“El Gobierno gasta más en los caballos de Pérez que en comedores escolares”

Es tal el lío y descontrol organizado en torno a la Escuela Hípica que nadie entiende a ciencia cierta que está pasando.

El rizo terminó de liarse el pasado viernes, cuando el Gobierno informaba de que seguirá pagando el alimento de los 114 caballos propiedad privada de Javier Pérez mientras, a su vez, éste resulta adjudicatario del contrato de mantenimiento de sus propios equinos, a los que habría abandonado en las instalaciones municipales porque, dijo la Ciudad, no podía mantenerlos.
Caballas ha anunciado que intentará obtener de la institución municipal una aclaración a todo este embrollo, por lo que presentará una interpelación en la próxima sesión plenaria para que se dé cuenta de todas las actuaciones llevadas a cabo hasta ahora; y en especial, sobre cómo piensa resolverse definitivamente esta cuestión.
Los localistas están igual de desconcertados que el resto, puesto que se está asumiendo una serie de gastos por el mantenimiento de unos caballos propiedad privada, lo que está suponiendo un importante desembolso con cargo a las arcas municipales.
“Todo este inextricable galimatías, al margen del disparate político que supone invertir casi medio millón de euros en una escuela de un deporte muy minoritario, que además se desarrolla en unas instalaciones propias de la Ciudad y que costaron más de seis millones de euros” roza la inmoralidad cuando se lleva a cabo una simple comparativa de gastos. “Nos parece necesario hacerlo”, advierte Caballas, “este Gobierno gasta más en alimentar unos caballos (114) de un particular (250.000 euros) que en los comedores escolares (200.000 euros)”,  sentencia la coalición.
Hasta el momento las explicaciones que ha dado el Gobierno han sido más bien vagas. Se asegura que se mantiene a los caballos de Pérez porque no se les puede dejar morir, además de que todos ellos están en instalaciones municipales, lo que agrava la situación. No obstante se insiste en que esas facturas se le pasarán a Pérez de alguna manera, pero, por contra, no se acuerda detraerle ese gasto del dinero que ahora se le va a abonar tras haber resultado adjudicatario de los servicios de mantenimiento de los equinos.
La Ciudad insiste en que de las tres empresas que se presentaron a la licitación de mozos y mantenimiento de los caballos, la de JP, es decir, la de Javier Pérez, fue la mejor, de ahí que terminara ganando el concurso al margen de que se esté produciendo tan curiosa situación de que se le termine contratando para mantener los caballos que dejó en la Escuela al no poder asumir su gasto. En palabras del consejero de Deportes, Fernando Ramos, “porque no le salían las cuentas”.
“Cada uno de los pasos que da el Gobierno de la Ciudad en relación con la gestión de la Escuela Municipal de Equitación es más incomprensible que el anterior. Hemos llegado a tal punto de incoherencia, que ya nadie entiende nada. Nadie es capaz de explicar dónde empiezan y terminan las responsabilidades de la Ciudad en este asunto, y dónde las de la entidad privada implicada”, critica Caballas.
“Lo cierto es que tras una interminable serie de declaraciones públicas, en su mayoría contradictorias entre sí, la escuela se encuentra cerrada, la Ciudad está asumiendo una serie de gastos que no le corresponden (en una posible malversación de fondos), mediante un entramado de contratos menores (sin cumplir el requisito obligatorio de su debida justificación), y sin tener un objetivo claro”, puntualiza.

De la presión de los alumnos al gasto desmesurado

Desde que la Ciudad anunciara que la Escuela JP no iba a firmar el convenio de 452.000 euros porque con dicho montante no podía asumir el mantenimiento de la gestión de la Hípica, ésta permanece cerrada aunque ha estado mantenida por la Sociedad de Cazadores. Ahora la Ciudad ha adjudicado vía contratos menores los servicios de mozo y mantenimiento de los caballos existentes. De todos ellos 114 son de Pérez y el resto, que no llegan a la decena, son de otros propietarios que sí están abonando su cuota para mantenerlos. La Ciudad quiere que la Hípica funcione en el plazo de un mes, mientras sigue la presión de alumnos de JP para que se le dé a éste.