Los 829 kilómetros por la memoria de los fallecidos terminó el domingo, después de una semana recorriendo España en bicicleta. Los 829 kilómetros en bicicleta por la memoria de las víctimas de ETA, uno por cada persona asesinada por la banda terrorista, finalizaron el domingo pasado en Madrid. Una “experiencia tremenda” que permitió a los tres guardias civiles promotores manifestar el “apoyo, respaldo y reconocimiento que desaparecidos y familiares se merecen”. Pero esta iniciativa también les permitió conocerse un poco más, si cabe, a sí mismos y a la causa que han abanderado en la última semana.
Juan, el agente del grupo destinado en la Comandancia de Ceuta, aclaró que ellos abrieron el camino y ahora pasan el testigo a aquella asociación, Fuerza de Seguridad del Estado o entidad que quiera continuar con este tributo sobre dos ruedas. Sin embargo, puntualizó, en ningún caso pretendieron restar relevancia a las víctimas porque ellas son las “verdaderas protagonistas” de este camino de la memoria.
No obstante, preguntado sobre la posibilidad de organizar un acto de homenaje de características similares en la ciudad autónoma, el guardia indicó que está dispuesto a su organización en Ceuta y abierto a sugerencias en caso de que se considere oportuno. “A mí no me importaría hacer algo particularmente en la misma línea”, añadió.
“La verdad es que se nos ha escapado alguna lágrima al pasar por los escenarios de los atentados. Era muy duro comprobar la tristeza que perdura en los familiares”, admitió el agente, quien ha visto cumplida una ilusión que compartía junto a Francisco y Luis. Para concluir, Juan envió el siguiente mensaje: “829 kilómetros no son nada, pero en víctimas es mucho”.
El agente que sobrevivió dos veces El “buen tiempo” acompañó a los tres guardias, dos en bicicleta y el tercero abordo del vehículo encargado de la logística, durante las siete etapas del recorrido. “Ni un pinchamos sufrimos”, subrayó Juan. Entre los momentos vividos, el agente destinado en Ceuta destacó el caso de un compañero de Jaén que les contó cómo sobrevivió a dos atentados. Momentos “agridulces”, por el dolor de los familiares que se mezclaba con los aplausos y las palabras de ánimo de las personas que asistían a cada fin de etapa y se unían a ellos con sus bicicletas durante el itinerario, el cual cruzó España.