El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, ha comenzado este miércoles su discurso con motivo del Día de Ceuta señalando que 2020 pasará a la historia como un año trágico, como el año del coronavirus. Significó que ha sido “una tragedia cuyas víctimas mortales son su cara más dramática, más triste, más dolorosa. Triste y dolorosa por la muerte y por cómo esta llega, de forma inesperada, casi por sorpresa; triste y dolorosa por el desgarro irreparable que supone no poder acompañar ni despedir al ser querido en el último trance”.
Se refirió a que de manera unánime la Asamblea había decidido conceder las Medallas Autonómicas de este año a Juan Rodríguez Barrones, Juan García Torres, Carmen Raya Rodríguez, Samra Amar Ahmed y Ana Gil Díaz, las cinco víctimas mortales del virus en nuestra ciudad.
A continuación comenzó a relatar algunos apuntes de estas víctimas. En concreto sobre Juan Rodríguez Barrones señaló que “Juan conocía y apreciaba la importancia y el valor del tiempo, quizá sea éste uno de los motivos por los que le encantaba coleccionar relojes. El suyo, su tiempo, Juan lo empleó para caminar por la vida siguiendo la senda de la rectitud, sin engañar, traicionar ni hacer daño a nadie. Su mujer, sus tres hijos, sus dos nietos y el resto de la familia encontrarán siempre en Juan un ejemplo a imitar, un espejo donde mirarse”.
Sobre Juan García, íntimo de Juan Rodríguez, aludió que “era una persona entrañable, divertida, aunque no lo aparentaba, y participativa, con la que se podía contar siempre. Tenía unas cualidades artísticas verdaderamente sobresalientes. Como muestra, sus celebrados belenes y sus barcos en miniatura. Tres pasiones marcaron su vida: el mar; su tierra; a la que llevaba en lo más profundo de su corazón; su familia y su mujer, a quien conoció siendo una niña. En octubre llegará una nieta, y con ella una nueva ilusión, Juan no estará físicamente para recibirla, pero sí en espíritu para darle amparo y protección desde el espacio celestial que ahora lo acoge”.
Le tocó al turno a continuación a quien fue presidenta de los Grupos Alfau, Carmen Raya, que “es todo un ejemplo de esfuerzo personal y de generosidad, de generosidad sin límite. Generosidad para hacerse cargo de una estudiante cuya familia vivía fuera de Ceuta; generosidad en la tienda de comestibles que montó y donde todo el que llegaba obtenía lo que necesitaba, aunque no pudiera pagarlo; generosidad con sus compañeros del hospital, sin distinguir categoría ni condición; generosidad en el desempeño de sus funciones como presidenta de la Asociación de Vecinos de Alfau; generosidad y cariño para cuidar de su marido, Indalecio, afectado por una parálisis durante 35 años y al que subía en brazos hasta el cuarto piso en el que vivían. Entre sus mejores amigas, su perra Luna, con quien mantenía largas conversaciones y la ponía al corriente de todo lo que en la casa había ocurrido en su ausencia”.
Es la víctima más joven de todos los fallecidos, nada más que 27 años. De ella comentó el presidente que “estaba en la plenitud de la vida, y tenía toda la vida por delante. Para quienes la conocían era alguien muy especial, un fiel exponente de la mejor juventud de nuestra tierra: emprendedora, simpática, creativa, sensible y cariñosa, cariñosa con todo el mundo pero, sobre todo, con los más humildes. Sembró la semilla del amor, del amor con mayúsculas, allí por donde fue y en todo lo que hizo. Sirin es el mejor fruto de ese amor, la más bella obra de Samra, el vivo retrato de su madre, su prolongación en este mundo. Samra dejó dicho: no mueren las personas que permanecen vivas en el corazón de quienes las amaron. Es verdad, y por eso Samra sigue viva en el corazón y el recuerdo de sus familiares y amigos”.
Y escasamente hace unos días, Ana Gil. nos dejó y el máximo responsable del Gobierno autonómico explicó que “era una mujer alegre, activa, cariñosa, dulce y familiar, muy familiar. Estaba enamorada de Ceuta, de su querida tierra, a la que defendía y de la que presumía. De Ceuta le gustaba todo, pero si tenemos que destacar algún lugar o celebración que para ella mereciera el calificativo de inmejorable, debemos señalar, sin ninguna duda, el parque marítimo del Mediterráneo, donde disfrutaba y se sentía feliz, y nuestra Semana Santa, que vivía con intensidad y que no cambiaba por ninguna otra. Como decía, familiar, muy familiar; por eso, estoy seguro de que Ana se siente muy orgullosa de su excelente familia. Una familia que no la olvidará nunca, que la ha querido y la seguirá queriendo”.
