La experiencia médica adquirida en Ceuta ha contribuido a la mejora de la situación sanitaria de Tanzania. Maria Inês de Gusmão Ramos, residente de Medicina Familiar y Comunitaria participó en un voluntariado en Moshi como parte de un proyecto presentado a la sección de Cooperación del Sindicato Médico ceutí, de la que forma parte.
“Me puse en contacto con varias oenegés que se dedican al área de la salud, pero debido a la pandemia algunas han interrumpido su trabajo en el terreno. Sin embargo, en Tanzania siempre siguió”, ha explicado De Gusmão, nacida en Lisboa (Portugal) hace 28 años. Al final dio con ‘Born to Learn’, una organización creada en 2011. Allí prestó apoyo en la labor sanitaria y analizó la situación de la región para proponer nuevas líneas de actuación internacional.
En este país del África oriental, señaló la facultativa, “falta mucha educación sanitaria”. También cuenta con “mucha cooperación, pero a veces se da material, se estropea y ellos siguen sin salir adelante”. La clave para avanzar en este área, apunta De Gusmão, pasa por “ir al terreno y formar a la gente”. Tanto a los estudiantes y profesionales como a la población en general.
La médica portuguesa impartió charlas sobre la estimulación cognitiva infantil o cursos sobre primeros auxilios que abordaban desde la manera de actuar ante un atragantamiento o de tratar las quemaduras. También participó en un estudio de nutrición entre los niños de la región y ofreció formación sobre distintas patologías y los “criterios de alarma” para decidir si ir a un hospital, y cuestiones más avanzadas para los sanitarios en formación. Pero todavía quedan tareas pendientes. Según refiere De Gusmão, hay enfermedades de las que los tanzanos no se tratan por el “estigma” que produce padecerlas, como la tuberculosis o el VIH.
Sus vivencias le han causado tanta impresión que suspira cuando se le pregunta por las lecciones que se ha traído de vuelta: “Me siento muy afortunada por los medios que tenemos, tanto a nivel de infraestructuras como educativo”.
Las personas a las que conoció en Tanzania, relata, tenían muchas “ganas de saber más” le planteaban numerosas preguntas. “Lo que recibes a cambio no es nada en comparación a lo que tú aportas”, afirma la joven.
Maria Inês de Gusmão, graduada por la Universidad Complutense de Madrid encontró a una edad muy temprana su camino. “Des siempre he sentido esa vocación, cuando era muy pequeña mi sueño era unirme a Médicos Sin Fronteras”, admite.
La portuguesa añade que le encanta “conocer nuevas culturas y otras formas de vivir”; ese fue fue uno de los motivos por los que eligió en 2019 el Hospital Universitario de Ceuta como destino para cursar su residencia médica. La ciudad autónoma le llamo la atención porque conviven cuatro culturas “en un sitio tan pequeño” y por su cercanía con Marruecos.
Empezó como voluntaria en residencias de ancianos y luego, una vez volcada en el área sanitaria, estuvo en Alejandría (Egipto). En la ciudad autónoma atendió a los inmigrantes en ‘La Libertad’ durante la pandemia, hasta que se les trasladó al Tarajal.
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