El cantante de Marruecos Saad Lamjarred fue detenido el domingo en Saint Tropez, en la Costa Azul francesa, tras la denuncia de una mujer que le acusa de haberle violado, un delito por el que ya había sido imputado en Francia.
La Fiscalía de Draguignan, citada hoy por el diario "Nice Matin" en su página web, indicó que Lamjarred se encuentra bajo arresto desde ayer por la mañana por unos hechos que sucedieron en Saint Tropez en la noche del sábado al domingo.
Este arresto, inicialmente de 24 horas, podría prolongarse 24 horas más según las necesidades de la investigación.
El cantante marroquí (33 años) ya había sido inculpado y encarcelado por "violación agravada" y "violencias voluntarias agravadas" cometidas en París en octubre de 2016.
Entonces una mujer de 20 años le había denunciado por haber sido agredida en la habitación del hotel del artista en vísperas de un concierto.
Fue liberado en abril de 2017 pero a condición de estar controlado con un brazalete electrónico.
De nuevo en abril de 2017 fue igualmente imputado por violación en Francia, sobre la base de las acusaciones de otra mujer que dijo haber sido agredida en Casablanca (Marruecos) en 2015.
El cantante marroquí Saad Lamjarred, arrestado la pasada noche en Saint Tropez (Francia) por una nueva denuncia de violación, lo tenía todo para ser una estrella sin igual en su país: ídolo musical en el mundo árabe, protegido del rey Mohamed VI y objeto del deseo de millones de jóvenes.
Sin embargo, su comportamiento sexual está labrando su ruina: la víctima de Saint Tropez, que lo acusó de haberla violado en un hotel, es ya la cuarta mujer que lo denuncia por los mismos hechos: dos sucedidos en Francia, uno en Casablanca y otro en Estados Unidos en 2010.
El cantante ha pasado ya seis meses encarcelado en Francia por "violación con agravantes", y puesto luego en libertad condicional en abril de 2017, con la obligación de llevar una pulsera electrónica atada al tobillo, lo que no le impidió regresar a Marruecos el pasado marzo para grabar su último éxito "Ghazali, ghazali".
La popularidad de Lamjarred no se ha visto hasta ahora perjudicada, al menos en su país, y el cantante se ha beneficiado incluso del apoyo personal del rey Mohamed VI, quien le pagó su defensa en su último conflicto con la justicia y le proporcionó los servicios de su bufete de abogados preferido en Francia, Dupond-Moretti.
Sus fans llegaron incluso a organizar una manifestación en apoyo a Lamjarred ante el Consulado de Francia en Casablanca, en el que famosos cantantes marroquíes y ciudadanos de a pie desfilaron con gritos como "Todos somos Saad" o "Que suelten a Saad", poniendo en duda la honradez de la denunciante Laoura Prioul y llegando a cantar el himno nacional.
Saad Lamjarred, de 33 años, es algo así como el cantante que Marruecos nunca había llegado a tener en el mundo árabe, donde ha conquistado el éxito con sus ritmos modernos y pegadizos, donde se mezclan aires árabes con músicas urbanas occidentales, apoyados con vídeos innovadores donde los símbolos marroquíes siempre aparecen "revisitados" con un punto de ironía.
Así, el vídeo "Al Maallem", de 2015, acumula 659 millones de visitas (algo nunca logrado por un músico árabe), gracias a una iconografía moderna pero en la que no faltan las chilabas, los gorros "fez" rojos, el palmeral de Marrakech o la intrincada medina de la misma ciudad.
Lo más sorprendente es que Lamjarred canta siempre en el dialecto árabe de Marruecos, que siempre ha tenido problemas para llegar a los países del oriente árabe, hasta el punto de que muchas estrellas marroquíes han adoptado dialectos egipcios o del Golfo para poder triunfar allí.
Lamjarred nació en una familia burguesa y de cultura artística: su padre, Bachir Abdou, fue un popular cantante en su juventud, y su madre, Nezha Regragui, una conocida actriz. En este ambiente, no es extraño que desde pequeño se sintiera atraído por la música, y en 2007, con 22 años, se clasificó finalista en el concurso SuperStar de música árabe. Su carrera no había hecho más que comenzar.
Los padres de Saad Lamjarred no solo han defendido siempre la honorabilidad de su hijo, según ellos víctima de calumnias y envidias, sino que han orquestado varias campañas de solidaridad y desagravio.
Pero Saad no solo ha contado con el apoyo familiar, sino que -como tantos artistas marroquíes- ha sabido arrimarse al poder y sumarse a causas más políticas que artísticas: así, grabó su clip "Ghaltana" en el Sáhara Occidental, lo que fue interpretado como una declaración de apoyo a la llamada "marroquinidad del Sáhara".
Y, más recientemente, se sumó a la veintena de artistas que "regalaron" al rey Mohamed VI una canción por su 55 cumpleaños, el 21 de agosto, en la que enumeraban todos los logros que el monarca ha traído a su país durante su reinado.
Mohamed VI, que en el pasado tuvo a bien publicitar su apoyo jurídico al cantante ante la Justicia francesa, ¿volverá ahora a hacerlo, cuando se acumulan las causas por depredación sexual sobre el "golden boy" marroquí?.
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