Categorías: Opinión

El dedo de Bárcenas o la mano de Sánchez Gordillo

El mismo día que Bárcenas presentó denuncia por robo de dos ordenadores portátiles en la sede del Partido Popular, una señora sufrió un desmayo por falta de alimentación cuando iba paseando con su bebé. Una vez recuperada manifestó que llevaba varios días sin comer; que lo poco que tenía era para atender al bebé y que no pidió ayuda por vergüenza. Vergüenza es lo que le falta al Sr. Bárcenas y a todo aquel que no le repugnan personajes de la bajeza política y ciudadana de estos elementos que asesinan la confianza de los ciudadanos en la democracia y llevan a la miseria a millones de personas.
La corrupción viene azotando a España desde hace décadas, pero los españoles pensábamos que azotar a España no es lo mismo que azotar a los españoles y eso de la corrupción era hasta chistoso. Un chiste difícil de digerir cuando atravesamos la peor crisis económica, política e institucional. En la última década se estima que los corruptos han arrebatado a los españoles más de 7.000 millones de euros “caso Marbella, Palma Arena, Forcem, Gescartera, Pretoria, etc. Siete mil millones dan para suspender muchos desahuciados, abonar medicamentos a pensionistas y para muchas becas. Simplemente nos han robado y además pagamos las consecuencias y estrecheces.
La miseria ha tocado las puertas de miles de personas que pensaban que esa desdicha era propia de drogadictos alcohólicos e inmigrantes, pero la realidad es otra. Las clases medias comenzamos a tomar conciencia y sabemos que perder el empleo nos puede llevar a las más tristes de las situaciones. Palpar este escenario nos hace ser más solidario con los desfavorecidos y menos tolerantes con estos golfos que expolian las arcas del estado.
Las encuestas muestran la preocupación de los españoles por la corrupción política. Los partidos políticos quieren legislar para acabar con esta gentuza que defrauda la confianza que depositamos en ellos. Sin embargo, una vez descubiertos, desaparecen de la escena, pero siguen viviendo con todo tipo de lujos el resto de sus días. Han conseguido su objetivo: ser millonarios. Mientras tanto, el país se desangra, siguen los desahucios y los más desdichados se quitan hasta la vida. Pero a ellos eso no les preocupa.
El extesorero y exsenador del PP, imputado en el caso Gürtel, ha conseguido amasar 22, 38, 50 no se sabe, millones de euros. En treinta años de tesorero le dio tiempo de ganar y amasar dinero, chulería y poca vergüenza. Su dedicación exclusiva al capital, le impidió tomar clases de lealtad con España, con los ciudadanos a los que representó y al partido político que lo avaló y empleo. Ahora sólo nos queda la respuesta de la justicia y de nuestros representantes. Pero el silencio es la peor de las respuestas.
Hablando de silencios. He leído en este medio  críticas muy duras contra el diputado Juan Manuel Sánchez Gordillo por llevarse y manifestar “en este momento de crisis, donde están expropiando al pueblo, queremos expropiar a los expropiadores, esto es, terratenientes, bancos y grandes superficies, que están ganando dinero en plena crisis económica”. El robo a cara descubierta de alimentos de primera necesidad tuvo una respuesta muy contundente por articulistas de este medio. Diez carros del Mercadona es algo menos de 22 millones de euros. Sin embargo, no he tenido la suerte de leer un artículo acorde con los hechos que se reprueban al innombrable.
No hace mucho me preguntaba un inteligente de medio pelo  que si empatizaba con Sánchez Gordillo, y le respondí que sí, que empatizaba con Sánchez Gordillo en el hecho que nos ocupa, porque cuando hablamos de la empatía nos referimos a ella, como la capacidad de entender las emociones del otro poniéndonos en su lugar. Y puedo entender que un  político  despoje diez carros de comida a cara descubierta para repartirlo y denunciar la avaricia de los que no se conforman con lo que tienen y no les importe empujar al precipicio de la indigencia e infelicidad a millones de seres humanos en el mundo. Sin embargo, no puede empatizar con los políticos y funcionarios corruptos que defraudan la confianza que los ciudadanos hemos depositado en ellos.
Mahatma Gandhi, dijo que “Las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista.” Ponerse los zapatos de los que se quedan sin nada es lo que le hace falta a estos golfos y exterminadores de ilusiones de seres humanos.
Elijan o EL DEDO BARCENAS O LA MANO DE SANCHEZ GORDILLO.

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