Escuchar más que nunca. Esa parece la premisa de Enrique Villarreal, conocido por siempre como ‘El Drogas’ (Pamplona, 1959), con Solo quiero brujas en esta noche sin compañía (Warner Music, 2019). Un quíntuple álbum en tiempos de Spotify y música a la carta que, aun así, reivindica precisamente lo contrario: sentarse y escuchar lo que pinta a ‘audiobiografía’ de este cantante, compositor, músico y activista que lleva ya más de 30 años sobre los escenarios, donde se hizo conocido junto al mítico grupo Barricada. En total, 42 canciones por las que se mimetiza en cinco estados de ánimo. Y todo empezó tras ver la luz.
– ¿Cómo surgió la idea de hacer este álbum?
– Vino con la composición de la primera canción, Al salir la luz. Fue hace casi cuatro años, durante unas vacaciones. Yo siempre me llevo la guitarra de aquí pallá. Cuando terminé de leer el libro con el que estaba, cogí la guitarra y me arranqué con esta canción.
Lo que pasa en el segundo disco, Europa, timbre oxidado, y su peculiaridad, es que la música la comienza a componer el grupo. Yo no formé parte al principio de esos temas, no quería ver por dónde iba. Luego la banda me pasó lo que había hecho, pero ellos no tenían ni idea de por dónde iba a meter las melodías.
– Precisamente en Europa: timbre oxidado cuenta con Nina, de Morgan. ¿Cómo se materializó esta colaboración?
– Creo que su propia voz, su propio timbre, escuchada con Morgan o cuando la vi por primera vez haciendo coros con Quique González, hace que su presencia sea física casi.
Visto el panorama, dije joder, con Nina me apetece contar, pero además va a ser en este disco porque creo que le podía dar una historia envolvente a esas propias historias que se cuentan en las canciones que ella ha cantado y que sobrecogen. Nina podía haber colaborado en cualquiera de los cinco discos.
– Los temas en este segundo disco son como pequeñas ráfagas, canciones de corta duración, pero con mucho mensaje. ¿Cuál fue tu proceso para llegar a esa incomodidad de un disco que, sin embargo, rezuma esperanza?
– Eso es lo que quería trasladar. Cuando haces que alguien se sienta incómodo, o bien te olvidas y das la media vuelta, o pones los cinco sentidos en lo que está pasando.
A la vez, a mí también me supone reconocerme en un continente, Europa, que refleja esa especie de entelequia donde uno pensaba que había valores como son el humanismo, la comprensión hacia otros rincones del mundo. Y precisamente es todo lo contrario.
Por la misma puerta que está abierta para exportar armamento que revienta hogares futuros y personas de gente que vive más allá, después esa misma puerta está cerrada para los que intentan venir a buscar un futuro mejor para los suyos. Uno se acaba sintiendo cómplice de todo eso. Y termina con una canción que es ‘Hoy me esperan las sonrisas’.
Me llamó mucho la atención de la imagen de aquella personita que aparece ahogada en una playa (hace referencia a Aylan Kurdi). Mi nieto mayor tenía la misma edad que ese niño de la foto. Me chocó la historia de cómo imágenes de un lado y otro cambian tu propia perspectiva de la vida.
Otros abuelos no han tenido la oportunidad de ver a sus nietos crecer. Yo sí he tenido esa suerte. Este es un poco el resumen del asco que uno siente por cómo movemos esta Europa.
Ahora cuando toco esa canción que hago en acústico la presento como esa historia que mi única preocupación es cambiarle de bicicleta ya que se va haciendo mayor y que a esa persona no se le diese la oportunidad de llegar al siguiente estadio vital que podría ser cambiar de calzado. Me parece chocante y por eso la titulo Hoy me esperan las sonrisas.
– Este disco parece además que está contado cronológicamente… Acaba con la “frágil memoria” que tiene la sociedad ahora mismo. ¿Cómo te gustaría que se manifestase ese mensaje que estás transmitiendo en este álbum?
– Yo simplemente quiero ser un pellizco que haga reflexionar en este tema concreto. Creo que es muy importante que nos opongamos a esas personas que nos están empujando a que nos enfrentemos a las que vienen de otros lugares y que son como nosotros.
Europa ha sido exportadora de inmigrantes toda la vida, de gente que ha ido a buscar trabajo a otros lugares por la falta de empleo o, en otras ocasiones, por una cuestión política.