Una vez realizado el homenaje a las víctimas sentenciaba el presidente que en los 20 últimos días de agosto la situación cambia de manera radical: “sufrimos un nuevo fallecimiento, se disparan los contagios y varias personas precisan de asistencia hospitalaria; para ellas nuestro sincero deseo de un pronto reestablecimiento. Estamos, por tanto, ante una segunda oleada sin duda preocupante, que nos exige hacer cuanto podamos para combatirla”.
Reflejó que cuanto se pueda hacer para ampliar los medios dedicados a las labores de rastreo, prevención, control, diagnóstico y atención primaria, entre otras; para atender las recomendaciones de los profesionales; para concienciar a la población acerca de la necesidad de evitar riesgos y de mantener una actitud responsable frente al virus; para tener preparado un plan de contingencia hospitalaria, habida cuenta las limitadas capacidades de nuestra ciudad; para procurar la seguridad sanitaria en los centros educativos; para proteger a los mayores y otros colectivos vulnerables.
El presidente habló de la necesidad de mucha unidad entre todos los ceutíes
Puso el énfasis en que “visto el panorama, no puede descartarse la eventualidad de desandar lo andado en cuanto a restricciones a la movilidad y en las comunicaciones. Ojala no sea necesario; en buena medida, de nosotros, de todos, depende que no lo sea. Todo lo que podamos para luchar contra el virus, y todo lo que podamos hacer para paliar sus devastadoras consecuencias económicas y sociales; en definitiva, para atender necesidades de emergencia social y para apoyar a nuestro tejido empresarial, a nuestros autónomos y PYMES”.
Dijo que Ceuta tenía, a partir de ahora, cinco prioridades:
Desde su punto de vista “cinco condiciones, cinco claves para el futuro y la supervivencia de nuestra ciudad, a lo que añado el deseo, por todos compartido, de unas buenas relaciones con el país vecino basadas en el respeto recíproco. Buenas relaciones de vecindad, pero no a cualquier precio; no hasta consentir injerencias que dañan la moral de nuestro pueblo y lesionan nuestra dignidad como nación”.
Dijo que se pondrán todos los medios para que esta segunda oleada no continúe incrementándose como sucedió durante el mes de agosto
Hizo un llamamiento a la unidad, al esfuerzo, “de mucho sacrificio, pero no es misión imposible: son muchas las veces a lo largo de nuestra historia en las que, por diversas causas, Ceuta se ha enfrentado a situaciones límite, de verdadera encrucijada, y siempre ha sabidomantenerse en pie, reinventarse, salir adelante, a base de audacia para descubrir nuevos horizontes y de coraje para resistir, por muy grandes que fueran las dificultades y duros y prolongados los asedios. Así ha sido siempre y, estoy seguro, así volverá a ser ahora”.
Se refirió a que el 2 de septiembre, “la efeméride que hoy conmemoramos, está íntimamente ligada al legado portugués, un legado que permanece vivo. Vivo en nuestra bandera, en el escudo, en la Patrona; vivo en la planta urbana y en el origen de los fueros; vivo en algunas de nuestras más queridas tradiciones; vivo en el carácter de ciudad europea en África. Pero un legado que no impide el reconocimiento, aprecio y puesta en valor, a través de sus brillantes huellas, del resto de etapas que, desde la fundación romana, configuran la rica y profunda historia de nuestra ciudad, una cadena a la que no le sobra ninguno de sus eslabones. Una cadena, una historia, que, además, constituye una prueba irrefutable de que Ceuta ha sido siempre una prolongación de la península en esta otra orilla, una permanente vocación de servir y defender a España, para lo que sea menester, cualquiera que sea el precio”.
Dijo que había motivos “para sentirnos orgullosos de lo que fuimos y de lo que somos; orgullosos de una tierra mágica, hermosa y diversa; de profundas raíces, de atardeceres de ensueño donde el cielo se funde con el mar; de gente amable y hospitalaria, que ha hecho del respeto al otro una manera de vivir y de compartir, en definitiva, de convivir; una tierra de respeto a los símbolos de la Patria y de cariño a quienes, sirviendo a nuestro Ejército, están dispuestos a darlo todo por ella, hasta la vida si preciso fuera. Ceuta es un pueblo noble y leal, forma parte de su ADN; por eso, siendo fieles a este espíritu, en cada acto solemne que celebramos, procede renovar nuestro compromiso de lealtad; lealtad a la Constitución, al Rey y a España, nuestra razón de ser”.
Sus última palabras fueron para dejar constancia del deseo compartido, de manera unánime por la Asamblea, de perpetuar en la memoria de nuestro pueblo el recuerdo de de Juan Rodríguez, de Juan García, de Carmen Raya, de Samra Amar y de Ana Gil.
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