El Desnarigado cambia de cara

Tal vez porque se encuentre embriagado con la magia de las leyendas de siglos pasados; quizá por la hermosa inmensidad del horizonte; o es posible que aplastado por el peso del tiempo, o  por todo ello a la vez, es factible que el visitante no haya advertido “el evidente deterioro de algunas de las piezas que componen el museo”, reconocen fuentes de El Desnarigado, ese enclave espectacular y real que hace bueno el axioma de que, a veces, los sueños se cumplen, ¿porque acaso no es una dulce utopía que cristaliza en verdad el hecho de estar suspendido entre dos mares, sostenido por el susurro del viento y animado por saciar la curiosidad de los entresijos de antaño?

Conocida la historia de ese pirata apodado ‘El Desnarigado’ que, en mayo de 1417, embarcó en el acantilado ceutí,  toca regresar a la realidad, y al manto que la cubre: hoy el Museo de El Desnarigado sigue siendo un hechizo en piedras pero tratado por un equipo del Plan de Empleo, compuesto por tres hombres y una mujer que llevan trabajando en estas dependencias del Ejército Español desde  el quince de julio hasta finales del presente año, así como por la “inmensa y magnífica colaboración de un grupo de expertos de la ULOG”, señalan fuentes de ‘El Desnarigado’.
Las labores de conservación que se están llevando a cabo, ya desde el comienzo del año, pues desde enero hasta mayo trabajó en el museo un primer grupo perteneciente al Plan de Empleo impulsado por la Ciudad, consisten en dar una capa de pintura al suelo, arreglar las paredes y el techo de cada una de las tres salas del Museo, recuperar puertas, lijar barandillas de hierro o tratamiento para objetos de cuero con grasa de caballo.
Desde primera hora, los miembros del Plan de Empleo se afanan cada mañana por recuperar y adecentar los materiales ajados con el paso del tiempo y, sobre todo, por las inclemencias propias del clima, de considerable humedad por estos lares. Por este motivo, los responsables del Centro de Historia y Cultura Militar de la Comandancia General de Ceuta, dieron luz verde para que el interior de El Desnarigado experimentara un cambio de disposición de los artículos, de ahí que, una vez concluya la rehabilitación, allá por diciembre, los objetos de mayor valor se sitúen en la parte norte del castillo, que a lo largo del año sufre menos la humedad que la parte sur.
Podrán admirarse entonces cómo el proyectil de mortero de 81 milímetro, que ahora luce oxidado en la sala del ala sur, luzca rehabilitado en la parte norte, algo similar a lo que ocurrirrá con el cuadro del Teniente Ruiz, cuya tela está muy deteriorada sobre todo en la parte baja de la misma, o con el heliógrafo inglés del año 1916, así como con un casco que data de la Primera Guerra Mundial o un mortero ruso k-14, naranja a causa del óxido.
No obstante y a pesar de que para la nueva cara que presentarán las piezas de más valor es preciso esperar unos meses, El Desnarigado permanece abierto de lunes a viernes de 10:30 a 13.30 horas  y de 11 a 13:30 el sábado, siendo un horario flexible para visitas concertadas que deseen admirar este pedazo de Historia en Ceuta.