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El gran apagón

Sucedió en la noche del 8 de agosto. En plena “operación feriante”. Con las fiestas locales liquidadas y Vivas de vacaciones. Se fue la luz. Las estrellas se hicieron más presentes. El recuerdo de tiempos pasados, más tranquilos, vino a nuestras mentes. Los que ya estábamos en la cama creímos que todo se calmaría. Que el infernal ruido que arruina esta ciudad, por fin, se acabaría. Pero no ocurrió nada de esto. Las pandillas de jóvenes que salían de los locales del poblado querían seguir estando presentes con su alaridos y memeces. Como siempre. Los camiones de la limpieza, con tecnología del pasado siglo, continuaban haciendo la noche imposible a los ciudadanos que sólo reclaman un poco de silencio y tranquilidad para descansar y poder trabajar al día siguiente. Todo igual, pero sin luz.
No es la primera vez que esto ocurre. Aunque si ha sido el peor apagón en décadas. En Ceuta estamos acostumbrados a cortes de suministro eléctrico constantes. Unas veces los problemas son de la empresa suministradora. Otras, como en esta ocasión, de la empresa distribuidora. La razón oficial ha sido el recalentamiento del cableado. La sobrecarga suele ser casi siempre la razón que se esgrime para justificar apagones de este tipo. Luego se ofrecen cantidad de datos, normalmente difíciles de interpretar, en los que se habla de instalaciones no renovadas por falta de financiación, de connivencias y de traiciones de unas administraciones y otras. De isla energética.
Pero grandes apagones ha habido bastantes a través de la historia. Sólo tenemos que navegar un poco por internet para informarnos. El más famoso fue el de New York en el 65. Se le recuerda, no por los saqueos, ni por las pérdidas económicas, sino por la cantidad de nacimientos que se produjeron nueve meses después. En esa ocasión la gente se lo tomó bastante bien. Eran los tiempos en los que se empezaba a predicar hacer el amor y no la guerra. Sin embargo, el que se produjo años más tarde, en el 77, también en esa ciudad, afectó a 10 millones de personas y ocasionó multitud de actos vandálicos en la Gran Manzana. Como también ha ocurrido en otras ciudades.
Normalmente los apagones se producen por exceso de demanda, consecuencia de que la electricidad no se puede almacenar y de que la oferta se ha de planificar en base al consumo del año anterior. Pero también pueden ser la consecuencia de accidentes o acontecimientos extraordinarios, como terremotos, incendios. En muchas ocasiones son debidos a una deficiente conservación de las instalaciones, normalmente por falta de inversiones. Muchas veces se utilizan estos argumentos para justificar subidas en el recibo de la luz. En España la última subida vino precedida de una polémica en los medios de comunicación en este sentido.
No obstante, Ceuta es un caso especial, que ha sido denunciado en muchas ocasiones, pero que no acaba de resolverse. Recuerdo un artículo de José María Campos en mayo de 2007, que titulaba “Una ciudad a oscuras”. En él nos hablaba de los orígenes de Endesa, así como de la parcela de más de 5.000 metros cuadrados que ocupan en zona portuaria, así como de la conveniencia de su cambio de ubicación. También nos contaba cómo Marruecos solucionó su crónico déficit eléctrico negociando con Europa su conexión a través de un cable submarino que salía desde Tarifa, y que fue objeto de fuerte oposición por parte de grupos ecologistas. Sin embargo, en esas negociaciones nadie se acordó que, quizás derivando un ramal hasta Ceuta, también se habría solucionado nuestro problema energético, consecuencia de nuestro aislamiento. ¿Alguien se ha parado a pensar qué ocurriría en esta Ciudad si se produjera un accidente grave en la central de Endesa?.
Es evidente que mientras que Ceuta siga teniendo graves problemas en el suministro eléctrico, en los transportes y en las comunicaciones, su economía no podrá despegar. Tendrá que conformarse con seguir siendo una economía subvencionada y dependiente del Estado. Y a lo más que podrá aspirar será a que se nos devuelva a los tiempos de la “Ciudad presidio”, como ahora han hecho los socialistas con la “megaprisión” que nos están construyendo. Eso sí, con la complicidad de Vivas y del Partido Popular.
Por cierto, escuchaba en estos días a la Alcaldesa en funciones en Onda Cero hablarnos de la “alarmante” cifra de inmigrantes que había en el CETI. Según las cuentas que yo hago, el porcentaje de población inmigrante que hay actualmente en Ceuta, sin contar a los transfronterizos, es de un 1% aproximadamente, mientras que en Europa, la media ronda el 10%. La nueva prisión que se construye triplicará la capacidad actual, hasta unos 1.000 reclusos. En España la media de reclusos por 10.000 habitantes está en algo más de 18. En Ceuta, con esta cifra, la tendremos en 143. Me gustaría escuchar en alguna emisora nacional hablar a nuestros políticos locales de estos problemas. Pero me temo que aquí sí que tenemos un apagón general informativo perpetuo.

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