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El azote del mar, sesenta años después

Dos supervivientes del naufragio del Guadalete en 1954 narran para ‘El Faro’ sus experiencias en la tragedia.

La noche del 24 al 25 de marzo de 1954 zarpó de Ceuta, donde tenía su base, el buque Dragaminas Guadalete para realizar un servicio de vigilancia entre este puerto y el de Melilla. La dotación era de cuatro oficiales, diez suboficiales, trece cabos y cincuenta y un marineros. A causa de un fuerte temporal de levante y después de doce horas de lucha de su dotación por salvar el buque, se hundió la tarde del 25 de marzo de 1954 a unas 30 millas al sur de Marbella, muriendo 34 hombres de los 78 tripulantes.
Entre los supervivientes se encontraban Eumenio Prieto Fernández, de Ceuta, y Juan Echevarría Cabiedes, natural de Colindres, Cantabria, ambos presentes anoche en nuestra ciudad para asistir, en el Casino Militar, a la conferencia Los últimos días del Guadalete, impartida por el capitán de navío en la reserva Luis Mollá Ayuso: “Salimos de Ceuta sobre las diez de la noche del día 24 ya con un levante bueno”, rememora Prieto Fernández, “pero, aunque no me gusta hablar mucho porque el hombre ha fallecido, creo que el comandante, que hacía su primer viaje, no estuvo acertado al no decir a Capitanía que con ese tiempo no se podía salir”, valora para añadir acto seguido: “Pero salimos y al poco el levante nos empezó a pegar y pegar y pegar. Estuve toda la noche de servicio, soportando los golpes del mar. Por la mañana, intentó el comandante meter las mesas de comer porque el carbón ya no era eficaz pero nada, ni con esas, porque la madera se quemó como papel”, recuerda con la voz de quien se sabe testigo de un hito histórico.
“A mediodía”, sigue recordando Prieto Fernández, “el barco estaba tumbado, quedó una balsa salvavidas nada más. Los relojes se pararon pero fue sobre las cinco y media cuando se hundió. Yo no me tiré al agua pero me vi en el mar. Pero el mar no me tragó, fui a parar con otro muchacho, los dos agarrados a un enjaretado. Él iba con una camiseta y yo con un pantalón de deporte, caía el viento brutal. Por fin, después de tres horas en el agua, vimos un barco y para allá fuimos. Pusimos la punta de proa, al llegar en seguida nos echaron un cabo, me amarré pero estaba aterido y el cuerpo empezó a pesar. Al final, como pude, me salvé. Estaba temblando”. “Luego me encontré con otros supervivientes en ese barco, no había comida para tanta gente”, recuerda Eufemio, quien era especialista artillero y llevaba por aquel entonces dos años y medio en la Marina.
En los ojos transparentes de Echevarría Cabiedes brilla una luz que chisporrotea como las noches de San Juan: “Yo era asistente del comandante”, cuenta antes de reconocer que fue el artífice de que muchos compañeros se salvaran; un verdadero héroe pues: “Estuve trabajando, levantando presión, metiendo carbón y veía cómo entraba el agua en las carboneras, luego el barco se fue escorando. La balsa que quedaba, que es con la que nos salvamos casi todos los que nos salvamos, la tiré yo, yo sólo porque no quedaba nadie más en el barco. Esa balsa fue recogiendo gente”, recuerda el héroe, quien a pesar de la gigantesca empresa asegura que “no temí por mi vida, no sufrí; estaba tranquilo”.
Ambos supervivientes se encontrarán hoy con otros compañeros que también se salvaron de la tragedia, pues todos asistirán a la inauguración que la Armada Española hará, a las 12:30horas en el Muelle España, de un monumento en recuerdo del buque Guadalete y de los hombres que perdieron la vida durante su hundimiento hace sesenta años. De los que dejaron su vida y también de los que, como Prieto Fernández, de Ceuta, y Echevarría Cabiedes,  sobrevivieron al azote y furia de la  mar.

Expectación en el Casino para conocer los detalles de los últimos días del Guadalete

El Centro Deportivo Sociocultural de los Ejércitos de Ceuta, popularmente conocido como Casino Militar, acogió ayer la conferencia, dando comienzo a los actos de homenaje por la tragedia de Guadalete, la conferencia Los últimos días del Guadalete, impartida por el capitán de navío en la reserva  y escritor Luis Mollá Ayuso.
“Es una tragedia histórica que tiene para mí un valor sentimental importante”, señaló el conferenciante, “pues recuerdo a mi padre narrar el acontecimiento en familia con los ojos llenos de lágrimas, circunstancia que no me avergüenza reconocer”.
Asimismo, Mollá Ayuso, además de detallar los motivos que llevaron a que el Guadalete cayera en desgracia, acompañó sus palabras con imágenes proyectadas e infografías que sirvieron de perfecta ilustración para los presentes que coparon todos los asientos disponibles.

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