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Día de la Madre: historias de auténticas luchadoras

Día de la Madre solo hay uno en el calendario, aunque en realidad todos deberían ser fiesta para ellas, las personas que nos han dado la vida y nos han traído a este mundo. Seguramente hoy sea el día en que más “mamá, te quiero mucho” se escuchen. Este domingo, también en Ceuta, se celebra el Día de la Madre.

Será un primer domingo de mayo diferente, pero algo más cercano a la realidad que conocíamos antes. Es un día para celebrarlo con ellas y junto al resto de la familia o para recordar a las que, por culpa de la pandemia, ya no están entre nosotros.

Los más pequeños de la casa también viven hoy uno de sus grandes días, con una mezcla de ilusión y nervios, y con el regalo realizado en el colegio escondido desde hace un par de días. Y es que las madres tienen superpoderes. Por suerte, los nuevos tiempos, la conciliación laboral y el reparto de tareas también van consiguiendo poco a poco que tengan que sacar menos esos superpoderes.

Ser mujer, madre y trabajadora es un reto diario al que se enfrentan en el día a día

Capaces de trabajar en casa y fuera de ella, tener tiempo para todo sin demostrar cansancio, ser madres, educadoras y, muchas veces, el sustento de la economía familiar. Así lo cuentan Emilia, María del Carmen y Naira, tres madres que son el ejemplo de que estirar las 24 horas del día como un chicle es posible, y más si es por un hijo.

Emilia Ortiz Bastida es madre de seis hijas, las cuatrillizas Mónica, Irene, María, Ester,de 23 años, y las dos pequeñas Julia, de 19, y Beatriz, de 16. En su casa en la avenida de Madrid no conocen lo que es el aburrimiento, aunque el hecho de ser madre de seis hijas le ha dado mucho trabajo.

“Desde siempre” quiso ser madre. “A mí siempre me han gustado los niños. Poder dar mi vida a favor de otra persona, el poderla cuidar, el poderla educar bajo mi punto de vista, aunque yo siempre digo que los padres tampoco acertamos siempre porque no venimos con un manual de instrucciones, sino que la vida te va enseñando”, explica Emilia.

María del Carmen Arana Arana nació hace 50 años en Trebujena (Cádiz), pero por motivos de trabajo ella y su marido se mudaron a Ceuta. Desde que se casaron, cuando María del Carmen tenía 26 años, quisieron ser padres jóvenes. Pero el destino no se lo puso fácil y antes de tener a su primera hija, Natalia, esta vecina de la calle Alfau sufrió cuatro abortos y otros dos antes de tener a Samuel.

"Cuando ya lo tienes en los brazos es algo inexplicable y nada más lo siente la que es madre"

“Es algo inexplicable porque cuando además, tanto lo deseas y has tenido tantos problemas, todavía es mayor satisfacción. Pero no es el día que te enteras que estás embarazada porque ese día no dejas de ir al baño a ver si mancho o no y estás con el miedo. Realmente, cuando ves que han pasado ya los tres primeros meses y la cosa sigue para adelante ya estás superfeliz. Y cuando ya lo tienes en los brazos es algo que no se puede explicar, nada más lo siente la que es madre en ese momento”, confiesa.

Naira Machuca Vega también quería ser madre “no muy mayor” y calculó la edad que tendría según fueran naciendo sus hijos “porque la naturaleza es sabia y no es lo mismo ser madre más joven que más mayor”. Con 24 años tuvo a su primer hijo, Daniel, y poco después tendría a Sara, 11 años; María, 8; y Carlos, de 7.

Para Naira fue una emoción ser madre. “Antes de mujer, te sientes madre. Parece una tontería, pero te sientes realizada como mujer que va a ser mamá. Porque la duda de si vas a poder o no, siempre se tiene hasta que te lo confirman. En mi caso nunca he pospuesto nada porque el tema de la economía siempre ha estado muy alto o bien muy bajo, o entre medias. Pero yo siempre he tenido lo de la maternidad muy despierta”, confiesa.

Madres las 25 horas del día y todos los días del año.

Todo el mundo coincide en que las madres se merecen más de un día de celebración. “Totalmente porque si el día tuviera 36 horas, serían 36 horas. Nunca paramos y nunca descansamos. Yo cuando ellos eran muy pequeños siempre decía que tenía muchas ganas de que se hicieran mayores, pero lo decía con la boca chica porque me daba pena que crecieran. Cuando veo las fotos de mis hijos de pequeños me echo a llorar, pero yo quería que se pusieran grandes no porque me molestasen, sino por lo que implica ir a trabajar sin tener dónde dejar a tus hijos”, suspira María del Carmen Arana.

