Dosifican la entrada de 15.000 personas por la frontera ante el ‘pico’ de porteadores

La Gendarmería les contuvo y la Policía Nacional autorizó su acceso progresivo a Ceuta sin priorizar a los transfronterizos, que se quedaron atrapados. El caos se prolongó varias horas.

La concentración de personas que pretendían acceder a Ceuta por la frontera obligó a dosificar su entrada para impedir el colapso del paso del Tarajal en la mañana de ayer. Los bloqueos empezaron a registrarse a partir de las las 8:00 cuando se acumularon unas 15.000 personas en el lado marroquí, según las cifras que baraja la Delegación del Gobierno. Con independencia de su elevada cifra, fuentes de solvencia explicaron que, mientras la Gendarmería marroquí les contenía, en los polígonos del Tarajal y alrededores circulaban entre 12.000 y 14.000 porteadores en busca de una oportunidad de cruzar un bulto de mercancías por el puente del Biutz. La Policía Nacional requirió, según las mismas fuentes, la activación de un sistema de ‘válvulas’ por el cual facilitaron la entrada de los porteadores a Ceuta conforme los aduaneros autorizaban su salida por el Biutz ya que el colapso de las naves podría tener consecuencias dramáticas Esa multitud ocupó los carriles de vehículos desde primer hora de la mañana llegando a inundar la zona internacional, de modo que, ante el inminente colapso de la frontera, Marruecos cerró la verja y evitó así el avance de esas miles de personas, según declararon testigos presenciales que se encontraron atrapados entre la muchedumbre. Una paralización del tránsito que también afectó a quienes querían salir al país vecino por la frontera. Desde la representación del Estado en la Plaza de los Reyes han informado de que las restricciones se prolongaron durante varias horas, hasta cerca de las 11:30 horas, el tiempo que requirieron para reorganizar el tránsito de estos miles de individuos retenidos en suelo del país vecino. Una labor en la que colaboraron las fuerzas de seguridad marroquíes y españolas. En el caso del Cuerpo Nacional de Policía, los agentes se encargaron de dosificar el acceso a la ciudad autónoma sin margen para priorizar entre porteadores y trabajadores transfronterizos, según pudo conocer este periódico. Ésto provocó ayer que, por ejemplo, las empleadas domésticas tuvieran que incorporarse tarde a sus puestos pese a llevar en la frontera, en multitud de casos, desde las 7:00 de la mañana y no llegar hasta casi las 12:00. El paso de peatones se convirtió en una auténtica ratonera atestada de personas que trataban de avanzar, en muchos casos a empujones, hasta la ciudad autónoma En la aglomeración hubo servicio doméstico, pero también funcionarios y menores que están escolarizados en centros educativos ceutíes, y que pasaron auténtico miedo por el hacinamiento en el que se vieron atrapados junto a sus padres, como narraron quienes presenciaron los ‘cierres’ intermitentes. Pero, sobre todo, predominaron los porteadores de mercancías, valoró la Delegación del Gobierno, también conocidos como camalos. En cuanto a los coches dedicados al transporte de mercancías, las filas alcanzaron ayer de madrugada, en el lado marroquí, el punto kilométrico en el que se encuentra el Hotel Ibis de Castillejos esperando la apertura de la frontera del Tarajal.

Varias avalanchas se suceden sin heridos graves en unos polígonos colapsados

Los bultos de tamaño “monstruoso” se mantienen ante la falta de auxiliares de seguridad que los controlen

