Dos años hace que el coronavirus apareció en nuestras vidas y nos hizo cambiar para siempre. Ceuta, al igual que el resto del país, vivía uno de los momentos más complicados de la historia. Todos los ciudadanos debíamos encerrarnos en nuestros domicilios, un maldito virus nos hacía que entráramos inmersos en una fatídica crisis sanitaria. Los casos de coronavirus empezaron a aparecer en nuestra ciudad y el miedo se apoderó de la sociedad que poco o nada sabía de un virus que ya estaba haciendo daño en otras partes del mundo. Los que estuvieron en primera línea de batalla fueron los sanitarios, y la sociedad para agradecérselo salía a los balcones todos los días a las 20:00 horas e inundaba de aplausos las solitarias calles. Mucho de eso ha cambiado dos años después, pero lo que no ha cambiado es el trabajo incansable de los profesionales de la sanidad que siguen al pie del cañón lidiando con el virus. Un claro ejemplo de ello es Susana Ascaso, una caballa de nacimiento y médica vocacional desde su infancia. Y es que en su casa siempre se ha respirado un mundo sanitario que fue fomentado por su padre, ginecólogo en Ceuta desde 1969 hasta 2008, y su madre enfermera. En estos momentos, Ascaso desempeña sus funciones
en el Servicio de Urgencias del Hospital Universitario desde el año 2011. También estuvo realizando durante unos años guardias
en la Cruz Roja de nuestra ciudad, y se encuentra en excedencia como médico-militar, donde consiguió ingresar en el Ejército en el año 1999. Ascaso ha concedido una entrevista a El Faro, para contar las vivencias de estos duros 2 años.
-En unos días se cumplirán dos años desde el inicio de la pandemia, ¿cómo ha cambiado su día a día desde que apareció la pandemia? -Varias cosas han cambiado para el profesional de la medicina en estos años. Aparte de lo evidente que es el uso de mascarilla y distancia social, para nosotros lo más relevante desde mi punto de vista es la pérdida de espontaneidad y contacto con el paciente y su entorno. Me explico: antes de la pandemia se atendía al paciente junto a sus familiares, haciendo más calurosa y familiar la atención sobre la enfermedad del mismo. Actualmente el contacto es más lejano; a los familiares se les llama por teléfono para ser informados en el caso de que se encuentren ingresados en Observación o bien se les informa en la puerta de Urgencias de los pasos a seguir, siempre y cuando no sean niños, o personas necesitadas de terceros para andar o comunicarse.
-Hay personas que todavía sufren las secuelas del covid, ¿se han encontrado con más casos de covid persistente de lo que imaginaban? ¿Qué perfil presentan estos pacientes? -En Ceuta, la población afectada por covid persistente es cerca de un 20% de aquellos que se han contagiado, presentando múltiples y variados síntomas. La mayoría manifiestan debilidad o fatiga, escalofríos, sudor, falta de concentración en las tareas diarias o en el trabajo, pérdida de memoria reciente, sensación de ahogo, boca seca, afonía, artromialgias, mareos, cefalea.. En la esfera psicosocial también. Es frecuente encontrar pacientes con cuadros ansioso-depresivos, fobia a salir a la calle, a los hospitales por miedo al contagio... En resumen, distintos síntomas que impiden a la población tener una calidad de vida adecuada a sus actividades.
-¿Por qué ciertas personas se contagian con el covid-19 y otras no? -Aún no existen estudios con muestras suficientes que puedan dar explicación a por qué algunas personas no se contagian por coronavirus. Se han realizado distintos estudios como el de La Charité-Universitätsmedizin de Berlín, donde se evidenció que ciertas personas que no han enfermado por SARS COV2 presentaban linfocitos (células preparadas para la defensa contra enfermedades) contra el mismo, adquiridos por contacto previo con otros virus de la familia coronavirus desarrollando cierta inmunidad de reacción cruzada.
