El cierre del albergue del Tarajal, que durante meses sirvió de acogida de marroquíes y españoles, ha sumido esa zona de las naves en el más puro abandono. Hace solo unas jornadas allí estuvieron Mohamed, Rachida, Pepe, ‘el veterano’... y tantos otros hombres y mujeres que habían encontrado un hogar y una familia. El cierre y posterior intervención de la Ciudad -que gestionó los traslados de los últimos de las naves a pensiones y al CETI- ha dejado olvidada una parte del polígono cuya imagen choca, de forma radical, con la que persiste, a duras penas, con algunos comercios operativos.
Cajas de cables al aire, mobiliario abandonado en plena calle, basura por todos lados, naves prácticamente abandonadas, paredes pintadas con leyendas de todo tipo, cuadros eléctricos sin protección... Sin una comunidad que se responsabilice de su estado, la retirada de las infraestructuras que en mayo tuvieron que activarse con urgencia ante la entrada de miles de personas por los espigones se ha hecho de forma torpe, brusca y sin un mínimo de intervención posterior para que, al menos, el lugar que sirvió hace unos años de escenario de una fluidez comercial sin igual, con periodos de caos y otros de normalidad, ofrezca una imagen de una mínima limpieza.
No solo se está ante un peligro de salud pública por la acumulación de residuos de todo tipo sino que también es más que evidente la inseguridad derivada de la cantidad de cableado prácticamente al aire o ya en el suelo.
Es la cara y la cruz de las naves, lugar al que siguen acudiendo ceutíes para adquirir determinados productos, ayudando a que los empresarios que siguieron apostando por quedarse allí, reconvirtiendo sus naves, puedan salir a flote después de la sangría de cierres, de ventas y alquileres de propiedades que una vez representaron un negocio floreciente.
Un puñado de empresarios se afana en que las naves no mueran, pero tampoco hay alternativa para reutilizar las zonas que han echado el cierre, que han quedado abandonadas y que evidencian una fotografía nada acorde con lo que, en breve, será la puerta de conexión con Marruecos. De nuevo.
Los políticos españoles piensan con los pies. Pretenden tirar abajo el Pueblo Marinero para construir un hotel que ni falta nos hace dejando a un montón de familias e inversores en la cuneta en lugar de invertir en las naves del Tarajal, por ejemplo, y no hablo de ayudas, hablo de invertir en condiciones y de remodelar a fondo las naves a costa de los dineros oportunos, eso y no otras inversiones es lo que necesita Ceuta
No importa ahora, cuando Mohamed VI lo estime oportuno, iremos a pagar alquileres a las naves de Castillejos, contrataremos personal de allí, pagaremos aranceles por traer mercancía europea que entre por tangermed, seguiremos reverenciando el régimen alauita, enviaremos fondos europeos para mayor gloria de la corona marroquí, y lloraremos porque no recibiremos ni un turista de los de antaño aquellos que pernoctaban en Ceuta, compraban mucho y disfrutaban de nuestra comida y buena bebida. Viva España
Tanto la delegada del Gobierno y sobre todo Juan vivas son culpables del deterioro del polígono, muchos propietarios estamos esperando ayudas para la reconversión, ayudas prometidas sobre todo por el gobierno de la ciudad, todavía estamos esperando las Famosas medidas prometidas por Juan VIVAS, eso sí las elecciones están a la vuelta de la esquina
Las fotos corresponden a la zona del Polígono pegada a la frontera, donde la Ciudad albergo la avalancha de marroquíes que entraron en mayo. El resto del Polígono del Tarajal tiene cada día mas actividad, donde se están instalando todo tipo de servicios. Con estas imágenes muchos ceutíes pueden ver el Polígono del Tarajal como algo peligroso, cuando la realidad es que es una zona tranquila, cómoda y barata para poder realizar sus compras. Y con mucho potencial en el momento que se abra la frontera.