“El fuego parecía indomable”

{jaimage crop="MR" /}Los testimonios de los bomberos que actuaron en García Aldave se debaten entre la desazón por la pérdida del patrimonio natural y el relato de los riesgos a los que se enfrentaron durante las labores de extinción. La pérdida de 35 hectáreas de alto valor ecológico pasto de las llamas hizo que los efectivos del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento (SEIS) amanecieran ayer con cierta desazón y exhaustos, aunque con la conciencia tranquila por el servicio prestado. Conscientes de que su profesión es de alto riesgo, los bomberos afrontaron lenguas de fuego que se elevaban varios metros sobre ellos y un frente que alcanzó una longitud inasumible cuyo avance encararon por la conservación de ese patrimonio natural y la seguridad de los ciudadanos.
Los testimonios de los bomberos que intervinieron en este servicio –en algunos casos participaron en las labores hasta 20 horas–, uno de los más complicados de sus carreras, se debaten entre la posibilidad de sufrir daños mientras extinguían las llamas y la desaparición de aquellos lugares donde los ceutíes acuden para comer en familia o los senderos que recorren practicando mountain-bike.
El retén de Bomberos en el monte, alertado por las Brigadas Forestales, dieron la voz de alarma y la práctica totalidad de los efectivos que se encontraban en ese momento en el Parque de este Cuerpo, así como los vehículos disponibles, salieron en dirección a Huerta Serrano.
“Fue muy complicado porque, independientemente de las causas del fuego, se produjo en un sitio cerrado y con mucha pendiente –en una vaguada– de modo que las llamas avanzaron en 360º, es decir, en un círculo completo y con una velocidad de propagación indomable”, relató Gonzalo Sanz, entre los primeros en llegar desde las instalaciones de las Puertas del Campo.
Su compañero, Javi Guzmán, recordó que, en cuanto llegaron, coincidieron en que el fuego era “imparable”. A bordo del Víctor 2, una bomba urbana pesada (BUP), circularon por la pista de La Lastra y se situaron sobre el foco, momento en el cual el fuego cambió de dirección. “Cuando nos dimos cuenta, lo teníamos en cima”, rememoró Guzmán. En ese momento, se bajó del camión para repeler las llamas topándose con un contratiempo: la bomba dejó de funcionar y el fuego se cernía sobre él sin posibilidad de arrojar agua contra las llamas frente a ellos. “Me ardía todo y el humo me cegaba”, agregó el bombero quien destacó que, si no llega a ser por Carmelo Navarro, coordinador de las Brigadas Forestales, “no sé si lo hubiese contado”. Navarro llegó con la pick-up y montó a Guzmán, mientras que la BUP se perdía entre la humareda. “Ni veíamos el morro del todoterreno”, reconoció, antes de añadir que comenzaron a ir marcha atrás sin saber donde terminaba la pista. “Teníamos que salir de allí”, señaló.
A medida que el incendio se propagaba hacia la zona de Aranguren, Isabel II, Fuerte Anyera y el perímetro fronterizo, la Ciudad Autónoma solicitó la intervención de los hidroaviones del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente a pesar de que el SEIS intentó utilizar las carreteras y pistas como cortafuegos. “No se podía sofocar porque la orografía es complicada  y las pendientes hacen imposible que los vehículos accedan hasta los focos”, coincidieron Guzmán y Sanz.
Aunque los bomberos se la juegan más en el incendio declarado en un garaje o en un buque, ya sea por desplomes o explosiones, Sanz señaló que el forestal presenta una “velocidad de propagación que no se puede calcular con certeza, por lo que puedes verte acorralado y si le sumas la posibilidad de intoxicación, el riesgo se multiplica”. Guzmán puntualizó que se puede considerar “el peor porque es el último” pero, como comentó su compañero, “los garajes se convierten en ratoneras” y recordó la tensión en otro servicio en Anyera hace unos años.
En esta intervención, el saldo de atendidos sumó tres bomberos que requirieron asistencia sanitaria por diversos motivos: el primero, por intoxicación debido a la inhalación de humo; el segundo sufría dolores en el costado y el tercero recibió el impacto de un tronco contra la cabeza, aunque ya se recupera en su domicilio.
