El pasado sábado, un grupo de Menores Extranjeros no Acompañados estaban sentados en la playa de la Ribera como cualquier menor y vecino. De repente, dos agentes de Policía se acercaron al grupo pidiéndoles documentación. Como yo ya conocía a los menores porque meses atrás estaba trabajando como educador en un centro, me acerqué para preguntar lo que estaba ocurriendo. En ese preciso momento, escuché a los agentes diciendo a los menores que se largaran de la playa, recibiendo así un trato indigno por parte de los agentes.
Al hablar con el agente me comentó que no podían estar en una zona habilitada para personas con movilidad reducida posándose y tomándose fotos, pero minutos antes estaba una pareja que no tenía ninguna dificultad o discapacidad y estaban tumbados en el mismo lugar por lo que se lo comenté al agente pero este, en vez de dar una solución, me dijo que los menores no pueden estar en la playa sin ningún educador.
Yo le comenté que me responsabilizaba por si pasaba algo con los menores y saltó diciéndome que si me hago responsable que le diese mi DNI para multarme por dicho acto por lo que me negué. En ningún momento los menores estaban realizando algo indebido por lo que no entendí la actitud del agente; de repente este llamó a otros dos agentes para expulsar a los menores.