El sonido de las olas en la playa de La Ribera se unía al de los cuencos tibetanos en el centro de un grupo de más de 50 personas, todas ellas dispuestas con sus esterillas mirando al mar. Un ambiente que invitaba a la relajación, pese a los ruidos del tráfico que emanaban unos metros más arriba, sobre la calle Independencia. Al frente del grupo, la profesora de yoga Edith Rivas dirigía esta clase enmarcada dentro de las actividades organizadas por el Día Internacional del Yoga.
Una vez todas las esterillas y toallas colocadas frente al mar, empezó la clase con los habituales pranayama o técnicas de respiración en donde el abdomen cobra una especial importancia, así como torsiones para preparar al cuerpo para los siguientes movimientos. Teniendo en cuenta que son clases abiertas, estuvo enfocada, durante muchas explicaciones, para personas que nunca han participado de una clase de yoga, evitando posibles lesiones por un mal movimiento.
Una vez inmersos en este ambiente de relajación, procedieron a realizar el conocido ‘saludo al sol’, compuesto por diferentes posturas o asanas, combinadas a su vez con la respiración. Se trata de una de las posturas más completas y que forma parte indiscutible de toda clase de yoga que se precie. Con más o menos dificultad, el grupo, formado en su mayoría por mujeres, culminaron varios saludos como una introducción al resto de asanas.
Dentro del grupo, que fue incrementando pese a haber iniciado la clase, había varios niños, que acompañados de sus madres copiaban los gestos que hacía el resto de la clase.
Durante más de una hora, los participantes siguieron las instrucciones de Edith Rivas completando cada asana. Este tipo de clases abiertas, promueven el conocimiento de estas técnicas de relajación y de bienestar.
Dentro de las actividades preparadas para la celebración de este día, se organizó un taller para padres y madres con sus bebés de cuatro a 15 meses. La idea, según explica la profesora Anabel Benítez, es practicar desde temprana edad las técnicas de relajación con el fin de que los bebés, una vez que vayan creciendo, sepan afrontar con tranquilidad los problemas que se van a suscitar en sus vidas. Bajo la idea de “educar y criar en calma”.
En el primer bloque de la clase, se enseñó a los progenitores el tradicional masaje indio Shantala, una técnica de relajación para los bebés con la idea de que lo puedan practicar en casa. “Que adquieran un hábito y se adapten al tiempo que tengan en casa y a las demandas que les vayan pidiendo su bebé”, explicaba Anabel Benítez.
El siguiente bloque se enfocó en un grupo de asanas que estuvo orientado a las madres y padres, para que puedan dedicarse tiempo mutuamente. Y finalmente, se destinó un apartado para respiración.
Aunque se trata de un taller para madres y padres, Benítez reconoce que son más madres las que acuden, por lo que abre una invitación a los padres, para que también compartan este momento en familia.
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