Categorías: Colaboraciones

El informe del Instituto Elcano

El último informe del real Instituto Elcano titulado España mirando al Sur: del Mediterráneo al Sahel realiza un análisis sobre la situación del norte de África y sus relaciones con España y como es lógico, se abordan cuestiones relacionadas con Ceuta y Melilla.

Para el caso de Ceuta, parte del análisis se ajusta a la realidad aunque ya había sido expuesto por otros autores, pero también se observa información ya ofrecida por el propio Instituto y algunas consideraciones o conclusiones superadas en la actualidad.
Una parte del informe es una reproducción de un documento anterior del propio Instituto del año 2008 titulado Ceuta y Melilla: nuevos elementos en el escenario. Este documento planteaba escenarios coincidentes con los expuestos por mí en los trabajos publicados en los años 2003 y 2004 y en mi tesina del año 2007, pero su reutilización en el informe actual obvia alguna de las últimas tendencias sociales y políticas de la ciudad por lo que se repiten ciertos errores.  
El primer error se sitúa en el terreno de los términos utilizados. Por un lado habla de “hispanos” (un término curioso utilizado también en el informe del 2008) para referirse a la población de origen sociocultural cristiano, un término muy alejado del que los propios ceutíes utilizan para gestionar el reconocimiento mutuo. Tampoco resulta ajustado el término de “origen marroquí” para  referirse a los ceutíes de origen sociocultural musulmán cuando la mayoría poseen la nacionalidad española y en alta proporción se trata de españoles ceutíes de segunda o tercera generación. También abundan en el mismo error al hablar de proceso de “marroquinización” y “desespañolización” al asimilar religión y nacionalidad.
Otro error se plantea alrededor de la educación. El informe asegura que “la población de origen hispano acude a los colegios concertados y la de origen marroquí se concentra en los públicos, con lo que se acentúa la fragmentación social” lo que no describe con exactitud la realidad de lo que sucede dando a entender que existe una especie de segregación expresa en el ámbito educativo cuando en parte responde a la segregación residencial y además no contempla la existencia de colegios concertados con mayoría de alumnos musulmanes (como el ‘Severo Ochoa’) y otros públicos de mayoría cristiana (como el ‘JOP’). Probablemente los autores del informe se referían a los colegios religiosos. También da a entender que el fracaso escolar en Ceuta se debe a la alta presencia de alumnado musulmán, lo que no explicaría el elevado fracaso que también se da entre los alumnos de origen sociocultural cristiano en comparación con otras regiones españolas. Las condiciones socioeconómicas podrían tener más relevancia que otras de tipo lingüístico o religioso, tal y como refieren algunos estudios.  
En cuanto a las cuestiones identitarias, el informe resulta un tanto errático cuando relaciona el cambio de la identidad de los musulmanes ceutíes con la presión marroquí ya “que el Rey de Marruecos es jefe de los creyentes entre los musulmanes de Melilla (menor en el caso de Ceuta por la extensión de la secta tabligh)”. La identidad de los musulmanes ceutíes no es una traslación directa de la identidad marroquí si no algo más complejo, una identidad especifica y diferenciada de la de los marroquíes debido al proceso de aculturización que viven. Los musulmanes ceutíes se identifican, además de con la religión en sus diversos grados de práctica, con su pertenecía a la ciudad. Se siente en su mayoría “caballas” y eso introduce una nueva variable en la construcción de su identidad. Por otro lado, resulta curioso que aseguren que el cambio identitario será mayor en Melilla que en Ceuta por la presencia del tabligh en nuestra ciudad que actuaría como desacelerador, quizás porque siguen empeñados en su análisis en demostrar que el cambio identitario es de “marroquinización” cuando en realidad se trata de una islamización, algo que está sucediendo con una mayor presencia del islam en el ámbito público y que se expresa en acciones como el reconocimiento oficial de las fiestas religiosas islámicas (algo que olvida el informe a pesar de ser uno de los síntomas más evidentes de ese cambio y que ha llevado a cabo un partido mayoritario y no musulmán).
Respecto del análisis de la política de partidos en Ceuta el informe vuelve al error, probablemente por no actualizar su información: “desde entonces (se refiere a 1995), el voto a los partidos musulmanes no ha dejado de crecer (llegó al 24% en las últimas elecciones locales de 2011 en Melilla y al 17% en Ceuta)”. Lo cierto es que el voto a formaciones musulmanes creció con relativa fuerza hasta el 2003, de forma más moderada en el 2007, para descender en el 2011 y eso si consideramos a la Coalición Caballas como un partido estrictamente musulmán. Los partidos musulmanes se han estancando en su crecimiento en los últimos comicios locales y europeos, y aunque la entrada en liza de nuevas opciones puedan reactivarlos, el escenario futuro que dibuja el informe, el de que los partidos musulmanes desplacen a los partidos mayoritarios y refuercen las señas de identidad musulmana o marroquí (de nuevo esa mezcolanza) resulta poco probable. Por un lado porque las posturas pro marroquíes entre los partidos musulmanes desaparecieron o quedaron reducidas a la marginalidad tras el fracaso de la Coalición Electoral Musulmana en 1995 frente al discurso españolista de otros partidos musulmanes, y por otro lado porque (como expuse en mi libro y perdón por la auto cita) “las estrategias desarrolladas por los partidos musulmanes desde el año 1995 destinadas a obtener para la minoría musulmana un reconocimiento como minoría nacional, utilizando para ello los instrumentos de la lengua árabe o los rasgos identitarios islámicos, han ido decayendo, al ser asumidas parte de sus reivindicaciones por los partidos mayoritarios. Los partidos étnico-religiosos ya no serán tan necesarios por que los partidos generalistas desarrollaran sus programas”.   
Además de lo expuesto, el informe ha obviado estudios recientes sobre las dinámicas de partidos, los procesos de islamización, las condiciones de vida de la población ceutí o sobre aspectos específicos como los usos lingüísticos en Ceuta En resumen, un informe poco novedoso en lo que se refiere al estudio de la realidad social de Ceuta.  

Carlos Rontóme es autor del libro ‘Ceuta, convivencia y conflicto en una sociedad multiétnica’

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