El CES observa un retroceso en las compras a través de internet

Una de las causas que desanima al cliente local puede hallarse en las dificultades de los trámites aduaneros y el criticado DUA.

El Consejo Económico y Social de España (CES), adscrito al Ministerio de Empleo y Seguridad Social, apunta a una regresión en la evolución del comercio electrónico en la ciudad autónoma en su Memoria sobre la situación socioeconómica y laboral de España 2014. Ceuta es junto a la comunidad autónoma de Castilla y León los dos únicos territorios que retroceden en el porcentaje de personas que compraron a través de internet el año pasado.
Mientras que en 2013 el 16,4 por ciento de los clientes ceutíes se mostró más permeable a esta modalidad de compra, su cifra cayó en 1,6 puntos porcentuales en 2014 hasta el 14,8 por ciento. Un descenso que parte de 2011, cuando la adquisición online de bienes alcanzó su pico máximo con un 29,1 por ciento. Hasta ese año, el número de ceutíes que afirmaba haber realizado alguna operación de comercio electrónico iba en aumento, pasando de un exiguo 7,6 por ciento de 2006 al punto álgido en esta vía de consumo.
Este informe del CES explica que, a pesar de las innegables ventajas que el consumo en la red ofrece a la población –ahorro de costes, desplazamientos innecesarios y la ampliación de la gama de productos disponibles, entre otras–, esta vertiente del consumo, muy arraigada en países del entorno, no termina de calar en España.
En la actualidad (información de 2014), de acuerdo con los datos vertidos por la Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de la información y comunicaciones en los hogares, expone el CES, un 27,5 por ciento de los españoles realizó alguna compra por internet en los últimos tres meses, en contraste con las proporciones cercanas al 70 por ciento que exhiben los datos de otros países como Reino Unido.
Como argumento general, este órgano consultivo del Gobierno estatal esgrime que la lentitud del despegue del comercio electrónico en España se debe principalmente a la falta de confianza en la seguridad de las operaciones a través de internet, “circunstancia que trata de resolverse con la introducción de mejoras en la protección de los derechos de los consumidores y la ampliación de las garantías en la red”.
Con independencia de esa falta de confianza que sopesa el CES, ¿qué otros factores pueden darse a nivel local? El descalabro del comercio electrónico coincide en el tiempo con las quejas por las dificultades que parecen interponer las autoridades aduaneras y, sobre todo, por el Documento Administrativo Único (DUA) con el que Correos repercute el coste de exportación nacional de mercancías de empresas y particulares desde 2013.
Un trámite de obligado cumplimiento para toda mercancía con un valor superior a los 22 euros que entra en la ciudad y certifica, ante los ojos de la Agencia Tributaria, que ésta está liberada del pago de IVA pero sometida al abono de IPSI, el impuesto que gestiona la Ciudad. En la práctica supone que quien recibe un paquete de Correos tiene que pagar un sobrecoste: el criticado DUA se expide previo pago de 14 euros.
A raíz de la protesta de distintos sectores económicos y sociales, el Pleno de la Asamblea acordó en diciembre de 2013 instar a la eliminación del cobro por la tramitación del DUA al igual que ocurrió en Canarias. Sin embargo, el plante parece no recibir respuesta y esta tasa se perpetúa en las transacciones. Este puede ser uno de los motivos que –junto a la brecha digital– más lastren la compra y venta a través de internet a tenor de los datos del CES. 

Jorge Guerrero “El DUA es una frontera económica dentro de un mismo país”

Jorge Guerrero es un ciudadano que mantiene su particular cruzada con el DUA, al cual define como una “frontera económica dentro de un mismo país”. A través de Change.org recopila apoyos para su abolición y ya atesora 859 firmantes. Quien ha abierto esta petición asegura que este tramite “encarece, retrasa y hace imposible comerciar libremente en igualdad de condiciones como cualquier otro comerciante insular, lo que nos coloca como ‘españoles de segunda’ solo por el mero hecho de intentar llevar a cabo nuestra actividad económica desde nuestras ciudades autónomas”. Guerrero consideró que resta competitividad en el comercio tradicional, pero también en la era del comercio electrónico, “simplemente porque nos encontramos con un muro infranqueable que nos relega prácticamente a desistir de cualquier tipo de iniciativa”. Se pregunta por qué no hay trabas entre puntos de la península pero sí existen obstáculos con la ciudad autónoma.