Durante el siglo XXI, la brecha entre ricos y pobres ha seguido aumentando. Los pobres suelen ser silenciosos. La miseria, desgraciadamente, no tiene voz, la ciudadanía de los países más pobres apenas alberga alguna esperanza de salir de una situación de pobreza perenne. Así que necesita que los países desarrollados asuman un papel moral al respecto y contribuyan con decisión al desarrollo de esta parte infeliz de la familia humana.
El Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD) ha alertado del "espectacular" crecimiento de la desigualdad entre países ricos y pobres, que actualmente es incluso mayor que al comienzo de la Revolución Industrial. Nos encontramos ante una oportunidad histórica para erradicar las desigualdades.
Las políticas de Cooperación al desarrollo deben constituir un elemento fundamental de la acción exterior de los Estados desarrollados. El principal objetivo de la misma es la lucha contra la pobreza, entendida no como la necesidad de superar la carencia de ingresos y bienes sino también como la de ampliar derechos, oportunidades y capacidades de la población más desfavorecida.
Uno de los principales efectos de esta desigualdad es que obliga a la ciudadanía de los países más pobres a emigrar hacia los países desarrollados en busca de nuevas oportunidades. Ceuta, por su situación geográfica, conoce muy de cerca el drama de la pobreza y la inmigración. Somos una de las zonas de Europa que recibe más flujo migratorio. Paradójicamente, nuestro Ayuntamiento es de los menos solidarios de España, ciudades como Gijón, Córdoba, Pamplona o Irún están en el otro extremo, el de los más solidarios y comprometidos.
Digo nuestro Ayuntamiento y no nuestra ciudad, porque me consta el compromiso que los y las ceutíes han demostrado en más de una ocasión. Así que es este Gobierno local el que no termina de creer en la necesidad de invertir en los países de origen de la inmigración ilegal. Y eso me preocupa.
En marzo de 2008 el Pleno de la Asamblea aprobó por unanimidad la creación de un grupo de trabajo que hiciera de Ceuta una ciudad más solidaria y comprometida. Después de tres años, el PP en nuestra ciudad se aleja de ese compromiso y camina hacia la insolidaridad y la despreocupación, las cifras son un buen ejemplo de esta realidad. En 2008, la ciudad destinaba la ridícula cantidad de 20,000? de su presupuesto a cooperación internacional, en 2011, se dedican 0 ? a estos fines.
No faltarán voces que nos intenten convencer que la crisis hace imposible este esfuerzo, que lo primero es Ceuta y que cuando sobre, podremos mirar lo que pasa en otra parte, por muy triste y desgarrador que sea. No se dejen convencer con este argumento, no lo hagan, cuando tengan esta tentación piensen dos cosas: por un lado, que siempre se puede hacer algo, mirar hacia otro lado quizá sea lo más fácil hoy, pero no nos ayudará mañana. Por otro, que la Ceuta que conocemos hoy y la que disfrutaremos mañana es fruto de la solidaridad, el esfuerzo y el compromiso de otros. Es tiempo de que devolvamos parte de todo eso.