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Los docentes, una medalla por su labor durante la pandemia

El CEIP Príncipe Felipe de Ceuta está reconocido oficialmente como de difícil desempeño, pero este jueves su Claustro volvió al tajo con una sonrisa en la boca. Este septiembre sí que sí, vuelve la normalidad, la de siempre, los besos y los abrazos, compartir lápices y gomas, recreos como los de antes... Tras el ensayo contenido del curso pasado, ahora sí que sí. Adiós a las mascarillas y al trauma de la pandemia, que conmocionó todas las facetas de cualquier centro educativo, más en un colegio como este, “una pequeña familia”.

El Pleno de la Asamblea ha acordado conceder este año una de las Medallas de la Autonomía de Ceuta al Cuerpo de Docentes (lo recogerán los directores del IES Clara Campoamor, Alfonso Roldán, y del CEIP José Acosta, Mercedes Herrera) para dejar constancia del “orgullo” y “agradecimiento” que siente la institución como representante de todos los ceutíes por la labor de ese colectivo “durante el periodo más duro de la pandemia, cuando posibilitó el mantenimiento de las clases para el alumnado caballa”.

El director del colegio pegado a la frontera, David Ugarte, extiende el mérito del galardón a “todos” los miembros de la comunidad educativa, entre ellos los conserjes, la plantilla de cocina, el Personal de Administración y Servicios (PAS)... Soledad Costa, que forma parte de ese último colectivo y lleva 14 años en el centro, es la que lo define como una piña, en las antípodas de lo que exigió la pandemia.

“Fue algo caótico... Tener que organizar un colegio para un año entero sin saber lo que iba a pasar mañana... Un día había que tomar unas medidas, al siguiente otras; ahora eran 28 días confinados, luego 15 y más tarde 10; la histeria colectiva con los síntomas y la higiene... Hubo que darle la vuelta a todo para intentar respetar las distancias de seguridad de 1,5 metros y adaptarnos a todas las demás restricciones”, recuerda Ugarte, que logró mantener un horario completo de actividad lectiva en medio del terremoto de la covid-19.

Cota se pasaba el día en la puerta del baño para que los niños tuvieran desinfección completa y se afanaba en limpiar cada dos por tres barandillas, pomos...

"El año pasado los niños vinieron muy asustados y no sabíamos ni si podíamos dar una tiza"

Alicia García, secretaria el colegio, se pasó agosto señalizando el centro para enseñar a los niños a moverse por el centro en condiciones de seguridad. “En septiembre de 2021 los recibimos con globos porque venían muy asustados, todavía con el gel hidroalcohólico, a la expectativa de lo que podría o no pasar, algo caótico y con miedo porque las maestras ni siquiera sabían si podían darle una tiza a un niño”, recuerda.

Ugarte valora que “los niños se adaptaron mejor y más rápido que nadie a pesar de que no se podían prestar nada ni tocar nada”. “Nosotros logramos pasar de 17 a 23 tutorías para rebajar las ratios a 15 estudiantes por aula rompiendo grupos, haciéndose cargo de estudiantes que no conocía...”, contextualiza el director.

"Tener que organizar un colegio para un año sin saber qué pasaría al día siguiente fue caótico"

Maika Gaona debuta este año escolar como jefa de Estudios, pero hasta ahora ejercía como maestra y recuerda que el ambiente académico se volvió “más frío” al perderse “el trabajo colaborativo”. “Ese aprendizaje común que adquieres debatiendo, con actividades manipulativas, se perdió”, reconoce la docente. “El hecho de dar un abrazo a un niño o entre compañeros... Había quien respondía normal y quien se ponía a la defensiva asustado, por lo que las emociones hubo que dejarlas un poco de lado, con cada niño con su material sin poder compartirlo, algo inconcebible en un colegio”, destacan Ugarte y García, que como el resto del Claustro se vio obligado a “romper con todas las líneas metodológicas que teníamos”.

“Los niños no podían ni jugar en el colegio, algo muy duro, porque esto no se puede comprender sin relación con los otros, sobre todo en Infantil, donde de repente veías niños de 3 años sentados de uno en uno... Aprendizaje hay, pero no es lo que se pretende”, añade el director.

García y Gaona cree que este curso será en el que se pasará página definitivamente de la pesadilla: “Ahora arrancamos de verdad porque este año vamos a recibir a todo el mundo sin mascarilla y con dos besos, saludándonos y tocándonos, con el comedor funcionando con normalidad, sin restricciones en los recreos, organizándonos a nivel académico sin limitaciones de Sanidad”, coinciden.

Pasar página sí, pero sin olvidar la lección. “El mundo entero ha hecho en este tiempo un esfuerzo bestial, todos... La sociedad dejó de ver la vida de una forma y se transformó”, opina Ugarte. A su lado, García cree que “algo se va a quedar”. “No podemos olvidar lo mal que lo hemos pasado y este reconocimiento es importante, pero el más relevante es el de la ciudadanía”.

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