El Centro de Día para enfermos de Alzheimer de Cruz Roja celebra el Día Mundial de esta enfermedad organizando un taller gastronómico para sus usuarios
Cada minuto se diagnostica en el mundo un nuevo caso de Alzheimer, una enfermedad que despoja de lo que, seguramente, nos hace humanos: la capacidad intelectual. No hay cura, se desconocen la causa y el origen. Y tras décadas de investigación intentando hallar un tratamiento eficaz sin éxito, ahora la ciencia focaliza sus esfuerzos en intentar prevenirla.
Los primeros signos visibles de esta enfermedad son sumamente sutiles, un despiste, un “ay ahora no me acuerdo”, o “¿qué iba a coger de la nevera?”. Y entre ellos una larga lista de pequeños cambios en la personalidad que suelen agudizarse en los siguientes cinco o diez años. Los recuerdos se desvanecen, como la memoria a corto plazo. Y a medida que la enfermedad avanza, con ello la capacidad de razonar y de hablar se difuminan hasta desaparecer. Por esa razón en el Centro de Día para enfermos de Alzheimer de Cruz Roja Ceuta trabajan a lo largo del año con variados talleres y herramientas para intentar frenar el avance devastador de la pérdida de memoria.
Una de las actividades más entretenidas y curiosas se desarrolló en la jornada de ayer en la que los usuarios del centro junto con los de ayuda a domicilio complementaria y los voluntarios de Cruz Roja estuvieron elaborando conocidos dulces de nuestra gastronomía. “Son platos que no sólo tienen un sabor muy especial, además nos sirven de técnica para que los usuarios puedan recordar a través de su elaboración y el sabor esos dulces que en algún momento de su vida prepararon”, señalaba Germinal Castillo, responsable de comunicación de Cruz Roja Ceuta.
Tarta de la abuela, brochetas de fruta o magdalenas de colores, entre otros postres, elaboraron y degustaron tanto usuarios como voluntarios, que se dejaron inundar por el dulce sabor que impregnaba la sala del centro para dejar volar sus recuerdos, o al menos para relajarse y disfrutar de una jornada en compañía, ya que uno de los efectos que lleva consigo la enfermedad es la irritación, el nerviosismo o la depresión. Así que ayer, los sabores de ‘toda una vida’ fueron la mejor y más efectiva medicación. Ya que como apuntaba Castillo toda actividad que les recuerde hechos que ya realizasen en un pasado son positivas, pues ayudan a retrasar el avance de la enfermedad. “Muestra de ello será la actividad que realizaremos hoy, en la que pretendemos que paseen por la ciudad y de esta forma intenten recordar lugares que les sean familiares”, comentaba.
Una actividad que comenzará a las 9.30 horas en la cafetería del Puente, desde donde partirán hacia su visita por el centro urbano.