Lo que creo que debemos hacer es escucharles, ponerles nuestros oídos y aprender de lo que nos cuentan.
Con lo cual el término empatía empezará a tomar importancia, y hará que esa gente que nos cuenta lo que les ha sucedido, lo que les está sucediendo, tome importancia. A partir de ahí, demos todos la vuelta y corramos a tortazos a quienes nos están empujando al enfrentamiento. Que no es otra gente que la que saca beneficio de todo esto.
Que nos dejemos llevar por personajes como Salvini, todo lo que es la extrema derecha de países como Hungría, Polonia, o en Francia con el Frente Nacional, que están ahí, son parte del propio sistema político.
De Vox tenemos todos algo, con lo cual hagamos que esa estupidez que estamos dejando salir por la boca, y lo vengo diciendo últimamente, saquémosla por el orto que es por donde tiene que salir.
– ¿En qué, o en quién, te cagarías?
– No sé por qué nos dejamos llevar por estúpidos o estúpidas. En este aspecto, sí que me gusta pensar que hay muchísima gente buena que es lo que conozco mayoritariamente. Por España siempre he estado haciendo en casi 40 años la misma gira. Voy de rincón en rincón de este país, conozco en todos los sitios gente muy positiva que me ha enseñado mucho. Sobre todo cuando la escuchas.
Te dicen: “¡Pues vete de España si no te gusta!”. Si es que esa España no me gusta, me gusta la otra. Eso es lo que quiero poner en valor. Y eso es lo que me gustaría transmitir también de alguna manera. Conozco muchísima buena gente en todos los rincones por los que he ido. No sé por qué dejamos que 'Torrente' invada cada habitación de nuestra casa.
– Y también, la sensación que transmites es la de animar a la gente a dejar de tener miedo.
– Es importante también tener el concepto de miedo presente por cómo se maneja. Primero, se nos ha ido individualizando, con lo cual a la hora de defenderte de algo, es muy complicado, porque ya te han marcado. El término de solidaridad, que estaba tan presente en las luchas laborales de los 70 y 80, cada vez está más difuminado, se va perdiendo. Nos han hecho creer que somos clase media a todo el mundo. No hay esa concienciación de clase obrera que te llevaba a pelear.
Yo entiendo que las personas con criterio siempre son las más peligrosas. Cuanta más incultura se traslade a lo que se entiende como masa maleable, sirve para que el sistema continúe funcionando como está. Hablo del sistema económico, el sistema judicial, instituciones como puede ser la Guardia Civil, que tendría que empezar desde cero, con otra mentalidad más democrática y más actualizada.
Por supuesto, la Legión tenía que estar absolutamente desaparecida ya hace muchísimos años. La Iglesia tendría que haber sacado las zarpas tanto de la educación como de la élite de poder que pueden tener. Y lo digo desde Pamplona, donde el Opus tiene una fuerza impresionante.
Pasa con todo. Hay personas que van a trabajar a Lesbos y te cuentan qué está sucediendo. No sé si lo definiría como que todo va a peor. Hay gente que está poniendo su tiempo, su vida, en mejorar la situación del prójimo. Esto es lo que vale la pena.
No sé qué hacemos pagando la carrera del señor Inda, o Marhuenda. Son cosas inexplicables. Cuanto menos se les escuche, mejor.
– Has comentado que la Legión debería desaparecer. ¿Por qué crees que no debería existir este cuerpo?
– La Legión se forma con Millán Astray, y con Franco como su gran apadrinado. A partir de ahí, si es que está claro, no puede ser que haya un cuerpo formado por golpistas. Para continuar, me gustaría que se me explique cuál es el papel que juega actualmente.
Todo esto puede quedar muy simbólico, la levantada del Cristo y tal, pero a mí todo esto no me dice nada. Estamos en el siglo XXI. No termino de ver si es una especie de compañía circense o si es un cuerpo de represión. Acabemos ya con eso.
Estoy más con la renovación de lo que se entiende por Guardia Civil.
– En uno de los temas de este disco, Aquí no tienen nombre, haces una alusión directa a la noche del 6 de febrero de 2014. ¿Cómo te enteraste de lo que sucedió?
– La verdad que pudo ser en cualquier telediario cómo se puede dar la noticia de algo tan trágico. Quince muertos en el agua intentando pasar a Ceuta. Habría sido esa chispa que se enciende que vas en seguida a mirar en las redes sociales, a buscar qué es lo que ha sucedido y por medio de esa búsqueda es donde das con las claves concretas.
