Categorías: Sucesos y Seguridad

El colapso de porteadores genera una situación de caos absoluto en el Tarajal

La zona internacional terminó con asentamientos de camalos; la Guardia Civil no podía contener, sola, toda la presión sobre el paso fronterizo y las colas bloquearon el tránsito.

 

Jornada de caos absoluto en el polígono del Tarajal y en la frontera. La elevada afluencia de porteadores y la imposibilidad de pasar bultos de gran tamaño además de someterse al cada vez más reducido horario de apertura del Biutz, convirtieron la zona en un auténtico infierno.
La clase política, incapaz de dar una respuesta al problema y cuya única solución ha pasado hasta el momento por proponer que haya seguridad privada (el mismo acuerdo que se alcanzó hace seis años), no sabe cómo poner el cascabel a un gato que, mientras tanto, se revuelve ante los ojos de las fuerzas de seguridad, apabulladas por cientos de porteadores que, andando o en ‘vehículos-almacén’, intentan pasar la mercancía a Marruecos. Mientras, en el país vecino sus autoridades responden con vetos a la entrada de mercancía y a bultos grandes, con lo que Ceuta termina convirtiéndose en una espiral de la que sacar lo comprado se convierte en una estrategia casi pueril.
La jornada de ayer fue especialmente delicada, pero no más que la de la tarde del lunes, cuando la Guardia Civil se vio sola en la frontera, intentando controlar a los cientos de porteadores que querían sacar sus bultos a Marruecos. Desde las cinco de la tarde hasta pasada la una de la madrugada, el Instituto Armado se vio literalmente ‘acosado’ por los camalos, dando pie a escenas tercermundistas de guardias intentando evitar la salida de mercancías para no colapsar la frontera mientras compañeros terminaban por los suelos. El lunes, la coordinación falló (algo que ya suele ser habitual e incluso histórico, incapaz de ser arreglado en las juntas de seguridad), así que la Benemérita afrontó sola el trabajo de control de los porteadores, contando con el respaldo, en materia de tráfico, de la Policía Local. Ayer, sí que hubo presencia de agentes de la UPR durante toda la mañana, pero ya por la tarde, cuando Tarajal se convirtió en un particular infierno, se volvía a escenificar la única presencia de Guardia Civil, de Policía Local y media docena de efectivos del CNP, incapaces todos ellos de controlar la situación.
¿El resultado? Lo pudieron vivir en sus propias carnes todos. Por un lado los ciudadanos que se veían atrapados en colas infernales; por otro el servicio público, que no podía cumplir con los trayectos; también los agentes, completamente superados por la situación; y ya por último los porteadores que intentaban a la desesperada sacar la mercancía.
La frontera llegó a sufrir bloqueos en el tránsito durante la tarde. Marruecos impidió la entrada de porteadores por Tarajal y la Guardia Civil tuvo que impedir la aproximación de camalos al tubo, ya que de permitir su entrada se corría el riesgo de que quedaran atrapados y se colapsara el tránsito. La zona del puente se convirtió en un asentamiento de porteadores que sí habían podido cruzar el lado español pero se quedaban sin poder pasar a Marruecos.
El espacio fronterizo se convertía en una especie de juego cruel. Los porteadores, a los que se mantenía alejados de la frontera para evitar incidentes, intentaban aprovechar la situación de caos para aproximarse hacia el paso y colar sus bultos. Algunos lo conseguían, pero otros eran retirados de la zona y apartados. Y así todo el rato, durante toda la tarde.
Ya pasadas las 21.00 horas, muchos camalos optaron por empezar a buscarse huecos y cartones para dormir, mientras que decenas de ‘vehículos-almacén’ cargados de mercancía hacían lo mismo, quedándose en las explanadas cercanas al Hospital sin poder salir.
Así terminaba una jornada marcada, de nuevo, por la ausencia de orden en la frontera. Una situación que se está extendiendo en el tiempo y para la que las autoridades no encuentran soluciones, al menos válidas.
Las retenciones nocturnas en la N-352 comenzaron sobre mediodía cuando un número indeterminado de vehículos marroquíes dedicados al transporte daban vueltas por la carretera nacional que desemboca en la frontera del Tarajal. Esta modalidad de porteadores motorizados son bastante testarudos e intentan, en repetidas ocasiones, recibir autorización de la Guardia Civil para acceder a la frontera en dirección a Marruecos o hasta que entre de servicio el “mejor turno”, como explican ellos mismos. Esta es precisamente la clave de este entuerto, la que no hace sino causar mayor tensión.
Ante la negativa de los agentes o la imposición de multas porque conducen con falta de visibilidad o de libertad de movimientos al ir cargados e impedirles los productos viajar en unas condiciones adecuadas, los conductores perseveran en su propósito de pasar el porte al país vecino y provocan el colapso de la avenida Martínez Catena. Por la mañana, a fin de evitar un mayor estrangulamiento de la vía y la formación de avalanchas en el acceso para peatones, la Unidad de Prevención y Reacción del Cuerpo Nacional (UPR) bloqueó la calzada estacionando tres de sus vehículos entre la rotonda y la mediana del Tarajal a fin de que nadie pudiese circundarla y evitar un mayor estrangulamiento de la vía.
Por la tarde fue la Local la que tuvo que hacer estas funciones. Ante el atasco, que se alargaba hasta la cuesta que asciende al Hospital Universitario, y la disposición de los vehículos policiales, los autobuses tuvieron que maniobrar delante de los últimos comercios del Tarajal para colocarse en sentido contrario y cargar a los pasajeros rumbo al centro.

Aduanero marroquí en el Tarajal

Un uniforme destacaba ayer a mediodía en el lado español de la frontera: un aduanero marroquí se encontraba en el acceso de vehículos en dirección al país vecino. Es probable que para intercambiar información.

Autobuses girando en mitad de la n-352 por los atascos

Ante el embotellamiento, que se alargaba hasta la cuesta que asciende al Hospital Universitario, los autobuses tuvieron que maniobrar delante de los últimos comercios del Tarajal para colocarse en sentido contrario y cargar a los pasajeros.

Las colas superaban la subida al hospital

Las esperas para salir a Marruecos, y en otros casos para dirigirse al Príncipe Felipe, se prolongaron durante toda la tarde con embotellamientos que rebasaron el ascenso al Hospital.

Porteadoras se quedan a dormir para ser mañana las primeras

La aglomeración de porteadores y vehículos alcanzó su cénit por la tarde, momento en el que la Policía Local entró a encargarse de regular el tráfico rodado. Abajo, las porteadoras se ‘acomodan’ entre cartones para pasar la noche a la intemperie y conseguir así, hoy, los primeros puestos en la fila. 

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