Las últimas noticias de la prensa española e internacional no paran de hablar de la crisis económica y del inminente peligro de recesión mundial. Sobre todo después de conocer los terribles datos del paro en España. Frente a ello, el discurso de nuestros dos principales candidatos electorales se abre paso entre el electorado lanzando mensajes sin contenido, y hasta dando premios a los que entren en la web oficial de campaña. Ambos candidatos tienen la solución para nuestros problemas. Pero ninguno nos explica con claridad lo que harán, o lo no han hecho cuando han podido.
En medio de la vorágine se ha colado la escandalosa noticia de los más de 16 millones de euros percibidos como indemnización por el antiguo primer directivo de Caixa Galicia. Antes ya se informó del saqueo llevado a cabo en la Caja de Ahorros del Mediterráneo por los antiguos directivos. Pero también de los más de 7.000 millones de euros que ha dedicado el Estado para recapitalizar los balances de las Cajas malas. Algunas voces también llaman la atención sobre la necesidad de recapitalizar a muchos bancos españoles, para así frenar los ataques especulativos de los mercados. Lo que casi nadie se atreve a pedir es que esa recapitalización la paguen los accionistas de esas entidades, es decir, los que concedieron préstamos alegremente y alentaron el consumo irresponsable en las gentes.
Y en este debate, también han querido estar presentes nuestros empresarios, que por boca de sus representantes de la CEOE nos lanzan varios mensajes. Uno respecto a la baja productividad de nuestros trabajadores. Otro sobre la necesidad de que los días festivos que caigan en medio de la semana sean pasados al lunes, o al viernes, para así evitar puentes muy largos, pues, según sus cálculos, un día festivo nos cuesta unos 3.000 millones de euros. Lo que no nos explican es si en esos millones se han descontado lo que gana el sector turístico cuando esos trabajadores se desplazan por la geografía española en los puentes. Tampoco que esos días de puente no son regalados. Son parte de las vacaciones y permisos reglamentarios que se han pactado en los convenios. Y respecto a la productividad, tampoco nos explicanque el problema de nuestro modelo económico es que se ha desarrollado en sectores poco productivos y que es necesario acometer una reorientación del mismo hacia otros relacionados con las nuevas tecnologías. Es decir, no nos hablan del buen empresario, ni del buen emprendedor. Sólo se les ocurre culpar de nuestra crisis a los de siempre. Quizás estén adelantando lo que se avecina.
Días atrás, en una clase dedicada a hablar del concepto de cultura empresarial, conocía la noticia de la muerte de Steve Jobs, fundador de Apple. Jobs era un empresario global. Uno de estos soñadores a los que gusta poner de ejemplo como prototipo de emprendedor y buen empresario. Invito a todos, incluidos nuestros empresarios de la CEOE, a que visualicen el video de su discurso de apertura del curso de 2005 en la Universidad de Stanford (California) http://www.youtube.com/watch?v=6zlHAiddNUY. Y también a que lean los comentarios de sus admiradores en todo el mundo tras su muerte. Al contrario de lo que ocurre con los directivos de Lehman Brothers, Goldman Sachs, o de algunas de nuestras Cajas de Ahorro, que tienen que recurrir a la seguridad privada para protegerse de las iras de la población indignada, Jobs muere como un héroe popular, querido y admirado por millones de personas en todo el mundo.
El empresario alemán Reinhard Mohn, en su libro sobre la responsabilidad social del empresario de 2005, ya nos hablaba de su concepto sobre justicia salarial para los directivos y comentaba que si una empresa está al borde de la desaparición y sus colaboradores tienen que renunciar a parte de su salario, resulta difícil comprender que un directivo reciba primas millonarias. Jobs, que llevó a su compañía a ser una de las más cotizadas en Wall Street, no trabajaba sólo para obtener beneficios. Sobre todo lo hacía para convertir sus ilusiones en realidad. Para hacer la vida más sencilla a millones de personas con sus artilugios.
En su discurso en la Universidad de Stanford les hablaba a los jóvenes graduados de amor por lo que hacían, de curiosidad, de inconformismo, de seguir buscando, de no dejarse llevar por los dogmas, ni por los pensamientos de los demás, de seguir al corazón y de actuar con coraje. Este hombre, con la sencillez y humildad propia de los genios, lanzó a los jóvenes y al mundo entero un mensaje de esperanza y confianza en la creatividad del ser humano. Todo lo contrario a lo que buscan los especuladores y los destructores de sueños.
Sirva este artículo como homenaje a un hombre irrepetible. A un creador de sueños. Al verdadero emprendedor. Al empresario global. Descanse en paz.
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