Driss, una vida arrebatada por el “abandono” de dos gobiernos

Solo quédate un poquito más. Estas podrían ser las palabras que les hubiera gustado pronunciar a los dos hijos de un padre que perdía la vida hace una semana. Dos jóvenes que ahora son huérfanos de padre. Un padre que peleó hasta el final, pero al que la muerte no le pidió perdón por las horas de vida que le iba a arrebatar.

Dos hijos a los que ahora la rabia parte el alma al encontrarse de nuevo sin su padre. Pero, ahora no es por su trabajo o su salud. En la tarde del lunes 25 de mayo se confirmaba la peor de las noticias. Se producía el segundo fallecimiento entre las personas que desde hace casi tres meses están atrapadas en su país de nacimiento a consecuencia del cierre de fronteras decretado por Marruecos el pasado 13 de marzo.

Se trataba de Driss Aboufiras, un marroquí de 45 años enfermo de insuficiencia renal aguda, diabetes y tensión arterial. Desde hace tiempo estaba con un tratamiento de diálisis que, “tras cuatro horas, le dejaba casi sin fuerzas”, por lo que tres veces a la semana tenía que acudir al hospital en Chiclana de la Frontera (Cádiz), donde residía. Unas sesiones muy duras a las que le acompañaba “casi siempre” uno de sus hermanos que también vive en la localidad gaditana.

“Si él hubiese estado en España, no creo que le hubiese pasado esto de verdad”

Trabajaba “unas dos horitas o así en lo que le salía porque por su enfermedad no podía hacer esfuerzos”, pero sobre todo en la agricultura, explicó su hermano. Desde Cádiz enviaba dinero todos los meses a su familia, que vive toda en Marruecos, siendo él el único sustento de sus dos hijos y su mujer.

A finales de febrero Driss fue a Marruecos, concretamente a Seppat, para visitar a su mujer y a su familia y con el cierre de fronteras se quedó atrapado como otros muchos marroquíes residentes en España.

Desde el principio, la Asociación Amigos del Pueblo Marroquí ITRAN intentó ayudarle porque Driss necesitaba continuar con su diálisis y “encontramos una fundación en Casablanca que lo hacía gratuitamente”, explicó Ghassan El Habti, miembro de la asociación que siguió su caso desde el principio.

Pero esta fundación no llegó a atenderle “porque necesitaban su expediente médico, que lo tenía en España”.Como el viaje iba a ser solo para una semana el fallecido no llevaba encima la documentación, por lo que “no pudieron hacerle la diálisis en la sanidad pública marroquí y tuvo que buscarse la vida por su propios medios y la ayuda de familiares”, contó Ghassan.

Tampoco podía desplazarse tres veces por semana hasta Casablanca. Por eso, “con el dinero que él tenía y lo que pudimos darle entre todos, se hacía la diálisis privada allí en Marruecos”, relató uno de sus hermanos.

Cada sesión le costaba unos 750 dírhams, es decir, unos 250 euros a la semana las tres sesiones que necesitaba, a lo que hay que sumarle la medicación. “Tomaba unas ocho o diez pastillas diferentes que él se llevó de España, pero se le terminaron”, comentó el familiar. Sesiones que tuvo que interrumpir cuando se le terminó el dinero.

Esto, sumado a que ya no tenía medicación, hizo que a finales de marzo el estado de salud de este “humilde” marroquí se agravara considerablemente. Tanto así que él mismo grabó un vídeo en el que lanzaba un grito de auxilio y pedía ayuda. Un vídeo que se hizo viral tras su muerte pues se publicó en varios medios españoles y redes sociales, pero que El Faro, quien ha seguido de cerca el caso de Driss, no publicó hasta ayer para respetar el duelo de esta familia.

