El Aróstegui que yo conozco y el que nos vende el PP

A Juan Luis lo conozco desde hace más de veinte años, era bastante normal muchas mañanas de Sábado verle aparecer por mi casa y departir con mi padre en la mesa camilla que había en el salón, mientras yo tirado en el sofá veía los dibujos animados. Pero a Juan Luis de verdad lo conozco desde hace diez años. Recuerdo que cuando acudimos a la primera reunión de una ejecutiva del PSPC, los que nos estábamos empezando a encargando de las políticas de juventud, Juan Luis tuvo un detalle que nos llamó mucho la atención. Personalmente tenía la impresión preconcebida, la que vendía la prensa, mejor dicho, sus ‘enemigos’ en la prensa, de que Juan era una persona autoritaria y que se hacía lo que él ordenaba y mandaba. Recuerdo que era la segunda reunión a la que acudía, en la primera llegué algo nerviosos, conocía a Alberto Núñez, con Juan Luis había intercambiado un par de saludos en los últimos años y conocía a Manolo Ortega. Nada más llegar me acogieron como si me conociesen de toda la vida, José Antonio Saiz y  Maite Alascio y me puse a comer pipas con ellos mientras llegaban los demás y empezaba la reunión, por desgracia con Maite fue una de las pocas reuniones en las que pude coincidir con ella debido a la enfermedad que poco después se la llevaría de entre nosotros. José Antonio y Maite hicieron todo lo posible para que me sintiese integrado. En aquella primera reunión, vi a un grupo de personas debatiendo sobre los problemas de Ceuta, no divisé autoritarismo, ni nada por el estilo. Me sentí realmente a gusto y tras llegar a mi casa y pensar en lo ocurrido sentí que eso era lo que entendía yo por política desde muchos años atrás, analizar problemas y proponer soluciones, y que esa gente era mi gente.
Volviendo al detalle en cuestión, se trataba de la segunda o tercera reunión a la que asistía, se debatía un asunto y llegado un momento se somete a votación, “votos a favor… votos en contra… abstenciones…”. Armando, Ángel y yo no votamos, entonces Juan Luis nos dijo “¿vosotros no votáis?”,   a lo  que respondí yo, muy puesto en el funcionamiento orgánico de una formación política: “no somos miembros electos de esta Comisión Ejecutiva, y según pone en el régimen interno..:” No me dejaron hablar más, las doce o trece personas que había empezaron a hablarnos a la vez y no entendía nada, sólo entendí a Juan Luis que lo tenía sentado a mi izquierda, “si estáis sentados en esta reunión tenéis el mismo derecho que los demás a votar, a hablar, a lo que sea”. Se repitió la votación, y votamos. Nuestros votos (3) no cambiaban en absoluto la decisión, pero era un detalle que nos llamó mucho la atención y que diez años después seguimos recordando los tres, seguramente Juan Luis y  las otras doce o trece personas que estaban en aquella reunión no lo recuerden, pero ese momento se nos quedó marcado.
A partir de ahí esa imagen que se vendía de Aróstegui de autoritario, de una especie de dictador se me quitó de la cabeza. Juan es un tipo con una capacidad de trabajo innegable, una persona que cuando hay que hacer algo si alguien no lo hace, termina haciéndolo él. Desde un documento a pegar un cartel. De eso me di cuenta rápidamente y en ese aspecto, somos bastante parecidos. Cuando en una formación como el PSPC, en la que las personas que la integran se dedican a analizar los problemas de Ceuta y buscar soluciones, cuando sería más cómodo quedarse en casa o dedicar ese tiempo para otros hobbies, a la gente no se le puede exigir nada. Entonces fue cuando me puse codo con codo con Juan Luis, me empecé a dedicar al tema de las afiliaciones y organización del partido y nuca me puso un pero. Los dos somos tímidos y tardamos un tiempo en coger confianza el uno con el otro. Jamás a alguien que viene con una iniciativa se la tira por tierra, siempre la valora. De CCOO está siempre dispuesto a irse (por tener no tiene un una mesa. Ni un despacho), pero le piden que siga
En estos diez años le he visto ayudar a ceutíes de todas las razas, credos y religiones, pero los más necesitados en nuestra ciudad suelen ser musulmanes, esa es una realidad que no se puede dudar y en este pueblo debemos trabajar para que las diferencias sociales se vayan acortando.
