El estado de alarma tuvo también sus consecuencias directas en los delitos relacionados con
la inmigración clandestina que afloran en Ceuta. Una
frontera del Tarajal abierta deja vía libre a constantes intentos de embarque de inmigrantes que usan documentación falsificada para cruzar a la Península. Lo contrario, un paso cerrado a cal y canto, tal y como está ahora -y así lleva casi cuatro meses ya- convierte el delito que más se comete en Ceuta en una mera anécdota.
Por eso resultan sorprendentes las escasas historias de marroquíes que son sorprendidos en
el puerto intentando embarcar con destino a Algeciras empleando un documento de identidad alterado previamente. Esta semana la
Policía Nacional ya se ha encontrado con los primeros casos de marroquíes que están atrapados en nuestra ciudad y que han sido sorprendidos intentando acceder al embarque con un DNI falso. Las pequeñas redes dedicadas al tráfico de personas no descansan, a pesar de que su ‘volumen de trabajo’ no sea ahora el esperado por la anulación del flujo de personas en el espacio fronterizo. Antes de que apareciera la pandemia del coronavirus eran muchas las personas que intentaban esta vía para tratar de alcanzar la Península y varias fueron las condenas por falsificaciones de DNI a la hora de intentar salir de Ceuta o situaciones similares. Lo que antes era constante ahora es anecdótico, pero evidencia que el tráfico de documentos y su alteración para atribuírselos a otro portador como si fuera el legítimo sigue funcionando.
Mientras, otros marroquíes atrapados en nuestra ciudad persisten en su intento de escapar pero hacia otro lado, hacia el lugar de origen, bordeando el espigón del Tarajal que separa Ceuta del vecino país haciéndolo a nado a pesar de los riesgos en los que incurren en demasiadas ocasiones y que dejan imágenes insólitas, ir de Ceuta a Marruecos y no al revés.