Acaba de ver la luz el voluminoso libro ‘Mujeres en el exilio republicano de 1939’, editado por el Ministerio de la Presidencia Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, donde figura la doctora Antonia Castillo, en una ponencia presentada en aquel encuentro por el investigador y escritor de Ceuta Francisco Sánchez Montoya.
El libro está basado en el Congreso Internacional ‘Mujeres en el Exilio Republicano’ que se celebró en el Instituto Cervantes de Madrid en octubre de 2019, cuando se cumplieron 80 años del éxodo de la España vencida, inicialmente hacia la frontera francesa, y muy pronto hacia otros destinos europeos, africanos y americanos.
Además de los soldados del ejército republicano y las instituciones, salió un enorme contingente de población civil poco visibilizado en el que se hallaban muchas mujeres. Todas ellas, sintiendo la amenaza sobre sus vidas, se vieron igualmente forzadas a salir de sus hogares y localidades hacia rumbos inciertos.
El objetivo específico de aquel Congreso y de la publicación en la que participa el conocido historiador ceutí es dar voz a una parte de ese exilio que fue silenciada, dando el lugar que se merece a mujeres con un protagonismo crucial que todavía hoy carecen del reconocimiento merecido.
Una de ellas fue la doctora Antonia Castillo Gómez, una mujer comprometida con los ceutíes y que, según explica Sánchez, solía ofrecer charlas en la Casa del Pueblo de Ceuta sobre la maternidad y la lucha que debían emprender las mujeres para conseguir mejoras sociales. Su marido, el catedrático del Instituto Hispano-Marroquí de Ceuta, Luis Abad Carretero (prestigioso filosofo exiliado también en México), se encontraba fuera de la ciudad y no fue detenido, pero tras la Guerra Civil pasó por los campos de concentración de Orán, Francia y, por fin, el exilio mexicano junto a su mujer.
El historiador desarrolla que, pese a las ejecuciones llevadas a cabo en nuestra ciudad, la doctora Castillo continuó en su puesto de trabajo. En diciembre de 1938, recibió un escrito expulsándola del Ayuntamiento y se le prohibió ejercer su profesión. La represión ejercida le obligó a abandonar la ciudad. A finales de 1940 se la sitúa en Burgos y volvió a ser, al igual que en Ceuta, la primera mujer en formar parte del Colegio de Médicos.
En 1945 se exilió a México y unos años después viajó a Nueva York, siendo pionera en el estudio del cáncer. Mientras tanto, su marido estuvo prisionero en un campo de concentración en Orán.Una vez que los dos se reencuentran y viajan a México planifican sus vidas. Mientras que la doctora Castillo se especializa en el campo de la oncología ginecológica, su marido se dedica a la docencia en la Universidad azteca, periodo en el que publicó numerosos libros. A finales de 1970 regresan a España y un año después la doctora Castillo fallecería en Almería.
Su historia, narrada por Paco Sánchez, se suma a la de otras grandes mujeres haciendo una interesante relectura del exilio desde una perspectiva de género en un magnífico libro editado por Ángeles Egido, Matilde Eiroa, Encarnación Lemus y Marifé Santiago, con la colaboración de Luiza Iordache y Rocío Negrete, que prolonga el trabajo pionero de Josefina Cuesta.
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