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El día de Ceuta

Ausente de la ciudad, no asistí en contra de mi costumbre al tradicional acto del Día de Ceuta. Si soy sincero, de cualquier forma tampoco habría acudido. La celebración se ha convertido en algo frío, rutinario y rayano a lo baldío. Ni siquiera la fecha fue festiva. ¿Es imaginable tal vacío en una cualquiera de las diecinueve CC. AA.? Y de ser fiesta, el puente, el añadido de un eslabón a las vacaciones o el disfrute de la playa, pues lo de siempre.
El Día de Ceuta suele pasar inadvertido para la gran mayoría de la población. Igualmente la fecha está huérfana de reivindicaciones. Las movilizaciones autonómicas pasaron a la historia tras la aprobación del actual Estatuto de 1995 sobre el que, lamentablemente, muy poco se ha logrado avanzar.
Este Estatuto de Ciudad Autónoma no es aquel otro que exigimos millares de ceutíes durante años. En todo caso podría haber sido una herramienta útil para comenzar a caminar, para salir de la más absoluta indefensión jurídica y de incardinación dentro del Estado en la que nos encontrábamos. Nunca para ser exactamente igual entre los iguales, solo parecidos. Así lo entendió el Pleno en su sesión del 13 de enero de aquel 1995 cuando, rechazando el acuerdo del Congreso sobre las Ciudades Autónomas, reiteró la inquebrantable voluntad de que Ceuta se constituyera en Comunidad Autónoma, siguiendo la línea de acuerdos plenarios anteriores y siempre según la disposición Transitoria Quinta, que esperemos no desaparezca cualquier día de la Constitución al socaire de cualquier reforma.
Poco o nada es lo que se ha logrado avanzar en el régimen de autogobierno, efectivamente. Especialmente desde 2004 cuando, tras su victoria en las urnas, Zapatero expuso su voluntad de elevar los techos autonómicos.
Una ventana a la que también parecieron querer asomarse las fuerzas políticas de la ciudad cuando, por unanimidad, solicitaron la reforma del Estatuto y se creaba la Comisión Autonómica. Siete años después, ¿qué fue de aquello?.
Los dos grandes partidos nacionales parecen estar de acuerdo en que Ceuta y Melilla no sean Comunidades Autónomas como el resto de las regiones y nacionalidades de España. Temen la reacción marroquí. Está más claro que el agua. Y sin un localismo fuerte y dinamizador, como aquel que gobernó la ciudad a lo largo de casi toda la década de los noventa, difícilmente podrían volver las fuertes reivindicaciones de entonces.
Ser Comunidad Autónoma no implicaría utopías como las de aspirar a gozar de competencias en Sanidad, Educación o Justicia. Otra cosa sería avanzar en lo que fuera prudente y necesario conforme a lo que tenemos. El quid del asunto es dejar de ser ese hecho diferenciador en el esquema jurídico – político del Estado y de la Constitución que sólo contempla la figura de las Comunidades Autónomas.
Es significativo como una figura del peso y del relieve del ex – presidente del Congreso de los Diputados y uno de los padres de la Constitución, Peces Barba, se pronunciara esta semana sobre la necesidad de “blindar” a Ceuta y Melilla en la Carta Magna “ante cualquier posible reclamación de Marruecos”. Sobran comentarios.
Incidía también el diputado por Melilla, Antonio Gutiérrez, estos días, en la necesidad de mejorar en lo posible el actual régimen de autogobierno de nuestras dos ciudades, y que la idea pasa por la posibilidad de poder abordarlo “con tranquilidad” en los próximos años. ¿Más todavía, señoría?
Si como decía Juan Vivas en estas páginas, “tradicionalmente el PP ha estado a favor de constituirnos en Comunidad Autónoma”, la verdad es que en las dos legislaturas que gobernaron los populares jamás se les vio movimiento alguno al respecto. En el caso de los socialistas ya es sabido que jamás estuvieron por la labor, limitándose a aquella vieja y ridícula propuesta de carta municipal.
Con el 20-N en el horizonte, a socialistas y populares cabría exigirles la máxima claridad al respecto cuando vengan a pedirnos el voto. ¿Por qué Ceuta y Melilla no pueden ser CC. AA.? ¿Qué razones existen, quién lo impide? Puede ser el momento de desvelar vaguedades y medias palabras de una vez y para siempre. Que a buen seguro lo van a exigir los localistas. Al tiempo.
Por cierto, ¿y aquellos otros colectivos y sindicatos que tanto se significaron en la lucha autonómica? ¿Dan por bueno el actual Estatuto de Ciudad? Sería interesante conocer qué piensan al respecto. Puede ser el momento de reabrir el debate sobre un asunto que no es algo baladí precisamente.

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