Son varias las asociaciones vecinales y religiosas que se han quejado del alumbrado dispuesto con motivo del Ramadán. Y la verdad es que, visto lo visto, hay que darles toda la razón. Si no dense una vuelta y con sinceridad diganme que les parece el cableado con bombillas de pueblo que han colgado de lado a lado en algunas calles. Cierto es que estamos en tiempos de austeridad, pero ésta debe ser repartida por iguales. Así que si jugamos a eso de las bombillitas... no hagamos el ridículo.
Las protestas conocidas no se basan sólo en las luces deslucidas sino también en la falta de un programa de actos en condiciones. ¿Pues no celebrábamos ayer la convivencia? Quizá nos estemos equivocando en las formas esta vez. No encontramos este año ni un solo evento en condiciones. ¿Qué habrán pensado para la Musal la? ¿Los mismos errores y contradicciones de otras ocasiones?
Algo ha fallado en esta ocasión y legítimas son las quejas efectuadas toda vez que para otros eventos sin arraigo alguno sí que ha existido una mayor implicación. Y no voy a citar uno en concreto. No tienen más que detenerse en los que estamos difundiendo estos días. Sólo se trata de una reflexión sincera que demuestra una dejación que debe ser enmendada. Tiempo hay.