La familia de Meriem Ali está formada por siete miembros, además de los patriarcas, está compuesta por cinco niños de diferentes edades. No tienen una vivienda propia y desde hace 18 años viven de alquiler en unos 30 metros cuadrado. En verano el calor es asfixiante y en invierno el frío cala hasta los huesos.
La realidad habitacional, social y sanitaria es de total indignidad, ya que la vivienda donde reside la familia de Meriem está construida en condiciones muy precarias, “temo que un día de estos el techo se derrumbe”, comenta Meriem señalando el techo resquebrajado cubierto en repetidas ocasiones por capas de pintura, pero que aún así impiden disimular el precario estado en que se encuentra. No es sólo ese techo, es toda la vivienda en sí, que da la sensación que en cualquier momento podrá desplomarse. Ni siquiera alcanza las cotas de vivienda digna, ni una sola persona podría habitar allí al carecer de un cuarto de baño. Ya que el espacio que la vivienda tiene dedicada a este habitáculo tiene unas dimensiones de un metro cuadrado, en el que se puede distinguir un sanitario que carece de cisterna, un grifo con pendiente donde supuestamente se asean y un orificio con salida a la calle por donde accede agua cada vez que llueve, lo que provoca que se inunde la estancia.
Dadas estas circunstancias, Meriem Ali ha estado apuntada desde hace 18 años como demandante de las viviendas de Emvicesa, la cual le deniegan en cada nueva asignación. “No entiendo cómo lo hacen, me gustaría que alguien me dijese dónde está el truco porque yo cumplo todas las condiciones y siempre me la deniegan”, comentaba. Ante la impotencia de la situación, desde hace más de 6 años Ali se ha dirigido en cada asignación de viviendas al Defensor del Pueblo para hacer uso de su poder y que éste pudiese llegar a mediar con la Empresa Municipal de la Vivienda. La respuesta del órgano, como ha podido comprobar El Faro en los escritos que mostraba Meriem, han sido siempre los mismos: “Remitiremos su situación con urgencia a la empresa”. Y ahí finaliza toda respuesta que la familia ha obtenido durante estos años. “Me dicen siempre que hay gente más necesitada que yo. Pues somos una familia de 7 miembros viviendo en menos de 30 metros cuadrados con 1.000 euros al mes”, subrayaba Ali. “Conozco casos mucho mejores que el de mi familia que les han asignado vivienda, de hecho la mitad del Príncipe ha recibido un inmueble, pero claro tengo constancia de que hay mucho enchufe”, comenta desesperada Meriem.
La familia de Ali, explican, reúne todos los requisitos solicitados para poder optar a un inmueble, y hacen un llamamiento a las autoridades para que revisen su caso. “He ido a todos los partidos políticos y ninguno me ha dado la solución, incluso he solicitado al Ayuntamiento que venga a ver mi casa, pero no recibo respuesta ni si quiera de las peticiones de reunión que he demandado con el presidente de la Ciudad”, explica. Con todo ello la mujer sólo reclama uno de los derechos básicos constituciones a los que todos los españoles tienen derecho y ‘supuestamente’ deben tener garantizados como es el de una vivienda ‘digna’. “Mi pregunta al presidente de la Ciudad y a todos esos directivos que giran la cabeza es: ¿Podría estar usted viviendo en una casa de 30 metros cuadrados con una familia de 7 miembros? Creo que no se lo puede imaginar”.
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