El inicio de una nueva etapa de relaciones entre España y Marruecos no solo está provocando el alejamiento de las fronteras de Ceuta y Melilla de cientos de inmigrantes subsaharianos que permanecían e intentaban cruzar desde las zonas de Tánger-Tetuán (para Ceuta) y Nador (para Melilla) sino que, además, diferentes activistas y, en este caso, Acción Social CGT Ceuta, aseguran que esto también está conllevando el incremento de los controles de documentación a ciudadanos con rasgos árabes que se encuentran residiendo en la península. "Es algo a lo que no se le da visibilidad", explican, "se han retomado las deportaciones tanto por vía aérea como marítima". Uno de los casos ocurrió hace pocos días en la ciudad de Sevilla cuando un joven de Tetuán, que había llegado hasta la capital andaluza hacía pocos meses y todavía estaba tratando de regularizar su situación legal, fue detenido y en pocas horas trasladado de regreso a su país de origen. Sin embargo, la denuncia va más allá porque, según explica la familia del joven de 22 años, se le deportó directamente hacia la zona del Sáhara, hacia El Aaiún, a pesar de ser natural y tener a toda su familia en el norte de Marruecos. "Se trata de algo incomprensible porque ahora lleva más de dos días para poder volver por sus propios medios hasta Tetuán", protesta la familia. Y es que la ruta para regresar le ha llevado desde la zona del Sáhara hasta Marrakech, de ahí en un autobús hasta Tánger y, finalmente, a Tetuán. En otras ciudades españolas, como es el caso de Valencia, también se han reportado casos. Además, organizaciones sociales advierten que estas deportaciones se están tratando de hacer con 'perfil bajo', es decir, sin que los ciudadanos marroquíes sean devueltos a lugares más visibles como serían los puertos de Tánger o la zona de Nador o Alhucemas, donde hay organizaciones sociales pro derechos humanos, sino haciendo que los retornos se realicen en lugares 'más discretos' a fin de no levantar críticas sobre las formas y procedimientos que se están llevando a cabo.