Con la ‘muerte’ de la Casa Guil, la ciudad pierde otra parte de su patrimonio.
“Esta mañana paseaba por allí y cuando me paré para verlo, sentí tristeza”. De esta manera tan gráfica resume José Manuel Pérez Rivera, presidente de Septem Nostra, el derribo de la Casa Guil, hasta ayer histórico y señorial monumento del Recinto Sur y hoy ya una montaña de escombros, toda vez que finalmente, ante la parsimonia de la Ciudad al respecto, se haya procedido a tal empresa. La pena que embargó a Pérez Rivera, no fue por ocasión de la sorpresa, puesto que Septem Nostra había solicitado información sobre la situación de este edificio con carácter previo al derribo, “hasta en dos ocasiones”, precisa, en aras de abogar por que se proteja el patrimonio histórico de Ceuta: “No recibimos contestación alguna, lo que habla del oscurantismo de la Ciudad, de hecho las consejerías de Fomento, Medio Ambiente o Cultura nunca se han caracterizado por su trasparencia”, critica el presidente de Septem Nostra, visiblemente afectado por el ataque patrimonial: “Con este tipo de acciones, se derriba no un inmueble sino una identidad. Están consiguiendo, a base de construcciones modernas e impersonales, que Ceuta no tenga esencia, que sea anodina”, lamenta. El derribo afecta incluso a un edificio, la Casa Guil, que estaba incluido en el catálogo de inmuebles protegidos con un nivel 2 en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1992 y que, sin embargo, ha ido consumiéndose con el paso del tiempo y el abandono, especialmente notorio en los últimos años y pese a las llamadas de alerta de vecinos y asociaciones como Septem Nostra: “Es una pérdida significativa de nuestro patrimonio cultural. Una muestra más de la desprotección a la que están expuestos los numerosos edificios de valor patrimonial con los que cuenta Ceuta. La desaparición de estos edificios merman la calidad de nuestro paisaje urbano. El centro histórico pierde de este modo personalidad ya que estos inmuebles son sustituidos por edificios convencionales sin ninguna contribución estética”, reitera el presidente, que, asimismo, no mantiene mucha fe en que, de una vez, se cuide el patrimonio: “Hay decenas de inmuebles señoriales e históricos que están que se caen y que definitivamente así será con la connivencia de la Ciudad y la acción de las máquinas”, vaticina para concluir Pérez Rivera.