Distritos 1 y 6: dos ‘ciudades’ tras el 24M

Los fieles seguidores de la teoría de las dos Ceutas –ésa que traza distancias económicas, culturales e incluso demográficas– tienen desde hace una semana otro argumento: el electoral.

Los comicios del 24 de mayo, con toda una catarata de datos y miles de interpretaciones adosadas, han dibujado preferencias y adhesiones, pero quizás más acusadas que las que dejó a su paso el escrutinio de 2011. Vencedores o vencidos a la hora del recuento final, las once formaciones que medían fuerzas ya intuían dónde se escondían sus respectivos graneros de voto: hubo quien no pisó el centro en campaña consciente de que la batalla andaba allí perdida y quien, por contra, se dejó ver pero intuía que la cosecha estaba asegurada y se volcó en la periferia. Las sorpresas, pese a todo, estaban aún por llegar. El veredicto ciudadano, volcado sobre las seis áreas geográficas en las que se reparte la ciudad cuando toca asomarse a los colegios electorales, arrojó hace siete días dos radiografías radicalmente opuestas de Ceuta. El ejemplo, en la confrontación de resultados de los distritos 1 y 6. Centro y periferia, feudo de Partido Popular y –aunque a años luz– de PSOE el primero, y cantera principal de votos de Caballas el segundo, amenazado de cerca ahora por la irrupción de MDyC, la formación moldeada y aupada por Fatima Hamed y gran sorpresa del 24M. La periferia quizás haya vivido el mayor terremoto. De la vital disputa por el distrito 6 (Príncipe Felipe, Príncipe Alfonso y Benzú) quedan dos estampas clarificadoras: la ya famosa llamada telefónica del líder del PDSC, Tarek M. Mizzian, en la que reprocha a una líder vecinal de Benzú su supuesta sintonía con el PP y los enfrentamientos verbales, resueltos incluso a puñetazos, entre apoderados de Caballas y de MDyC a las puertas del colegio ‘Reino Sofía’ en plena jornada electoral. El escrutinio dejo sonrisas y algún que otro chasco. Al PP, por ejemplo, se le esfumó por las rendijas de las urnas un espectacular 50 por ciento de los votos (amasó 482 frente a los 963 de 2011), y la contribución del distrito al resultado global del partido ha caído en medio punto (del 4,81 por ciento al 3,61). Al batacazo se suma el PSOE, aunque en menor medida. Los 467 apoyos recibidos por la candidatura de José Antonio Carracao merman en casi un 28 por ciento la recolecta de 2011. Si entonces esas barriadas sostenían el 18 por ciento de los votos socialistas, el 24M le aportaron sólo un 11,4. El distrito 6 reservaba a Caballas la única alegría de una noche amarga. De los tres grandes partidos fue el único capaz de superar la marca de hace cuatro años, con un crecimiento de casi el 8 por ciento. Un listón por encima de los 1.200 votos que le convierte de nuevo en primera fuerza política de la periferia, hasta el punto de que esas barriadas alimentan sus arcas con uno de cada tres votos que le conceden los ceutíes. La cosecha quizás podría haber sido mayor de no haber sido por la explosión de MDyC, que logró en Príncipe y Benzú su segunda mejor cota en la ciudad. El techo lo tocó Fatima Hamed en el distrito 4, pero el 6, donde medía sus auténticas fuerzas con la que fuera su formación de procedencia, le entregó 861 sufragios, algo más del 25 por ciento del total con el que cerró su particular 24M. Unos y otros, Caballas y MDyC, acaparan ya el 63 de los votos en la zona más lejana al epicentro de la ciudad. El centro, granero del PP Como si de otra Ceuta se tratara, las siglas y las cifras dan un vuelco cuanto más cerca del Palacio de la Asamblea. En pleno centro, en el distrito 1, al PP también se le han escapado más de 1.300 votos respecto a 2011 (un significativo 28 por ciento), pero el caudal de apoyos continúa siendo tan generoso que aún retiene seis de cada diez votos allí emitidos. El siguiente en la lista, el PSOE, puede presumir de haber incrementado su presencia en el corazón de la ciudad un 25 por ciento (838 votos frente a los 668 de hace cuatro años), pero el tirón de Vivas le deja aún en cotas sonrojantes: a algo más de 2.500 votos de distancia y a 45 puntos porcentuales tras el escrutinio. La tendencia monocolor –azul y blanco gaviota– del distrito 1, inalterable en la última década y media, deja datos llamativos. Por ejemplo que Caballas, el que hasta el pasado domingo era principal partido de la oposición, sólo haya sido capaz de convencer a 174 electores, un pírrico 3 por ciento de todos los que se acercaron a ejercer su derecho al voto en esa zona. Ciudadanos, que se estrenaba en la cita del 24M, le sobrepasó con creces (632 votos) e incluso formaciones minoritarias como Vox (otra de las que se estrenaba) cosecharon 126 apoyos, apenas a 50 de la lista que encabezaba Mohamed Alí. MDyC, en su primer examen electoral, convenció a 101 ceutíes en pleno centro, y Los Verdes a otros 117. Hasta ahí, los datos objetivos. Algunos, porque la maquinaria de los partidos ha diseccionado esta semana los cientos de dígitos y los someterá en los próximos días a sus particulares exámenes de conciencia. De puertas hacia dentro, porque hacia afuera, ya se sabe, siempre suelen ganar todos.

