El ingreso, hace unos meses, de una persona en el Hospital Universitario, tras haberse inyectado ampollas anabolizantes para mejorar la musculatura hizo saltar todas las alarmas, motivando la apertura de una investigación llevada a cabo por la Guardia Civil y que ya ha sido dada por finalizada. Esas ampollas se las habían facilitado otros usuarios de un gimnasio en el que solían encontrarse. En el operativo se ha procedido al decomiso de gran cantidad de ampollas anabolizantes, así como a la detención de dos agentes del Instituto Armado y del suministrador de las pastillas. En el caso de los dos guardias civiles, han sido acusados de una presunta relación con un delito contra la salud pública, aunque no han sido suspendidos de servicio hasta conocer qué implicación delictiva estima la autoridad judicial que existe. Todavía no han prestado declaración ante el juez, que deberá citarles para que aporten su testimonio, por lo que desde el Instituto Armado se está a la espera de conocer dicho paso para actuar de acuerdo al régimen disciplinario vigente de manera cautelar si fuera procedente.
Uno de los guardias fue detenido en el propio gimnasio en el que estaba entrenando por otro compañero que se presentó de paisano y procedió a su acompañamiento hasta el cuartel. La tenencia de este tipo de mercancía para su propio consumo no sería ilegal, pero sí su tráfico y venta a terceras personas a cambio de un dinero. Esto, unido al hecho de que a un comprador de estas pastillas no le hubieran sentado bien ocasionando su ingreso en el clínico de Loma Colmenar, da forma a una serie de circunstancias que deben ser analizadas por la autoridad judicial para saber qué postura se debe adoptar en torno a este asunto.
Tanto a los propios agentes como en el interior de sus casas, se localizó gran cantidad de ampollas que constituían la mercancía que después venderían a otras personas con las que podían coincidir en los gimnasios y que reclaman este tipo de consumo para aumentar su musculatura. En la investigación llevada a cabo por la Benemérita se ha tenido en cuenta el escenario de los gimnasios para conocer del movimiento de este tipo de sustancias y proceder a la práctica de los arrestos. La Benemérita sólo ha tenido conocimiento de una sola persona que haya tenido que ser ingresada en el Hospital por sufrir una reacción a este tipo de sustancias. Para su adquisición se requiere prescripción médica.