Los polígonos del Tarajal están dimensionados para que unas 3.000 personas circulen por su interior, según personas que conocen el funcionamiento del recinto, es decir, cuadruplicaron el volumen habitual. Por encima de esa concurrencia, la situación se puede descontrolar dando como resultado avalanchas y estampidas que pueden traer un desenlace fatídico. Las alertas saltaron ayer cuando la presencia de porteadores osciló entre las 12.000 y 14.000 personas. Fue el momento en el que varias avalanchas humanas estallaron tanto en la fila de hombres como de mujeres, según relataron los testigos presenciales. Excepto por los desvanecimientos que padecen estas personas sometidas a esfuerzos extremos, no hubo heridos de gravedad, según recordaron las mismas personas. La Policía Nacional recurrió a un ‘juego de balanza’ que consiste en autorizar la entrada de porteadores por la frontera del Tarajal a medida que se van desalojando personas cargadas de mercancías por el puente del Biutz, lo cual provocó retenciones en la lado marroquí de la frontera. A pesar de que las restricciones al paso se ceñían a los camalos, el desorden en el país vecino impidió que colectivos como el de los trabajadores transfronterizos tuvieran prioridad sobre los porteadores con la consiguiente alteración de la rutina del lunes. No obstante, el puente del Biutz funcionó ayer con cierta regularidad en comparación con jornadas anteriores, marcadas por los cierres impuestos por Marruecos. Los bultos de tamaño “monstruoso” se mantienen aunque el coordinador general de los polígonos y los propios policías nacionales, fuera de sus competencias, colaboran en apartar aquellos fardos que exceden las dimensiones autorizadas. Seguridad privada Los auxiliares de seguridad privada que prestaban servicio el año pasado se encargaban de esta función. Un periodo en el que, dentro de los vaivenes que caracterizan a los polígonos, el control sobre el volumen del bulto fue mayor y permitió devolver cierta calma al ‘comercio atípico’.

Pasar un bulto casi equivale a un sueldo

Aumentan los porteadores atraídos por la rentabilidad de cruzar un fardo por el Biutz, ahora, a 70 euros l Ya por la tarde, las mujeres guardan turno en el Tarajal para ser las primeras al día siguiente

El salario mínimo interprofesional en Marruecos ronda los 1.100 dirhams, según quienes están familiarizados con las cuantías que perciben los trabajadores del país vecino. Algo que contrasta con las cantidades que los porteadores pueden embolsarse si logran cruzar un bulto de mercancías por el puente del Biutz, pase por el que se embolsan 70 euros en la actualidad, según estimaron ayer los propios porteadores. Este dinero rápido, aunque ‘sudado’ por las numerosas vicisitudes y calamidades a las que se enfrentan los camalos antes de cobrar y entregar el pesado paquete que llevan adosado al cuerpo, ha visto multiplicado su número desde hace un par de años. Con tan solo un fardo que trasladen hasta la explanada de Castillejos, pueden ganar unos 770 dirhams, una cantidad muy cercana al salario mínimo interprofesional que obtienen en el país vecino. La desorbitante cifra de porteadores registrada ayer, entre 12.000 y 14.000 antes del establecimiento de restricciones al paso por la frontera en la mañana de ayer, tampoco se puede atribuir en su totalidad a la entrada por la frontera del Tarajal, debido a que una importante bolsa de estas personas pernocta cada noche en los polígonos y sus alrededores. Es el caso de la fila de mujeres. Cada tarde, ocupan sus puestos en el último tramo de la frontera antes de la Aduana de la Guardia Civil. Allí esperan toda la noche para ser las primeras en entrar en los polígonos, cargar un bulto y llevarlo a cuestas hasta el Biutz. En la tarde de ayer, incluso antes de que anocheciera, las porteadoras que ya aguardaban su turno se contaban por decenas, incumpliendo con el límite horario de permanencia en Ceuta y con cualquier condición de estancia digna ya que duermen en plena calle, sufriendo las inclemencias meteorológicas, envueltas en cartones y plásticos con los que se resguardan del frío. Los hombres suelen encontrar cobijo dentro de los polígonos, donde comienza la cabecera de su fija hacia el Biutz.

Aglomeraciones por la tarde en el Tarajal

Los camalos se concentraron ayer en mayor número en los aledaños de la rotonda del Tarajal, llegando a ocupar la calzada en algunos momentos de la tarde. Su objetivo: pasar aquella mercancía que no lograron atravesar por el puente del Biutz por la mañana y que, seccionada en paquetes más pequeños, la intentaban cruzar por la tarde. Otros la transportaron en bicicletas y vehículos provocando retenciones en el último tramo de la carretera nacional N-352.