Una mirada hacia tu fisonomía, una bajada repentina de la misma, ¿significa algo o eso me ha parecido?.
Consultando con mis recuerdos y ayudado por una manzanilla con anís me he metido en un laberinto sin salida aparente.
Menos mal que siempre la ayuda inteligente de la gente me ha proporcionado un atisbo de claridad en mis dudas y con un simple “fue en la juventud, cuando una luz aterrizó en el corazón”, me fue llevando hacia lo que quise sería un poco de envidia por alguna escena de aquellos momentos que me podía peinar.
Pero la rutina del día a día se hacía conmigo y en mi cuaderno se representa este instante de un día donde yo creía que sería una pura rutina; me ha demostrado que siempre el ladrido del perro es por algo diferente y no por demostrar que es el macho alfa de la manada.
Hoy hace buena temperatura y tras encontrarme con un amigo y darle un consejo que ponerse protección solar, ya que somos bastante blanquitos y nos podemos poner muy coloraitos, y no por darle al mistela, sino por una no debida exposición solar.
Pero para eso está también el gorrito, que nos hace ser unos hombres del pelotón ciclista y aunque no tengamos la bici, si le vamos a pegar un poco a una caminata, que según dice es bueno para todo y más cuando dentro de nada vendrán los controles médicos y nos pondrán la cara bastante rojita por pasarnos en consumir cosas que no debemos, pero que están muy ricas.
Y desde esos instantes y con el complot de nuestra parienta pasaremos más hambre que un caracol en lo alto de un espejo.
Todo tiene su antes y después y por eso tenemos tantas dudas y tantos instantes de reflexión.