La Consejería de Asuntos Sociales está elaborando sendos reglamentos para el programa de alojamiento alternativo y el albergue de alojamiento temporal con el fin de hacer cumplir el propio objetivo con el que nacen estas dependencias, “que sea un servicio puntual en un momento de necesidad, pero no algo fijo”. Son las manifestaciones de la consejera del área, Carolina Pérez, para dejar bien claro que no hay que confundir las funciones para las que se han concebido cada uno de ellos. El albergue “no es una residencia para vivir de manera permanente”, sino por el contrario un espacio temporal mientras se consiguen solucionar los problemas que afectan a los residentes de este inmueble. “Les vamos a ayudar informándoles, pero el tiempo máximo podría estar en una semana, porque de lo contrario se colapsaría y, además, ahí no se puede hacer una vida normalizada”. La idea con la que nace este tipo de proyecto es solventar un problema puntual, pero no hacer de esta solución temporal una forma de vida, y eso es algo que quiere dejar bien claro la consejera de Asuntos Sociales, “hay quien se cree que cuando lo realojan los Servicios Sociales no van a salir de ahí hasta que no se les de una casa de protección oficial”. Una solución no siempre factible y que ha derivado en el acogimiento de algunas familias durante años en el programa de alojamiento alternativo. La medida, sin embargo, conlleva un seguimiento exhaustivo de los trabajadores de Asuntos Sociales sobre cada uno de los casos particulares, a fin de determinar si la situación de cada una de las familias ha variado.
“Hemos tenido gente cerca de dos años en Cruz Blanca o en hostales que no se han movido. La picaresca existe, por eso es necesario tramitar los informes sociales y conocer de dónde viene la familia, qué han hecho, o cuanto tiempo llevan empadronados”.
Al margen de cumplir con el objetivo con el que nacen estas dependencias, Pérez considera que con su puesta en marcha el programa de alojamiento alternativo actual tenderá a disminuir. “Este albergue es muy necesario en Ceuta, no teníamos un sitio donde acoger a las familias en caso de necesidades, y esto da un respiro importante”. Y es que Pérez aún recuerda los “auténticos” problemas derivados de las fuertes precipitaciones del último año. “No había pensiones para familias con muchos miembros que necesitaban hasta cuatro habitaciones dobles y las instalaciones de Cruz Blanca se han quedado pequeñas”.
El albergue dispondrá de 137 habitaciones, con una capacidad máxima de más de 400 plazas, y dispondrá de todas las prestaciones necesarias para llevar una vida lo más normalizada posible: zona de estudio, televisión, lavandería o cocina. Estos dos últimos servicios, junto a la limpieza, se externalizarán, según avanzaba Pérez, anunciando que se adjudicarán mediante concurso. Más de 360 familias se acoge a este programa Actualmente, 364 familias se benefician del programa de alojamiento alternativa, lo que, a razón de unidades familiares de entre cuatro y cinco personas, se traduce en más 1.500 ciudadanos. Esta prestación, en cifras económicas tampoco se queda atrás, ya que la partida destinada por la Consejería de Asuntos Sociales supera los 100.000 euros mensuales, a los que se suman el coste de las pensiones y hostales y el convenio con los hermanos Franciscanos y Cruz Blanca. “Este año, la Ciudad cerrará 2010 con un presupuesto de 1.400.000 euros”, después, además de que haya sido necesario incrementar la partida de 1,1 millón con una dotación adicional de 300.000 euros. El programa de alojamiento alternativo aporta al beneficiario un porcentaje del alquiler de una vivienda en base a los ingresos que percibe la familia o al número de hijos que tiene.