¿Hay explicación para la abstención?

A. G. / R. A. ceuta La noche del pasado domingo, cuando en el Hotel Ulises comenzaban a gritarle “presidente, presidente” a Juan Vivas, los medios de comunicación le pidieron al portavoz del Ejecutivo y consejero de Hacienda, Economía y Recursos Humanos, Emilio Carreira, su particular valoración de los resultados. Habló entonces de “consolidación de una mayoría que permitirá dar forma al programa del PP durante cuatro años” y de “una confianza suficiente” en forma de listón por encima de los 13 diputados, para “no tener así que hacer componendas políticas” en forma de pactos. Pero el que será de nuevo diputado en la Asamblea durante la próxima legislatura se atrevió a buscar explicación al desbordante índice de abstención que, convocatoria tras convocatoria, arrojan las citas electorales en Ceuta. La de hace siete días sólo logró atraer hacia las urnas a la mitad de los inscritos, con una abstención del 50,16 por ciento que volvió a colocar a Ceuta en cabeza de toda España en el capítulo de portazos a la participación. El Gobierno trata de buscar explicación y Carreira aportó en aquella jornada una que quizás tenga su fundamento sociológico. “Yo no creo que sea tanto una consecuencia del pasotismo, ni de la indignación con los partidos políticos. Habría que analizarlo desde el punto de vista de la residencia real”, apuntó el consejero. Estaba señalando, de forma directa, a esa bolsa de miles de residentes que figuran en el padrón municipal como vecinos –legalmente inscritos, y por lo tanto con derecho al voto– pero que en realidad lo hacen movidos por las golosas ventajas fiscales o de transporte. Residentes que proceden de otros puntos de la Península, que por cuestiones laborales están desplazados de forma temporal o definitiva en Ceuta, pero que los fines de semana cruzan el Estrecho y desaparecen, algo que también habrían hecho el 24M porque la política local les interesa poco o casi nada. La teoría de Carreira iba en esa dirección. “Son personas que trabajan aquí, pero que luego no están. Eso forma parte de la abstención, pero también la singularidad de Ceuta”, sugirió. En buena dirección o no la hipótesis, el balance de participación revela que el pasado domingo sólo se acercaron a votar 29.611 de los 59.412 llamados a las urnas. De ellos, 468 votaron en blanco y otros 434 vieron cómo los sufragios les eran anulados.