El escándalo de old trafford

Recuerdo que critiqué airadamente el arbitraje del partido que enfrentó a Chelsea y Barcelona en las semifinales de la Liga de Campeones del año 2009. Nunca había visto en directo nada semejante a nivel de clubes. De hecho, aquella actuación aún permanece en la memoria del fútbol mundial, y lo hará de por vida, empañando la magnífica gesta azulgrana de conseguir seis títulos en un mismo año.
Aunque parecía casi improbable que algo así se repitiese poco después, la noche del martes dejó en Old Trafford una actuación arbitral a la altura o incluso por encima de la desastrosa hazaña de Stamford Bridge. Antes incluso de que Nani fuera expulsado en la segunda parte, parecía complicadísimo que se tomara cualquier decisión que beneficiara al Man U si no era flagrante; por momentos daba la impresión de que se jugaba en el Santiago Bernabéu y el árbitro era español, por no ofrecer una metáfora más sibilina. Estaba claro que el Real Madrid tenía superar la ronda como fuera.
Pese a su pase a cuartos, el equipo de Mourinho ya tiene ensuciado para la posteridad lo que haga de aquí adelante en Europa esta temporada. Esa mancha antes comentada y que los madridistas hasta el día de hoy han recordado obsesivamente con el objetivo de afear la impecable trayectoria del Barcelona de Pep Guardiola. Con esta actuación se les ha acabado la cantinela, si es que no quieren perjudicarse a sí mismos cuando le contrarresten el escándalo de Stamford Bridge con el del Teatro de los Sueños.
No obstante, aún estar por comprobar el significado real del pase a cuartos de final para los madridistas. En vista del rendimiento del Real Madrid en Old Trafford y cómo los “Reds Devils” pasaron por encima del equipo blanco, tengo muchas dudas acerca de su progreso en Europa, siempre y cuando no haya más actuaciones estelares de los árbitros en su favor.
En cierta manera, la incapacidad del Real Madrid para hacer daño al United hasta la expulsión de Nani, y la cantidad de ocasiones claras que hilaron los ingleses, refleja que sus recientes victorias contra el Barça responden más a un deterioro del equipo culé que a un excesivo mérito de los madridistas. No era casualidad que un equipo como el Milan, que en la actualidad no es mejor que cualquier equipo mediocre de la Liga de Campeones, consiguiera no solo maniatar al Barça sino también encajarle dos tantos. Evidentemente tenía que haber una razón de mayor peso.
Por último, he de comentar que me sorprende la sinceridad de Mourinho reconociendo la expulsión que no fue y la superioridad incontestable del United. No sé hasta qué punto lo ha dicho porque sentía que tenía que decirlo, porque le encantaría ocupar el banquillo local de Old Trafford en los años venideros, o para darle una doble bofetada al Barça: la primera recordando el famoso encontronazo entre Pepe y Alves en el cruce de semifinales de la Liga de Campeones del año 2011, y la segunda aleccionando a Guardiola sobre cómo uno debe comportarse tras verse beneficiado de manera tan obscena. Quizá sea un poco de todo, aunque como seguidor del United espero que jamás pise Old Trafford si no es para jugar un partido contra el Man U o visitar, rápidamente, las instalaciones de este magnífico club.
A pesar de todo le deseo suerte al Real Madrid: la va a necesitar.