Este artículo hubiera sido más oportuno publicarlo el pasado Día de la Hispanidad, pero preferí no interrumpir la serie que tenía en curso. Anteriormente, el Día de Extremadura, ya avancé algo de pasada sobre el mejor derecho que entiendo tiene Guadalupe (Cáceres) sobre Zaragoza para celebrar el Día de la Hispanidad. Pero, en Derecho, casi todo gira alrededor de la prueba; no basta con alegarlo, hay que demostrarlo, como hoy intentaré hacer aquí para que se conozca la verdad, se aclare la confusión creada sobre el origen de la Hispanidad y la mayor legitimidad de su celebración que entiendo tiene Guadalupe sobre Zaragoza, por si fuera posible reparar esta otra injusticia cometida con Extremadura y los extremeños.
Las relaciones de Extremadura con América y la Hispanidad hunden sus raíces más profundas en Guadalupe desde antes del Descubrimiento. Cristóbal Colón siempre se encomendaba a la Virgen de Guadalupe. La visitó en 1485 para pedirle protección y suerte en la difícil empresa del Descubrimiento que se disponía a emprender. En sus tres viajes a América llevó siempre consigo una réplica de la Virgen extremeña. Al descubrir la isla de Guanahaní, la llamó Guadalupe en honor a la Virgen guadalupeña. Tras finalizar cada viaje siempre volvía a Guadalupe en acción de gracias. Consta escrita en el Diario de Navegación de la nao Santa María su promesa hecha el 14-02-1493 en alta mar de visitar Guadalupe a su regreso del primer viaje, como cumplió. Y los primeros indios que trajo de América los bautizó en Guadalupe el 29-07-1496 como Cristóbal y Pedro. Por eso Guadalupe fue llamada “Pila bautismal del mundo”.
Los Reyes Católicos visitaron Guadalupe hasta 22 veces. Allí se entrevistaron con Colón en 1486 para preparar e impulsar el Descubrimiento. Desde allí, el 30-04-1492 enviaron un escrito a Palos de Moguer urgiéndoles que pertrecharan las tres embarcaciones cuanto antes; y otro escrito el 20-06-1492 enviado a Juan de Peñasola, extremeño, de Villanueva de la Serena (Badajoz) y jefe de su Casa Real, para que activara el viaje. Y, bajo la advocación de la Virgen de Guadalupe, se descubrió, conquistó y evangelizó América, surgiendo luego allí numerosas advocaciones canónicas a dicha Virgen (en México, Bolivia, Uruguay, Perú, El Salvador, etc). Guadalupe se convirtió en lugar universal de peregrinación.
En el primer viaje de Colón ya iban nueve extremeños embarcados, aun siendo Extremadura territorio continental sin salida al mar. Cientos de extremeños, audaces y valientes, se lanzaron a embarcarse para América, surcando grades océanos bravíos y mares procelosos, logrando ser las figuras más estelares de aquella gesta (Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Pedro Alvarado, Núñez de Balboa, Francisco Orellana, Hernando de Soto, Inés Suárez, Juan Rodríguez Suárez, Pedro de Valdivia, García de Paredes, etc…). De 1492 a 1599, constan en el Archivo de Indias más de 7.000 extremeños listados para América, entre descubridores, conquistadores y evangelizadores.
Pues esos intensos vínculos de hermandad de Guadalupe y Extremadura con América fueron reconocidos canónicamente con tres Decretos papales: 1). El 12-10-1906 el Papa Pío X proclamó a la Virgen extremeña Patrona de Guadalupe. 2). En marzo de 1907, el mismo Papa la proclamó también Patrona de Extremadura. 3). El 29-10-1928 Pío XI la coronó como “Hispaniarum Regina” (Reina de las Españas), denominación entonces dada a las 21 naciones que hoy forman la Hispanidad, actuando como legado pontificio el Cardenal Primado, Pedro Segura, en presencia del rey Alfonso XIII, quien puso en manos de la Virgen de Guadalupe su bastón de mando, con la plegaria: “Os entrego los destinos de España”. El 11-09-1993, la Unesco declaró el Monasterio de Guadalupe “Patrimonio de la Humanidad”, en base a que: “la famosa imagen de la Virgen de Guadalupe ha sido el símbolo más representativo de la cristianización de una gran parte del Nuevo Mundo».
