 centros educativos distintos (el 57,8% mujeres y el 42,2% varones; el 58,9% de cultura/religión musulmana y el 41,1% cristianos).
“Los objetivos del trabajo han sido conocer y analizar cuáles son los predictores de inteligencia emocional y rendimiento académico [el nivel de conocimientos y destrezas escolares exhibidos por los estudiantes] en función de variables como el género, la edad, la cultura y el estatus socioeconómico y cultural, así como conocer y analizar qué relación existe entre las mencionadas variables de estudio”, resume el autor, que define la inteligencia emocional como  definimos la inteligencia emocional como “la capacidad de procesar de manera adecuada las emociones, tanto propias como ajenas y que integran habilidades como la identificación y comprensión de las emociones propias (conocimiento de sí mismos), su ajuste y control (autocontrol de las emociones) así como la utilización de éstas como fuente motivacional que permite el desarrollo eficaz de la tarea”.
A su juicio, se trata del “principal predictor” vinculado al desempeño académico: “Su relación directamente  proporcional muestra claramente que las habilidades emocionales guardan una relevancia evidente con el logro académico y no solo para el desarrollo de los sujetos”.  Al contrario, “miedo y rendimiento académico son inversamente proporcionales, demostrando que el entrenamiento de las emociones puede ser un elemento importante en el logro del éxito personal y profesional”, resalta.
La población estudiada refleja “niveles medios” de miedo (sobre todo a la muerte) que descienden según se va desarrollando emocionalmente cada individuo. El género muestra “una clara influencia”: las mujeres reflejan los niveles más altos (quizá por “la educación diferencial que reciben niños y niñas, correspondiente a los distintos estilos de crianza”).
 Los musulmanes también presentan manifestaciones “más altas” de miedo, posiblemente porque “la cultura musulmana, con una marcada influencia del componente religioso, puede llegar a fomentar una mayor manifestación dentro de esta emoción”, aunque Pulido advierte que “en nuestro contexto, esto se relaciona de forma directa con el estatus socioeconómico y cultural, donde también se encontraron diferencias estadísticamente significativas, dándose los niveles más altos de miedo en los estatus más bajos”.
 Los individuos que evidencian mayores niveles de miedo “son más reacios a la interacción y el contacto con los demás, lo que dificulta el desarrollo de sus habilidades emocionales y sociales”.

Por añadidura, la interacción con otras personas “permite compartir experiencias, así como adquirir aprendizajes de los demás, lo que crea una mayor ‘apertura de mente’, una mayor posibilidad de contrastar las experiencias negativas y positivas propias con los demás”. De esta forma “se reduce el miedo que la persona pudiera manifestar, por la mayor seguridad que da ese intercambio con iguales”, lo que “habría que potenciar las competencias emocionales de las personas, especialmente las de los más jóvenes”.
Así, desde su punto de vista “considerar y potenciar las competencias emocionales se antoja una medida necesaria para mejorar el proceso de aprendizaje del alumnado, situación que tanto se demanda a nuestro sistema educativo”.
A juicio del autor, “considerar y potenciar las competencias emocionales se antoja una medida necesaria para mejorar el proceso de aprendizaje” y “trabajar las competencias emocionales se convierte en una alternativa de apoyo ante tal situación, en cualquiera de los niveles, referido al aprendizaje centrado en el alumno como elemento más importante del entorno educativo”.

Del miedo a la muerte al causado por “pensamientos obsesivos”

Por sectores de edad, de manera general, la población infantil estudiada refleja niveles medio-altos de miedo. El factor que genera más miedo es claramente el miedo a la muerte (personal o de personas cercanas) y el que menos, el relacionado con la crítica y el engaño. En la etapa adolescente el nivel general desciende y el sexo influye en la incidencia, siendo, en todos los casos, las  chicas  las  que  manifiestan  niveles  superiores. La cultura es “una variable a tener en cuenta, dado que los cristianos declaran niveles significativamente más bajos que sus compañeros de cultura/religión musulmana”. La población universitaria refleja niveles bajos-muy bajos de
miedo, sobre todo “provocados por pensamientos obsesivos”.

el faro El estudio ha implicado a cerca de 1.200 alumnos de distintas etapas.

Entradas recientes

Ceuta impulsa la estrategia de vivienda en la Conferencia Sectorial de Madrid

El consejero de Fomento, Medio Ambiente y Servicios Urbanos de Ceuta, Alejandro Ramírez, participa esta…

03/10/2024

Queman dos coches en Poblado Regulares: querían un desastre

Bomberos ha sofocado esta madrugada el incendio provocado en dos vehículos que estaban estacionados en…

03/10/2024

El presidente del Mercado San José responde a las críticas

Francisco Javier Sánchez, presidente del Mercado San José, en Ceuta, ha ofrecido una entrevista a…

03/10/2024

El ermitaño de Ceuta vive en la ciudad

Casi todos en Ceuta han escuchado hablar sobre ese misterioso hombre que todos los días…

03/10/2024

Primera condena por violencia doméstica tras un cambio de sexo registral

La magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Ceuta ha ordenado remitir…

03/10/2024

A prisión un agente de la Guardia Civil por violencia de género

El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Ceuta, con competencia en asuntos…

03/10/2024