Con la quinta planta del Hotel Tryp al completo, la coalición Caballas hizo ayer su puesta de escena política. Y lo hizo acertando en las formas. Con mensajes cortos e ideas claras, los distintos integrantes de los partidos unidos -UDCE y PSPC-fueron desgranando las 20 razones por las que, defienden, “hay que estar con caballas”. ¿Para qué? “Para acabar con el PP”, dijeron. “Hoy es un día muy malo para ellos”, recordó Juan Luis Aróstegui, futurible número 2 de la coalición, quien aprovechó para defender la existencia de una “Ceuta única” en la que haya “derechos e igualdades”. “Nos gustamos como somos y nos queremos como somos”, gritó ante un público entregado entre los que se distinguían representantes de barriadas significativas de la ciudad o cabezas visibles de asociaciones islámicas de peso.
“Presentamos un proyecto con el que aspiramos a unirnos como hermanos frente a esos que nos dividen”, aseguró Aróstegui, provocando los aplausos de los presentes. “Nosotros no les importamos, quieren callarnos porque para ellos no somos nada y vamos a recuperar nuestros derechos. Ellos quieren que estemos callados”, indicó anunciando que había llegado el momento de “rescatar nuestro amor propio”, “luchar y no llorar, rebelarnos y no humillarnos y exigir, no pedir”.
El cabeza visible del PSPC sacó la vena más sindical poniendo en escena los mejores fragmentos de una película de lamentaciones, buscando sacar de los presentes determinados complejos que no terminan de erradicarse, metiendo los dedos en los mensajes más tremendistas del ámbito social. “Hay que luchar por nuestros derechos y ser igual que el resto, porque nos los quieren arrebatar. Caballas es un canto a la esperanza”, sentenció.
La intervención de Aróstegui dio paso a la de Mohamed Alí que tuvo que esperar a que terminaran los gritos de “¡presidente, presidente!” con que le dieron paso los presentes. Alí comenzó pidiendo perdón por “si no he estado a la altura” en algunas de sus intervenciones en la Asamblea aunque, recordó, su grupo ha sido el que más mociones ha presentado en los plenos: “Nunca hemos renunciado al interés general de todos, ni nos hemos vendido”, aclaró. Y lo hizo entonando, sin hacerlo verbalmente, ese mea culpa por el sambenito que se le ha colocado en este periplo político previo al pacto con el PSPC por sus ‘devaneos’ con el PP y el PSOE que no llegaron a cuajar en acuerdo alguno.
Alí no dudó en tildar al Gobierno del PP del equipo de los “escándalos”, mentando a Pedro Gordillo, a Rodríguez Gómez, a la propia Carolina Pérez y a alguno “más que puede caer”, sentenció.
El que será el número 1 de la coalición arrastró el espíritu de algunos de los presentes aludiendo a la caída del “tirano Mubarak”, pidiendo unión entre todos en un “hermanamiento” para conseguir un “cambio que es posible”, al igual que ha pasado en Egipto, con la unión de cristianos y musulmanes para derrocar el poder. “Sin vosotros no somos nadie, el cambio es posible y hay que luchar por nuestros derechos”.
Antes que Aróstegui y Alí hablaron otros integrantes de Caballas entre los que destacaban históricos de la política como Alberto Núñez o personas muy vinculadas a CCOO como Antonio Palomo o José Antonio Alarcón. Por parte de UDCE destacaron las intervenciones de su secretaria general, Fatima Hamed, mientras que se echó en falta la presencia del actual número 2, Abselam Abderrahaman Maate.
Hubo 20 mensajes que se explicaron en ‘corto’ para buscar el efectismo en un acto que no duró más de media hora. Se mentó la igualdad “de una vez por todas, la de verdad, no la de cara a la galería. Queremos gente convencida de que el futuro pasa por trabajar codo con codo”, dijo Hamed. Se aludió a la defensa de una política “no como profesión ni como negocio. Tenemos que erradicar palabras como cohecho, malversación de fondos o tráfico de influencias”, apostilló Javier Martínez, quien llegó a postularse en su día como cabeza visible de los críticos del PSOE. Y así hasta 20 ideas: una naviera municipal, suprimir impuestos, acabar con el enchufismo “y los estómagos agradecidos”, atender a todas las barriadas por igual o fomentar el deporte de base y recuperar el “orgullo ceutí” que pasa por la defensa de Ceuta como comunidad autónoma. “Caballas se preocupa por todos, que todos sean iguales. Esto es Ceuta, no la mitad, ‘Ceuta entera está aquí’”, indicaron.
Al término del acto político en sí se anunció un aperitivo aunque la mitad de los asistentes optaron por marcharse del lugar y se expuso un vídeo en el que se mostraron mensajes y fotografías alusivos a los distintos actos en los que ha estado presente la coalición en los últimos meses. La música de fondo acompañó.
Caballas se viste de largo
Caballas no sorprendió en su puesta de largo. Al menos no por el contenido de sus mensajes. Era lo esperado: explotaron la idea del desembarco de los salvadores de una sociedad humillada y en esa línea seguirán. La palabra racismo ni se escuchó, optaron por dar un giro que se adaptara más al foro y buscaron el mensaje del Robin Hood erigido en el príncipe de los desfavorecidos. Y eso es fácil de conseguir: si prometemos quitar determinados impuestos, si buscamos términos populistas mentando el enchufismo y si encima nos viene como anillo al dedo el ‘escándalo Pérez’ y hasta la caída de Mubarak... nos sale una mezcla con la que calentar hasta los corazones más fríos. El contenido, el esperado: más de lo mismo, a caballo entre un electoralismo puro y duro y lo que pretende ser un proyecto, aunque se sustente en una convivencia siempre tan apañada en eso del oportunismo. La puesta en escena, novedosa: discursos cortos, mensajes directos que no cansan al personal, música y mucha interrelación. Y dos claves: bastante gente se marchó tras escuchar los mensajes y ni se quedó a comerse el aperitivo para cenar de gorra, y eso sí que es algo a tenerse en cuenta vistos los precedentes. La segunda: Caballas se ha atraído a personas con peso en determinados colectivos, aunque también se les coló algún que otro satélite. Habrá que analizar su fidelidad.