El Cuerpo de Bomberos agradeció el apoyo prestado por el resto de servicios así como la labor de la UME y los hidroaviones. De alta con traumatismo craneal y cervical “Cuando el tronco me cayó encima, solo pensé en mi hijo y mi mujer, que está embarazada” De los tres bomberos heridos en las labores de extinción, Rafael Ojeda requirió de hospitalización después de caerle sobre la cabeza un tronco en el Fuerte de Anyera. “Siempre nos dicen que estemos atentos a los crujidos de los árboles porque, cuando se desprenden, hacen ruido al chocar con otras ramas; pero éste cayó a plomo”, recordó. Con el golpe, perdió la conciencia durante unos segundos y, cuando despertó, había perdido la sensibilidad en las piernas y los brazos. “Solo pensaba en mi hijo y mi mujer, que está embarazada”, comentó Ojeda, quien temía haberse roto el cuello. Los compañeros presentes le inmovilizaron y procedieron a su evacuación hasta la unidad sanitaria que lo trasladó a Urgencias. Finalmente, recibió el alta presentando traumatismo craneoencefálico y cervical. Agradeció el apoyo de sus compañeros y del personal sanitario. UGT denuncia que la plantilla está un 25% por debajo de lo establecido Gonzalo Sanz, en calidad de representante de UGT en el Cuerpo de Bomberos, destacó que el incendio en García Aldave “vuelve a demostrar que se deben hacer los deberes en la prevención y mantenimiento de del patrimonio natural”. Asimismo, aseguró que la plantilla está “mermada” y que la cifra de bomberos efectivos está un “25 por ciento por debajo de los que se deberían disponer para cumplir con los protocolos”. El ugetista sostuvo que la Ciudad Autónoma “no respeta el número mínimo para afrontar este tipo de situaciones y, cuando ocurre algo así, queda de manifiesto”. Destacó que esta reivindicación no es gratuita puesto que tienen que aportar “garantías suficientes en el servicio y de cara al ciudadano”. Sanz puntualizó que, si no llega a ser por la incorporación de los compañeros que se encontraban fuera de servicio, “no se habría podido responder como lo hicimos que, afortunadamente, apoyan cualquier llamada”. Críticas al sistema de comunicación TETRA por parte de los ugetistas En cuanto a los errores en el sistema de comunicaciones y la volatilidad de las baterías, el representante de UGT en Bomberos aseguró que llevan tiempo reivindicando que el sistema TETRA, implantado por la Ciudad Autónoma hace unos cinco años, presenta deficiencias por las que los funcionarios quedan desamparados como pueden ser el fallo de las baterías o la pérdida de cobertura cuando las comunicaciones son esenciales. “En mitad de un servicio como es un incendio forestal de estas características, no nos podemos quedar incomunicados porque puede poner aún más en peligro a los trabajadores”, explicó Sanz. Este representante del colectivo profesional considera fundamental que la Administración autonómica responda a las mejoras que plantean desde el sindicato UGT. Vehículos y personal formado en emergencias Cruz Roja prestó atención sanitaria y repartió alimentos y bebidas isotónicas Cruz Roja se trasladó hasta el Monte de la Tortuga para colaborar en el operativo organizado para sofocar el incendio. La organización humanitaria comunicó que hubo que atender a varios bomberos de patologías relacionadas con la intensa inhalación de humo, agotamiento o problemas musculares. En esa misma tarde, se procedió al reparto de alimentos,  bebidas isotónicas y agua a los bomberos y efectivos desplazados por todo el monte. Sobre la una de la madrugada, la dotación de guardia atendió al bombero que le cayó un tronco encima mientras sofocaba las llamas. Encargados de labores logísticas Asociación Voluntarios de Protección Civil lamenta el “destrozo enorme” en la zona Juan Moreno, presidente de la Asociación de Voluntarios de Protección Civil, calificó el paisaje dejado por las llamas de “destrozo impresionante” y confesó que le produce una “pena tremenda” porque se tardará años en recuperar la normalidad en García Aldave y las zonas afectadas. “Donde antes todo era masa forestal, ahora solo quedan montones de ceniza”, indicó Moreno, quien destacó la coordinación entre las distintas fuerzas que intervinieron en las labores que concluyeron con el control y extinción del fuego. La entidad que preside se encargó de labores logísticas y de atención a los efectivos del Cuerpo de Bomberos.

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