¿Qué está pasando, he oído bien? Y eso hizo que por internet, buscando otro tipo más alternativo de medios de comunicación, dar con lo que se está exponiendo.
Es imposible que por los medios oficiales te vayas a enterar de lo que hay. Es como lo que pasa con Cataluña.
Me llamaban la atención ciertas fotos, como aquella del campo de golf… Estos reportajes que había en el monte, cómo viven en los campamentos, esos ritos como de esperanza antes de saltar la valla. Me parece alucinante el trato a todas esas personas. Las devoluciones en caliente, cómo todo se termina excusando por los medios y canales oficiales de los propios ministerios. El tema de las concertinas “que no cortan”, que decía el ministro del Interior del opus, en fin. Flipaba con sus declaraciones.
Yo no entiendo de las historias, pero procuro comprender escuchando.
Esto del Tarajal fue algo… Quince víctimas mortales en el intento de cruzar a ese estadio de esperanza. Y ese cuerpo represivo que es la Guardia Civil, que tenía que estar preparada para actuar de otra manera. Es lo que tenemos que terminar entendiendo. Quienes van a estar en fronteras pues tendrían que estudiar psicología de fronteras; quien tenga que estar para la violencia machista, tendrán que tener una preparación especial. Y así sucesivamente.
– Dentro de esas personas de las que hablas también están los Menores Extranjeros No Acompañados (MENA). ¿Qué opinión te merecen?
– Es uno de los temas más recurrentes para lo que entendemos por extrema derecha. A mí me preocupa más ese rescate a la banca con millones y millones de euros o la sanidad pública está como esté, o que la educación pública esté como esté, o la ley de dependencia.
La imagen es que son personas diversas. Hay mucha variedad. Las personas podemos ser iguales o queremos que se nos trate de la misma manera en ciertos ámbitos, pero luego cada cual es persona por sus diferencias, también.
Es mentira todo este tema de los datos sobre los MENA. Está contrastado con la historia de la delincuencia, las agresiones sexuales. Quien haga este tipo de actos, tendrá que responder por lo que ha hecho. No por su color de piel, ni por otras historias, ni por su condición sexual, ni creencias religiosas.
Cómo no voy a escuchar a alguien que pueda pasar en patera y que su mayor problema era que si volcaba él no sabía nadar. Yo sí pondría a mucha de la gente que protesta por ellos en una patera. Pero no a 20 km de la costa. A 50 metros. Para ir aprendiendo lo que puede ser esa inmensidad, ese tonelaje de agua que hay. Dejemos que hablen y vamos a escucharlos. Y vamos a escuchar también a la gente que está realmente trabajando ahí, de manera activa, y que nos cuenten las experiencias, y vamos a aprender.
– ¿Cómo te ha cambiado el proceso de crear este álbum? ¿Cómo era El Drogas de antes y de después?
– En principio, es un trabajo más. Te digo: me encanta mi oficio, estoy muy a gusto y cada trabajo que haga tengo que estar al 100%. Yo más no puedo dar. Esto seguramente en un futuro no sé si más próximo o más cercano va a formar parte de esa experiencia de mi vida para otro siguiente trabajo. Ahora mismo es un poco pronto para poder decir nada. Y luego sobre todo es la vida la que me va poniendo historias alrededor.
– ¿Quiénes son esas 'brujas' que dan el título a este trabajo?
– Para mí las brujas son las palabras. Las que tienen el secreto de todo, y que como bien decía Eduardo Galeano, cuentan lo que ellas quieren, no lo que uno quiere. Al abrir el cuadernillo, Solo quiero brujas en esta noche sin compañía es un verso de Leopoldo María Panero que para mí es la hostia, y luego al abrir el libreto tiene un párrafo de Eduardo Galeano que, como escritor, a mí me alucina.
Y cuando ya uno aprende a no retarse con las palabras, comienza un viaje por el placer de la propia narración, que es un poco dejarse llevar no por lo que tú escribes si no por lo que las propias palabras te van diciendo.
– ¿Pasaréis por Ceuta?
– Por Ceuta no tenemos nada en concreto por ahora. Pero vamos, a lo largo del año puede que salga alguna historia para poder ir allá. La verdad que la última experiencia cuando estuvimos fue una gozada.
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