No obstante, la Asociación de Amigos del Pueblo Marroquí ITRAN continuó luchando para intentar ayudar a Driss y trasladó su caso a la Embajada de España en Rabat para intentar conseguir que viajara en el vuelo que Exteriores fletó el pasado 3 de abril. Un avión al que nunca llegaría a subirse porque “no fue de los elegidos ni para el del 3 ni para el del 7 de mayo cuando su caso sí que era grave y viajaron personas que estaban bien de salud”, continuó su hermano. “Desgraciadamente se nos ha ido por la dejadez de las autoridades españolas y marroquíes”, lamentó Ghassan. A pesar de la multitud de llamamientos que la asociación hizo también sobre la necesidad de que el residente en España “saliera urgentemente” de Marruecos y pudiera regresar a España “para poder recibir un tratamiento adecuado y controlado por su médico”, no se hizo nada.

“A Driss le ha sido imposible viajar tanto en el vuelo del 3 de abril como en el 7 de mayo, a pesar del vídeo publicado por él mismo pidiendo ayuda e informando que venía padeciendo delicadas afectaciones de salud”, indicaba la asociación en nota de prensa.

Por eso, desde ITRAN, denunciaban que a pesar de “la multitud de listas de enfermos que hemos enviado para tratar los casos con más urgencia, incluido el caso del fallecido”, “por desgracia”, tanto en los aviones como en los barcos “han viajado personas con excelente salud y se han dejado atrás a los más necesitados, como es el caso de Driss” que, finalmente, no pudo apuntarse en los formularios de las líneas navieras del día 22 de mayo y tampoco para el 28, puesto que su salud había empeorado “notablemente” en estos últimos días.

“Yo sé que Dios lo quiso así, pero un cien por ciento tiene la culpa la sanidad marroquí y la Embajada. Mi hermano no recibió un tratamiento adecuado y por eso falleció. ITRAN explicó su caso a la Embajada de Rabat y tampoco tuvo la posibilidad de venir el 3 de abril en avión. Su enfermedad es muy delicada y requiere mucha medicación. No es para estar atrapado. Si él hubiese estado en España, no creo que le hubiese pasado esto de verdad. El aquí tenía su tratamiento y estaba en lista de espera para un trasplante de riñón. Su muerte es responsabilidad de la Embajada y de la sanidad marroquí”, relató su hermano emocionado.

La Asociación Amigos del Pueblo Marroquí ITRAN anunció la semana pasada que convocará protestas y minutos de silencio en recuerdo de Driss Aboufiras en las delegaciones del Gobierno de todas las provincias de España. Además, la asociación ha propuesto a su mujer que abra una cuenta bancaria para que aquellas personas que puedan y quieran ayuden a la familia puesto que la familia “es muy humilde” y “económicamente lo están pasando muy mal”.

“No sabía ni dónde estaba y no podía ponerse en pie. Mi hermano ha sufrido mucho antes de morir”

“Al principio esto nos pilló muy sorprendidos. No pensamos en publicar nada de esto porque fue una sorpresa muy mala y un sufrimiento muy grande para toda la familia. Queríamos respetar los tres días de luto por mi hermano. Pero ahora que ya ha pasado el peor momento, creemos que no se debe pasar por alto. Los últimos 15 días estuvo hospitalizado en casa e inconsciente. No sabía ni dónde estaba. Perdió mucho peso. No podía ponerse en pie”, explicó el familiar.

La familia de Driss Aboufiras, como no puede ser de otra manera, está rota. Sus tres hermanos que viven en España no han podido ir a Marruecos “a llorar y enterrar a mi hermano”. Sus hijos de 22 y 10 años, y su mujer no encuentran consuelo. “Lo que más me preocupa ahora son esos niños, que no sufran ni se queden desamparados, y saber cuál ha sido la causa de la muerte de mi hermano, que no es otra que el abandono que ha sufrido. Mi hermano ha sufrido mucho antes de morir. No he podido ir a enterrarlo ni a abrazar a mi padre y a mis sobrinos. Lo estoy sufriendo solo y en silencio”, concluyó el hermano del fallecido.