Me gusta el comportamiento de don José. Lo reconozco. Es un hombre al que se le ve venir. Al que sabes qué pregunta le tienes que hacer para escucharle mosqueado. Al que sabes qué pregunta no le debes hacer para que siga viviendo en esa luna de miel con un don Juan que se deja querer porque ha sufrido mucho y sabe lo que es tener a un Tony Tropicana enfrente. A don José, ayer, no le quedaba otra que defender al delfín. Y así lo hizo, encima con nota, como el chico aplicado de la escuela que no se conforma con el sobresaliente y que se mosquea si no consigue la matrícula. Pues igual. Demostró la devoción, el apego y el orgullo que tiene por el secretario general. Lo demostró como nunca lo hizo Jerónimo con Toñi Palomo, por eso ésta se lo cargó.
Ahora el crack se queda tranquilo contando con la devoción pública manifestada por su jefe, aunque los lectores no son necios y saben interpretar adecuadamente cuáles fueron las palabras de uno y las del otro. Después nos pueden traer todas las pantomimas que quieran, nos pueden organizar un canutazo a los medios por separado para contar la misma lección aprendida, e incluso nos podemos volver tontos, como los hijos tontos, e irnos a casa contentos porque don José no ha desautorizado a Carracao, eso son historias sacadas de contexto por periodistas con lengua viperina, cabreados por no sé qué. ¿Habrá hablado alguna vez el crack del PSOE con Toñi Palomo y le habrá explicado ésta como fue su campaña? Debe, porque fue su ahijado político, criado a los pechos de la Palomo, que nunca lo olvide, y contando con el visto bueno de un Salvador de la Encina que pisa Ceuta si no tiene más remedio que hacerlo.
Pues nada, que como don José siga así de sagaz, se va a convertir en ídolo de masas. Mientras yo me quedo con el apretón de manos a Carracao tras su intervención en plan ¿lo he hecho bien no hijo?
Pues sí, lo hizo muy bien.