La única imagen de la Virgen investida “Reina de la Hispanidad” es la de Guadalupe. Ninguna otra ostenta tan preciado título que lleva grabado en la lustrina de su imperial corona. Eso, por sí solo, confiere derecho y legitimidad a Guadalupe para que la Hispanidad sea en ella celebrada, o en Extremadura. Esa Virgen ha sido la estrella que más ha brillado en la bóveda de los cielos hispanoamericanos y faro que más gente de América y del mundo ha atraído a visitarla. El Descubrimiento de América el 12-10-1492 bajo su advocación fue el hecho más transcendental de las relaciones españolas con la Hispanidad, porque hizo posible el contacto entre Europa y América, o "encuentro de dos mundos", transformando la visión anterior que del propio mundo se tenía y posibilitando la gesta de la conquista, evangelización y culturización de América. Y Extremadura y los extremeños han sido de los que más contribuyeron a tan ingente obra.
En cambio, Zaragoza y el Pilar (lo expreso con mi mayor respeto) apenas mantuvieron relaciones con América y la Hispanidad, habiendo sido muy aisladas, recientes y meramente celebrativas. Hasta el año 1613 Zaragoza celebraba sus fiestas del Pilar el día 2 de enero, porque ese día del año 40 (siglo I), la Virgen Pilarica se apareció al apóstol Santiago a orillas del río Ebro, indicándole que se construyera allí un templo, en el que luego se ofició la primera misa en España, cuya primacía y privilegio nadie puede disputar a Zaragoza. Pero eso nada tuvo que ver con el Descubrimiento ni con la Hispanidad. Después, el año 1613 Zaragoza cambió su fiesta del Pilar del 2 de enero al 12 de octubre, porque este día es la onomástica de la Pilarica. En base a ese cambio al 12 de octubre, hizo coincidir su festividad con la del Descubrimiento, siendo aprovechada tal coincidencia para empezar a relacionar Zaragoza con América.
Hasta 1918, lo que se conmemoraba era el Día de la Raza, sin que tampoco Zaragoza apenas guardara relación con el mismo. El nombre de “Raza” lo acuñó Faustino Rodríguez Sampedro, Presidente de la Unión Iberoamericana. Las dos primeras veces se celebró en 1914 y 1915 en la Casa de Málaga en Argentina. En 1918 se celebró en Madrid, pero como Fiesta Nacional de España, según Real Decreto de 15-06-1918, firmado por Antonio Maura y Alfonso XIII. Como la referencia a la “raza” suscitó recelos en algunos países hispanoamericanos, el obispo vizcaíno Zacarías de Vizcarra propuso en 1926 cambiar el nombre por el de “Hispanidad” en un artículo publicado en Buenos Aires, concibiéndola como: “Conjunto de todos los pueblos de cultura y origen hispánico, diseminados por América, Europa, África y Oceanía”. El nombre de Hispanidad – escribía - a todos honra y a nadie humilla, al no incluir ninguna nota racial que pueda señalar diferencias. Es el nombre de la gran familia de veinte naciones hermanas, que constituyen una unidad superior a la sangre, al color y a la raza”.
Al nombre de “Hispanidad”, se adhirieron Miguel Unamuno en otro artículo publicado en el periódico La Nación de Buenos Aires; Ramiro de Maeztu el 15-12-1931 en un discurso pronunciado en la Academia Española, también publicado en el periódico “Eco de España” y recogido en el número 2 de la Revista “La Hispanidad” el 1-10-1935 y en “El Español” en 1944; igualmente el Cardenal Primado, Isidro Gomá, y casi todas las naciones hispanoamericanas.
Con anterioridad, por Decreto de 4-01-1928, el general Franco fue nombrado Director de la Academia General de Zaragoza. Allí emparentó con el prestigioso abogado Ramón Serrano Suñer, tras haber éste contraído matrimonio con Ramona Polo Martínez-Valdés, hermana de la esposa del general. Cuando Franco accedió al poder, nombró a Serrano Suñer Ministro de la Gobernación y después de Asuntos Exteriores. El 12-10-1939 se celebró en Zaragoza el “Día de la Hispanidad” como “Año de la Victoria”. Allí, Franco manifestó: “Zaragoza es un escenario incomparable. El significado profundo de la fiesta es la compenetración íntima del homenaje a la Raza y la devoción a Nuestra Señora del Pilar, por la unión cada vez más estrecha de España y América”. Pero Franco no instituyó en Zaragoza la Hispanidad de forma continuada, sino más bien lo contrario; porque entonces se dijo: “Se alternarán los lugares que en lo sucesivo habrán de servir de nuevo marco para darle mayor amplitud”. De hecho, en 1943 el Día de la Hispanidad se celebró en Madrid.
