A finales de la semana pasada concluyó la restauración de todas las esculturas que componen el conjunto del Descendimiento, y ahora están siendo embaladas y protegidas de los elementos y a la espera de que la cofradía de la que este conjunto escultórico es titular lo recobre.
La restauración ha durado casi un año, ya que las figuras estaban muy dañadas, no sólo por el paso del tiempo, sino por intervenciones que incluso no habían respetado el color original de las ropas. Este paso sufrió un importante daño cuando se hundió el altar donde había sido relegado después de que se decidiera no volver a sacarlo en procesión. Ahí se quedó, en la Santa Iglesia Catedral. Y, según explicó ayer el hermano mayor de la Cofradía, José María Aguirre, “las esculturas permanecerán embaladas hasta que se pueda reconstruir el altar y vuelva al mismo sitio”. Algo que tardará su tiempo debido al precario estado de este templo ceutí, que sufre daños estructurales incluso en sus pilares.
La restauración ha sido llevada a cabo por el taller creado en el penúltimo plan de empleo, dirigido por la restauradora Inmaculada Rodríguez, que ya había realizado con anterioridad varios trabajos para imágenes religiosas. La intención de esta actuación larga, hecha por una decena de mujeres, ha sido devolver el aspecto original de las figuras, que distaba bastante del que se encontraron, incluso en cuanto a colores, por las posteriores restauraciones.
Este paso se construyó en Zaragoza en 1914 y procesionó en Ceuta hasta finales del siglo pasado, tras lo cual, dado su estado, se decidió no sacarlo más, aunque sigue siendo titular de la cofradía que lleva su nombre.