Juan Luis fue el promotor del Pacto Territorial por el Empleo, esa es una realidad indudable. En las elecciones de hace 4 años, hubo quienes atacaron a Juan Luis diciendo que él no había sido, con la finalidad de quitarle votos. Dos días después de las elecciones, una de estas personas se presentaba en CCOO para pedirle ayuda, para preguntarle por su situación, Juan Luis volvió a ayudarlo por enésima vez. Le comenté que otros no habrían hecho eso, pero somos diferentes. Si Juan Luis hubiese obligado a todo aquel que ha ayudado en los últimos 25 años a que le votase, sería alcalde de Ceuta, pero esa mediocridad y mercadeo es más propio de otros. Cuando se ayuda a alguien que lo necesita se hace sin pedir nada a cambio, no se puede mercadear con las miseria de los demás.
Juan Luis escribió hace diez años, en un artículo en este medio, en el que hacía un análisis de la situación de Ceuta, se debatía constantemente a nivel nacional sobre Ceuta, Melilla y la Marruecos, enlazándolo con las negociaciones que se estaban entablando entre España y Reino Unido por Gibraltar. El narcotráfico era el pan nuestro de cada día, esto hacía que unido a la crisis del sector privado estaba provocando que muchos ceutíes (musulmanes, hebreos, hindúes, cristianos, ateos, budistas, agnósticos, apateístas, etc) se estuviesen yendo de Ceuta hacia la península. En un momento dado hablaba de que esos ceutíes que se estaban marchando estaban siendo sustituidos por emigrantes marroquíes que se estaban asentando en Ceuta y que no compartían nuestra nacionalidad, ni nuestro proyecto de vida.  Esa frase sacada de contexto está siendo utilizada contra Juan Luis, todo vale. Hace unos meses dos amigos míos, musulmanes, regentes de un bar, Mustafa y Larbi me comentaban que cada vez hay más marroquíes que vienen a Ceuta y le quitan el trabajo y la vivienda a los españoles, “mira la cantidad de X que hay en los planes de empleo, en las empresas de construcción y cuantos que su DNI empieza por 45 que están en el paro”. Quizás los que sacan de contexto las palabras de Juan Luis o los que dan bombo a sacar esa frase de Juan Luis de contexto, son los que piensan que los musulmanes de Ceuta son extranjeros, entre otras cosas porque el término arabo-musulmanes ceutíes, yo no lo había escuchado en mi vida y no me pegaba que Juan Luis lo utilizase, y estaba en lo cierto. Los ceutíes son ceutíes, los ceutíes son españoles. Y en Ceuta hay musulmanes que no son españoles, como también los hay cristianos, hebreos e hindúes que están en Ceuta pero son de otros países. Los ceutíes somos españoles.
El Juan Luis que yo conozco es ante todo buena gente, noble y transparente, algunos de los escribientes que le ponen de ‘chupa de domine’ alucinarían con lo que piensa de ellos cuando la gente le cuenta las ‘lindezas’ que le dedican, el no lee esos escritos. Su gran defecto es que piensa que todo el mundo es bueno, y el tiempo hace que se lleve alguna que otra decepción, aunque algunos le hayamos estado avisando durante meses u años. A Juan a veces (no tantas como se venden) le pueden fallar las formas, pero el fondo prácticamente nunca. Pero puestos a reinventar el pasado hay quienes hasta reinventan la historia del PSPC y hasta la del propio Juan Luis, ‘¿tránsfuga del PSOE?’, Juan militó en Juventudes Socialistas en los 70, nunca en el PSOE. Pero en fin esta es otra historia que contaré otro día, principalmente lo relacionado con el transfuguismo y el PSPC. Pero vamos que tránsfuga según la RAE es una “persona que con un cargo público no abandona este al separarse del partido que lo presentó como candidato”. De esos hay unos cuantos en el PP.