El 28 de diciembre se celebra el día de los inocentes. ¿ Quiénes eran? ¿ De dónde viene la tradición de tomarle el pelo al personal y que se le quede cara de culo mientras los bromistas se desternillan de la risa?
Un poco de historia no viene mal para meternos en faena.
Día de los Santos Inocentes es largo conmemoración de un episodio del cristianismo: la matanza de los niños menores de dos años nacidos en Belén, ordenada por el rey Herodes con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret.
Pero ¿Qué tendrá que ver este hecho con las risotadas, con las cuchufletas que son planeadas minuciosamente.
¿Por qué se hacen bromas el 28 de diciembre?
Los Saturnales eran importantes fiestas romanas que celebraban las últimas semanas del año en honor al dios Saturno. Durante esos días era costumbre realizar reuniones entre los gobernantes y gobernados. Según la tradición, se ofrecía pan con un haba en su interior y quien hallaba el haba era nombrado rey de forma temporal.
El rey de “broma” se aprovechaba de los asistentes gastándoles bromas y se cree que de aquí surge la costumbre de gastar “inocentadas” dicho día. El haba del roscón de reyes. Las bromas del pueblo y el nada que ver con la matanza de Herodes.
Cómo decía mi profe de latín “identidad de significante no comporta identidad de significado”.
La tradición pasó al Roscón de Reyes; quién le tocaba el haba se convierte en un efímero rey que pasa luego a ser vilipendiado. Pasa de ser un afortunado a convertirse en el hazmerreír. Para más Inri paga el roscón.
Y así, buscando cualquier excusa para celebrarlo todo pasamos a la acción. Fuimos preparando “ fechorías de juventud”.
Recuerdo que en una acampada, al despertarnos le dijimos a un amigo que ya vería lo que le habíamos hecho en los cataplines. Ni corto ni perezoso bajose los calzones enseñando la churra a todos los espectantes espectadores. Otra vez le enterramos el pan (era de buen yantar) y armó una zapitiesta tan grande que tuvimos que devolvérselo después de amenazarnos y maldecirnos.
También, a este inocente Compañero, pasando la noche en una casa abandonada, se sintió indispuesto, se dirigió a una habitación y tapó su zurullo con una madera. La madera resultó ser un cuadro de la Purísima que amaneció como ustedes se imaginan. Le gritamos algunos piropos: anatema, malandrín, bregarás en el infierno; siempre repetía que él no sabía que el retrato dibujaba a la madre de Dios.
Hace un par de años y siendo la pandilla con más de 55 tacos a cuestas, le comentamos si su loro estaba bien dotado. El animal hacia las delicias de nuestro protagonista: piruetas, jugar al fútbol, bailar sardana hacer el pino puente. Le pasamos una foto con un loro enseñando sus vergüenzas que eran más grandes que las del negro del whatsapp.
Tuvo que consultar a un veterinario para quitarnos la razón. Fueron tantas las carcajadas que cada vez que lo recordamos lloramos a moco tendido con risas de locos.
Otra de las anécdotas más graciosas con este amigacho fue que se cambió los calcetines cuatro veces en dos horas pues el guasón de turno le iba criticando los colores de esa prenda.
Siempre se enfadaba y nos salía por peteneras pero cada vez que lo veíamos planeábamos algo. Caía en la trampa.
Y así decía el gran Aristóteles " El hombre es el único animal capaz de reír'. Ahora se practica la risoterapia.
Este CAÑONAZO es un buen ejemplo de ello.