Como te pedí el día de mi Primera Comunión:
“Papá ayúdame a conservar la luz de la Fe”.
Siempre me decía mi padre que tuviera consideración con todos los seres humanos que forman parte de este mundo porque nunca sabíamos donde los podíamos encontrar, el trató con respeto en dar la limosna al pobre, el respeto al sacerdote y sus descendientes o la imposición del Rátky recordando que en la guerra la hermana defiende al hermano.
Queda en la retina y en los rincones de mi memoria las pasiones y los sentimientos que recorren mis venas de la madre India por los bellos momentos que viví desde que mi padre nos cogía de la mano y nos llevaba de paseo en los traqueteos de los autobuses para disfrutar por la venta los rincones de Ceuta la tierra que lo acogió casi un juvenil con los brazos abiertos para enamorarse de mi madre siendo por testigo el Paseo de las Palmeras.
Pero nada tendría sentido si no fuera porque encontré la carta escondida cuando mi madre ya no estaba entre nosotros.
Aquella carta contaba como mi madre nació y se crió en el Patio Morales, y como siempre decía con orgullo que nació un cuatro de julio, mi padre le dijo que ese carácter independiente y de luchadora, lo había heredado de una fecha que es recordada en los Estados Unidos.
Mi madre cuando pasaron los doce o trece años recordaba que salían toda la generación del colegio porque, había que trabajar y con catorce años comenzó en la Sastrería diana, que estaba en el Paseo de las Palmeras, como aprendiz de costurera.
Cosas de la vida, al lado justo estaba el Bazar Nueva India, y teníamos muy buena relación con el dueño, así como con los empleados que venían a encargar la ropa y las aprendices de costurera tenían mejores precios, en la adquisición de productos orientales.
Con diecisiete años se conocieron, mi padre y mi madre, mi madre decía : era un joven apuesto, natural de la India que trabajaba para su tío en el Bazar mencionado.
La primera vez que mi madre lo vio le hizo “ tilín “, mi padre entró para hacerse unos pantalones y yo para verlo más veces al día, era la que siempre entraba en la tienda para pedir monedas de cambio o cualquier cosa.
"Mis padres se casaron un lunes 28 de febrero de 1966, en la Sacristía de la Iglesia de Santa María de África, los casó el inolvidable Padre Don Bernabé Perpén, lo de la Sacristía era porque los matrimonios de diferentes religiones en aquellos tiempos, no se podían realizar ante el Altar Santo"
Poco a poco fueron tonteando hasta que un día me pidió salir a dar una vuelta, así que se fueron viendo a “ escondidas “ durante un año, y las familias por las dos partes, no sabían nada.
Eran los tiempos donde el salir con una persona de otra raza o religión era algo poco visto, por aquel entonces , a principios de los sesenta, sólo había cuatro o cinco matrimonios mixtos entre cristianas e hindúes.
En 1962 mi padre habló con mi abuelo materno, el abuelo era un hombre sencillo pero comprensivo y accedió.
Cuenta en la carta mi madre que mi padre también tenía que comentarlo con sus tíos, eran entonces los parientes más cercanos que tenía en Ceuta, porque sus padres y hermanos vivían en la India, como los tíos de mi padre también estaban casados con cristianas, no pusieron pega alguna.
Pasaron cuatro años de novios, por aquel entonces el salir era ir al cine, al teatro Cervantes o los tapeos por los bares de la época.
Hay un inciso que es por 1964 cuando mi padre regresa a la India, después de estar ocho años seguidos en Ceuta, aquel viaje lo realizó en barco, la travesía fueron veinte días, aquel viaje cuenta mi madre, era para obtener la bendición de sus padres y hermanos, en el anterior artículo cuento la historia de la medalla, pero donde había dudas era por partes de sus hermanas y su hermano, parece ser que Occidente no estaba muy bien visto por el Sudeste Asiático y eso de la mujer europea creaba ciertas dudas, pero mi padre les dijo : “ no he venido a pediros permiso, si no a deciros que me caso “.
Mi padre estuvo ahorrando durante años y conseguir una casita de alquiler, sin olvidar que obtuvieron el permiso del Santo Padre, el Papa Pablo VI para poder casarnos, mi padre no quiso renunciar a su Fe Hindú, la cual conservó y llevó a gala toda su vida.
Mis padres se casaron un lunes 28 de febrero de 1966, en la Sacristía de la Iglesia de Santa María de África, los casó el inolvidable Padre Don Bernabé Perpén, lo de la Sacristía era porque los matrimonios de diferentes religiones en aquellos tiempos, no se podían realizar ante el Altar Santo.
En aquella época se ofreció un desayuno a los familiares y amigos en el Bar La Campana, para después coger el barco “ el correo “ en aquellos pocos enlaces a la Península, la luna de miel la realizaron entre Barcelona y Madrid.
Al regreso mi padre se dedicó de lleno al comercio, en aquella época iba despuntando poco a poco lo de los paraguayos, y mi madre a sus tareas del hogar, en agosto de 1967 nací yo, me pusieron Francisco Javier, mi padre me comentó en honor del primer misionero en la India, San Francisco Javier.
Mi madre recuerda en su carta, que la gente los paraba por la calle, y con disimulo se ponían a verme en el coche capota, para ver si era moreno o blanco.
En 1970 nació un segundo hijo, mi hermano Juan Carlos, hoy sacerdote hindú, en 1974 José Bernardo y en 1978, Miguel Ángel, “el pungro de mi padre“ que se casó en el mes de octubre por el ritual hindú.
Mi madre cuenta en su carta que quizá para la gente joven , su historia no tendría ningún interés porque hoy día todo el mundo da por sentado una sociedad multicultural, pero aquellos comienzos no fueron nada fáciles, sufrieron rechazo, alguna incomprensión, pero con aquel esfuerzo de ser una pareja elegante y señorial, fueron allanando el camino a futuras generaciones que han decidido casarse con alguien de diferente raza o religión.
Mi madre recuerda que nuestro padre era querido en el piso del Polígono por su integración en la cultura española, “ cantaba por Juanito Valderrama “ al mismo tiempo que muy apegado a la suya.
No quisiera dejar pasar al finalizar de dos banda sonoras que nos marcaron en la vida, cuarenta años se han cumplido ya de la película “ Disco Dancer “ de la industria Bollywood, sus canciones así como la coreografía de la película me marcaron el ritmo de mi vida acorde a mi sangre india, así como la película de James Bond “ Octopussy “ basada en la aventura bondiana con telón de fondo la India una vez más.
Por aquel entonces se estrenaba el “ Club Hindú “ en la calle Real 90 en los bajos del edificio, veníamos de jugar otro torneo de Diwali en todas las categorías y no se como por poco no me “ quitan la medalla “ en la entrega de premios, ya iban saliendo más gallos por aquel entonces pero a cada uno lo suyo, sudado en la tierra.
Hoy día apenas nos recordamos de manera extraña los paisanos, los antiguos si nos saludamos, los mayores ya no pueden decir aquello de “ tu hermano que “ porque es el representante indio más famoso de España, la generación joven ya los hay abogados, médicos, industriales, banqueros y algunos aspirantes a policía o bombero.
No hay sueño más grande en la vida que el sueño del regreso al lugar donde tuve que ir, el mejor camino es el camino donde todo queda escrito, cual si fuera alguna vez el camino imposible, no hubo jamás despedidas más grandes que un regreso o un retorno, porque Ganesh me inspiró como lo imposible, los obstáculos o lo difícil tantas veces apareciese en el camino.
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