La polémica confusión surgió el 25-06-1941, al celebrarse en Guadalupe un homenaje al conquistador extremeño Francisco Pizarro en el IV Centenario de su muerte. Presidió el evento Serrano Suñer, representando a Franco. El Guardián del Monasterio de Guadalupe, fray Santiago Gorostiza, hizo una documentadísima exposición sobre la relación de la Virgen de Guadalupe con Hispanoamérica, atreviéndose a plantear al ministro que diera una respuesta oficial sobre qué advocación de la Virgen, entre Guadalupe y el Pilar, tenía más derecho a celebrar la Hispanidad.
Serrano Suñer encargó un exhaustivo informe al Consejo de la Hispanidad por él presidido; cuyo organismo recabó dos dictámenes técnicos a dos ilustres historiadores: sobre la Virgen del Pilar al padre franciscano Carlos G. Villacampa, aragonés; y sobre la Virgen de Guadalupe al padre jesuita Constantino Bayle, extremeño. Ambos historiadores presentaron el suyo llegando a la misma conclusión: “Mientras Guadalupe había estado muy presente en el descubrimiento, conquista y evangelización de las Indias, la presencia iconográfica-devocional del Pilar no llegó al Nuevo Mundo hasta mediados del siglo XVII, cuando el culto a la Virgen extremeña ya estaba sembrado por toda América”. Fueron entregados a Serrano Suñer el 15-12-1941 por el padre franciscano Juan R. Legísima. Pero el ministro los silenció, y nunca más se supo de ellos ni se dio respuesta al problema planteado, dejando la polémica sin resolver, “sine die”. El padre Bayle publicó el suyo en la revista Razón y Fe y el padre Villacampa en su libro “Santa María de Guadalupe en Indias”. Ambos dictámenes eran inequívocamente concluyentes en favor de Guadalupe.
A la luz de lo expuesto, creo que no cabe sino concluir preguntándose: ¿Por qué siendo sólo la Virgen de Guadalupe la que ostenta el título de “Reina de la Hispanidad” y habiendo mantenido, junto con toda Extremadura, tan intensos y sólidos vínculos de hermandad con América, ambas han terminado siendo marginadas de la celebración de la Hispanidad?. Que tan modestamente defienda yo aquí a Guadalupe y Extremadura, apenas tiene importancia. Pero lo que no se puede hacer es desoír y desconocer - tras haberlos recabado - tan autorizados dictámenes técnicos como los que cito de prestigiosos historiadores. Es por ello, que lo único que aquí pretendo es que se restablezcan a Guadalupe el derecho y la justicia que le asiste, desde su reconocimiento por dos Pontífices a su Virgen extremeña como “Reina de la Hispanidad”, conforme a las razones históricas y jurídicas por mí expuestas, en vez de seguir celebrándose fuera de Guadalupe por meras razones pasadas de conveniencia u oportunidad.
La Fiesta de la Hispanidad, aunque haya terminado celebrándose el 12 de octubre asociada a la “Fiesta Nacional” y al Pilar en Zaragoza, nunca fue instituida allí de forma oficial. En 1958 Franco declaró el 12 de octubre “Fiesta Nacional” (Decreto de Presidencia del Gobierno, de 10 de enero). Con la democracia, la Ley 18/1987 confirmó el 12 de octubre como «Fiesta Nacional”», sin aludir a la Hispanidad, recogiendo sólo que: «simboliza la efemérides histórica en la que España, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los Reinos de España en una misma Monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos».
Conclusión: Ninguna norma dispone que la Hispanidad deba celebrarse de continuo en Zaragoza, sino sólo la “Fiesta Nacional”. La mera celebración ocasional conjunta hizo luego asociarla a ambas festividades; debiendo ser repuesta a su estado inicial y continua celebrándose en Guadalupe. En tal sentido, formulo modestamente mi petición a quienes tengan competencias y capacidad decisoria, para que sea devuelta a Guadalupe y Extremadura la conmemoración del Día de la Hispanidad, que es como corresponde en derecho y en justicia.