En este punto, también coincide Naira. “Ser madre se es los 365 días del año y las 24 horas porque se ponen malos, llega una edad que comienzan con la rebeldía y se creen que son mayores, te tienes que poner a estudiar con ellos, tienes que enseñarles una serie de valores... Es una lucha día a día porque una madre siempre está ahí”.

Emilia sabe bien lo que son las noches en vela cuando sus hijas estaban enfermas. “Por ejemplo cuando entró la varicela en mi casa, la cogieron todas, y con las bronquitis lo mismo. Estábamos un mes y medio. Que se pongan malos es inevitable y también que se lo contagien porque de pequeñas hasta los chupetes se los cambiaban. Ha sido mucho trabajo, pero muy gratificante. Además, Irene nació con un problema en las piernas y siempre hemos estado de viaje y de operaciones a Málaga. La verdad que todos los días es el día de la madre porque cuando son mayores tienes otras preocupaciones, pero madre siempre se es”, considera.

Seguro que algún detalle recibirán estas madres “coraje” en este día, aunque las tres familias aseguran que lo pasarán, como la mayoría de los ceutíes, “en casa y en familia todos juntos”. Un poco más agridulce será para Emilia que hace un mes perdió a su madre. Hoy también es el día de ellas, de las que no están, pero siempre estarán de una u otra forma. Para todas, ¡feliz Día de la Madre!

El reto de ser madre y trabajadora: "El Estado debería ayudar a madres y empresas para que no seamos un inconveniente"

María del Carmen se queda “siempre con lo positivo” de haber podido ser madre, pero reconoce que sufrió mucho con los abortos y con la dificultad de compaginar su vida laboral con el cuidado de sus hijos. Su marido y ella son sanitarios, y recuerda cómo muchas veces debía “darle el cambio de guardia con los niños en la puerta del hospital”.

Ser madre trabajadora no es fácil y para ella el Estado debería hacer algo al respecto. “Cuando dicen que hay discriminación salarial por sexo yo diría que lo que hay es discriminación por maternidad porque la mujer es la que se tiene que coger la baja, tenemos que reducir la jornada, y muchas veces dejar de trabajar.

El Estado yo creo que debería de ayudar a las madres trabajadoras y a las empresas para que no seamos un inconveniente”.

“No podía tener niños y llegaron todas de golpe”

Emilia sabe bien lo que es ir a la carrera, pasar lista en el coche o perder a alguna de las niñas. No ve mejor forma de celebrar este día que con ellas, sus hijas, pero reconoce que el día a día cuando eran pequeñas era una batalla: ir al colegio, lavar todas las ropas sin lavadora, dar los biberones de dos en dos o las noches con fiebres todas, claro.

“Lo que pasa es que cuando más me han necesitado yo no estaba trabajando pero porque no tenía trabajo no porque no quisiera trabajar. Y cuando estaba trabajando pues iba tirando dejándolas con alguien”.

Para Emilia y su marido, Manolo, fue un milagro quedarse embarazada. Y es que para la familia significó “mucha alegría tener cuatro niñas a la vez, ya que no podía tener niños, me puse en tratamiento y llegaron todas de golpe”.

“La verdad que cuando fui la primera vez me dijeron que eran tres, pero que una era más pequeña y se podía quedar en el intento. La siguiente vez me dijeron que eran cuatro y pregunté: ¿será verdad no? No vaya a venir otro día y sean más. Lo que sí que me dijeron que eran tres niños y el otro no se veía. Pero a mí me gustan las niñas y lo pedí tanto tanto, que vinieron todas las seis niñas”, bromea.

Una educación en valores: “Hoy en día en la calle no encuentran nada bueno”

Para Naira sus hijos “se han criado solos entre comillas”. Aunque ahora está en paro, cuando estaba trabajando tenía que dejarlos con sus padres o con su hermano el mayor.

“El trabajar en la calle supone que, por mucho que mi marido me ayude en casa, hay una serie de cosas en las que la figura materna es fundamental porque una madre siempre es una madre. Aunque mis hijos han sido niños buenos y no han dado problemas”.

Pero, sin duda, para ella lo más importante es la educación de sus hijos y que adquieran “unos valores que hoy en día en la calle no los encuentran”.

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