"Hay que averiguar qué está pasando para que estos casos no se produzcan y para que se pueda mirar con dignidad a la familia de Ana"
No seré yo quien aproveche el momento para poner de vuelta y media a la consejera de Sanidad, Adela Nieto, después del drama sufrido por la familia de Ana María López García, a la que no se le pudo incinerar en Ceuta. No seré yo quien aproveche el momento porque vi a una mujer destrozada intentando dar una explicación a lo que ha pasado. No la hay, pero deberá haberla.
Dijo, y lo dijo bien, que no cabía excusa alguna, que solo era el momento de pedir disculpas para, después, indagar sobre lo ocurrido.
Porque si la Ciudad quiere comportarse con la honestidad debida y quiere ser leal con esta familia, debe investigar a fondo qué ha pasado y resolver de una vez por todas el desastre que rodea a determinados servicios públicos como el prestado con el horno crematorio.
¿La primera vez que ocurre algo así?
No. No es la primera que sucede. El de esta familia ha cobrado mayor fuerza mediática, pero ya ha habido personas que han tenido que enterrar a sus familiares sin poder cumplir con la voluntad de incinerarlos.
Eso ha ocurrido en Ceuta, se ha denunciado y no se han tomado medidas para saber, investigar y conocer en qué condiciones están estas infraestructuras. Si se parchean, si se quitan piezas de un lado para poner en otro, si los fallos se arreglan de esa manera, si todos los quemadores funcionan correctamente... Hasta me atrevería a preguntar si hoy por hoy, después del anuncio de la Ciudad, se puede hacer una incineración en condiciones.
¿Quién ha defendido que en Ceuta se podía estar funcionando con un solo horno?, ¿cuántas incineraciones han tenido que atrasarse porque no podían hacerse dos seguidas, lo que suponía alargar la agonía?, ¿se garantiza hoy que se pueda realizar una incineración sin problemas? Son cuestiones que, por dignidad, deben ser resueltas. Es aquí donde se debe exigir que Sanidad actúe con todas las de la ley porque lo que ha sucedido no ha sido más que la guinda que ha colmado un vaso de despropósitos.
Lo que ha pasado esta familia ha llegado al corazón y las conciencias de todos porque es indigno que te alarguen una agonía y que, encima, te den falsas esperanzas. Pero insisto. Lo fácil sería hoy atacar a una mujer que ayer estaba rota, que fue sincera a la hora de pedir disculpas.
Lo que debe hacerse es, si realmente queremos dar un ejemplo al ciudadano, garantizar que esto no vuelva a pasar. Y esto no se hace solo arreglando o medio arreglando un horno. No. Se hace averiguando qué está pasando para que estos casos no se produzcan y para que se pueda mirar con dignidad a la familia de Ana.