El camaleónico populismo

El diccionario de la Real Academia Española define al populismo como la “tendencia política que pretende atraerse a las clases populares”. Es decir, que en estas, se encuentran jugando Podemos, PSOE, Ciudadanos, Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía, Coalición Caballas y PP. Ninguno de ellos se atreve a manifestar claramente su ideología, algunos incluso la traicionan, y los hay quienes viven constantemente retomando su rumbo ideológico -los veletas -, si creen que con ello pueden perder o ganar apoyo ciudadano.

Nos hemos acostumbrado tanto al camaleónico populismo, que desvirtúa las capacidades del animal para convertirse en sinónimo de mentiroso contumaz. Porque lo peor del populismo no es la búsqueda del electorado, sino la falacia como medio para obtener el poder, lo que define al político populista como alguien sin principios ni ética.

El populismo alcanza su cénit con el marxismo. El marxismo, en sus diferentes versiones partidistas, se ha convertido en algo tan populista que muchos de los partidos que defienden el marxismo más aberrante, ni siquiera son conscientes de ello -ignorancia o incultura-.

Se ha llegado a tal punto con el marxismo que es fácil ver a ministros del PSOE con el puño en alto, camisetas con fotos del asesino homófobo Che Guevara, Stalin, Lenin, Mao Tse Tung, etc. Y ninguno se sonroja por ello. ¿ Se imaginan a alguien en un mitin alzando la mano con el saludo nazi ? ¿Llevando camisetas con la foto de Hitler ?

Salvadas sean las enormes distancias, de modo similar ha pasado con el Islam y otras religiones o filosofías de vida. El populismo oculta la verdad por congraciarse con gran parte del espectro electoral.

Ningún partido, por populista, se va a manifestar en contra de la barbarie, acción de bárbaros, de las playas y calles con ríos de sangre en una ciudad europea en pleno siglo XXI, porque muchos de sus ciudadanos, los causantes de esa violación de la sanidad pública, incumplen la legislación vigente, practicando costumbres medievales lejos de todo sentido común y convivencia cívica al no hacer en el matadero lo que debería realizarse allí.

Una cosa es respetar las costumbres, y otra que estas costumbres atenten contra toda la salubridad pública y afecten a toda la ciudad. Sobre todo cuando se han facilitado medios para que esto no ocurra. Pero habrá quien lo entienda como un ataque a la religión islámica, un ataque “racista”, fascista, contra la libertad ideológica o religiosa; cuando realmente aquí solo ha habido un ataque, el de un montón de incivilizados y malos vecinos que se han pasado la legislación y el marco normativo por el forro.

¿Qué imagen creen que se dió de Ceuta durante la semana pasada ? Las playas contaminadas con ríos de sangre, calles con olor a matanzas domésticas de carne de cordero, fronteras colapsadas y violadas por centenares de asaltantes que utilizan la violencia física contra personas para entrar. Nunca se logra un sueño agrediendo a los demás.

Sin embargo, ningún líder se atreverá a abrir la boca sin tapujos y denunciar el primitivismo incívico, ni la necesidad de dotar de medidas contundentes a la hora de defender nuestras fronteras.