-De estos dos años, ¿cuál es el momento más duro que ha vivido profesionalmente? ¿Y personalmente? -Para mí los momentos más duros serán siempre los relacionados con el momento de transmisión de malas noticias, tanto al paciente como a los familiares. Esa faceta de nuestra profesión no la enseñan en la universidad y tampoco forma parte de nuestro argot diario. Las malas noticias no se aprenden. Se deben superar en cada ocasión como si fuera la primera vez. Sin lugar a duda y reiterándome, los momentos más duros han estado relacionados con las malas noticias a transmitir al paciente y familiares acerca de la evolución de un paciente y la impotencia de no poder hacer más de lo que se hace para ayudarlo. A nivel personal, todo está relacionado con la familia, como premisa en mi vida inculcada por mis padres; tener a mi madre sola en su casa y a los míos lejos durante la fase de alarma.
-¿Cuál cree que ha podido ser el mayor error que se ha cometido durante esta pandemia? -El mayor error en esta pandemia, al igual que casi todo en la vida, creo que ha sido infravalorar al enemigo al inicio. La falta de información eficaz a los sanitarios para poder preparar una logística adecuada a lo que estaba llegando, debiendo aprender sobre la marcha nuevos enfoques de atención integral contra el SARS- COV.
-¿Qué valoración hace del trabajo desarrollado durante estos dos años de pandemia? Los primeros meses tuvieron el reconocimiento de la sociedad en forma de aplausos, ¿cree que actualmente la sociedad ha olvidado un poco el papel fundamental que ejercen y que esta enfermedad no ha cesado? -Cuando se trabaja desde la motivación por ayudar a curar, mantener la salud o prevenir la enfermedad, creo que no hay nada que se pueda hacer mal. Se podrá hacer mejor o peor, pero nunca mal. Con respecto al reconocimiento de la sociedad, nadie puede decir que no se agradezca dicho reconocimiento, pero la Sanidad siempre ha estado y estará en todos los momentos y situaciones para ayudar al paciente, con o sin aplausos.
Por tanto no nos afecta que no nos feliciten ahora, lo que sí nos afecta lógicamente es que nos agredan física o verbalmente.
-El Colegio de Médicos de Ceuta se ha referido a la presión que padece Urgencias y reclama a las administraciones medios suficientes, ¿cuál es el problema? -En Ceuta, desconozco si en más Hospitales de España ha sido así, las primeras olas de Covid las llevamos el servicio de Urgencias en conjunto con UCI y Preventiva. Los pacientes ingresaban en un área que se creo para este fin, llamada Observación Respiratorio. Este área y la carga de trabajo durante las distintas olas, con esa noria de ambulancias con pacientes Covid que acudían en gran número, nos desbordó ya que contamos con el mismo personal que atendía a la población antes de la pandemia. Es cierto que se reforzaron con personal a distintos áreas dentro de Urgencias, pero no de facultativos al carecer de médicos en situación de desempleo. Añadir, además, que los médicos también nos hemos puesto enfermos durante estos dos años, quedando deficiente el servicio para atender a la misma población.
-¿Se aprecia entonces fatiga entre los profesionales, lo que ahora se conoce como el síndrome del ‘médico quemado’? -Sí, la sobrecarga de trabajo de los facultativos en Urgencias ha provocado cansancio, estrés y ansiedad que a día de hoy se sobrelleva.
-La evolución de la pandemia va a mejor, ¿qué situación nos espera? -La pandemia ha evolucionado de forma positiva gracias al desarrollo y aplicación de la campaña vacunal tan eficaz, y a la responsabilidad de la población que ha sabido responder a las exigencias para mantener la salud en todo momento a pesar del esfuerzo emocional y económico que ha supuesto. El futuro es incierto pero espero y deseo que el SARS- COV 2 se convierta en un virus mas de los muchos que existen que no asuste a la población cuando se le nombre.